Nada

Tamara Montero
Tamara Montero CUATRO VERDADES

OPINIÓN

26 sep 2016 . Actualizado a las 08:00 h.

A veces hace falta. Dejar que la batería del teléfono se consuma. No saber quién reflexiona qué. Que la vista descanse de decenas de fotografías que te asaltan desde cualquier pantalla. Que dejen de importar los estados de las amistades virtuales. Sin avisos de mensajes, ni filosofías baratas en 140 caracteres. Sin preocupaciones electrónicas ni agobios redactados en código binario. Abandonarse por un día. Sentarse en el sofá y empezar a tejer un nuevo jersey para el invierno. O coser ese botón de la camisa que, por suerte, localizaste cuando decidió dejarse caer de la misa.

Que el único sonido que te acompañe sea el de la tertulia radiofónica, el runrún que sale del podcast que hace semanas que quieres escuchar. O dejarse acunar por el espeso silencio de la soledad. Zambullirse en un buen libro y tragárselo en una tarde, devorarlo. Viajar con la mente. Encender la televisión y ver capítulo tras capítulo de esa serie que llevaba meses en la cola de reproducción mientras fuera las primeras lluvias del otoño golpean los cristales. Llorar con una película triste o reírse a carcajadas con una comedia. Aceptar el reto de hornear un pan casero para el desayuno del día siguiente. O simplemente planchar mientras la mente vuela, se escapa, viaja a cientos de miles de kilómetros de distancia. Imagina otras vidas, otros lugares, otras personas. Alejarse. A veces, pulsar el botón de apagado. Y, por fin, desconectar.