Baroña precisa una operación urgente

J. R. NOIA/LA VOZ.

CULTURA

Los expertos reconocen la necesidad de regular el flujo de visitantes para frenar el deterioro que sufre el castro

24 abr 2011 . Actualizado a las 17:31 h.

Su éxito de público es tal vez su mayor condena. Y es que los más de 100.000 visitantes al año que se calcula que pasean sin control sobre sus piedras son, junto a la pasividad de las Administraciones, que han permitido un primer plan que contempla actuaciones de ordenación tan simples como la señalización de un camino de acceso al yacimiento, los principales problemas que perjudican al castro de Baroña, el segundo más visitado de Galicia tras el de Santa Tegra.

Su acceso por carretera es premonitorio. La AC-550 es el vial por el que se llega al castro, con una única señalización para los vehículos que proceden de Santiago después de atravesar el municipio de Noia y llegar a Porto do Son. Una suerte que no disfrutan los turistas que llegan de las Rías Baixas, previo paso por Ribeira.

El acceso al castro se hace por un camino intuitivo y fruto de la improvisación de quienes no conocen ni tienen dónde informarse. Un todo vale que en verano llega al esperpento. Lo mismo sucede en la península sobre la que se levantaron las primeras piedras en el siglo I antes de Cristo. Heces, calzoncillos y hasta una moto de cros trepando entre los restos empedrados son los tristes detalles que algunos recuerdan. Así es la vida de este castro. Siempre sometido al civismo de quienes lo recorren.

Baipás de urgencia

Para calibrar el estado de este paciente patrimonial, la Xunta ha sufragado un chequeo completo. El primero en 14 años. El diagnóstico no es bueno. Implora una operación urgente que va más allá del lifting. Exige un baipás para salir del estado comatoso en el que se encuentran seis zonas calificadas de críticas, así como otras actuaciones en su entorno. El posoperatorio tampoco será fácil. Además del sentidiño de quienes lo recorran en un futuro, habrá que regular el flujo de visitantes, delimitar los diferentes senderos de acceso y erradicar otras sendas oportunistas que desvirtúan el monte perimetral. La construcción de un centro de interpretación es otro de los sueños eternos que nunca ha pasado de ser un proyecto en los despachos.

Aun así, cabe decir que no son solo malas noticias las que giran en torno a este yacimiento sonense. La reciente aprobación de un plan especial específico para el recinto después de 16 años por parte de la corporación municipal de Porto do Son contempla todas estas actuaciones, siendo, según los expertos, un hito que supondrá el «kilómetro cero» para empezar a hablar de una nueva y mejor vida para el castro.

Aquí juega un papel importante el Gobierno gallego. Concretamente, la Dirección Xeral de Patrimonio Cultural, que a través de un portavoz garantizaba hace más de una semana la inversión de un millón de euros para la construcción del centro de interpretación, «siempre que el Concello de Porto do Son apruebe el plan especial y defina la responsabilidad de los terrenos». Circunstancias, ambas, que ya fueron aceptadas en la sesión plenaria del 26 de noviembre, por lo que ahora, y según consta por escrito, solo resta esperar a que todo esto vaya más allá del papel.

Lo que está claro es que las dos administraciones que deben e velar por el castro de Baroña tienen la voluntad de hacerlo -aunque sea después de mucho tiempo-, y más ahora, que el último escollo burocrático está salvado.