La primera mujer que hizo cine

Tomás G. Yebra

CULTURA

Un periodista andaluz rescata la historia de Alice Guy, una francesa que en 1905 filmó las dos primeras películas realizadas por una directora en España

07 dic 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Asistió a una proyección privada que los Lumière organizaron para profesionales y amigos. Fue en marzo de 1895, meses antes de que los célebres hermanos revolucionaran el mundo con sus documentales. Sentada ante la pantalla, la joven Alice Guy tuvo claro que quería hacer películas. Se plantó ante su jefe, León Gaumont, y le convenció para que su empresa de fotografía se dedicara también a la imagen en movimiento. Poco después aquella secretaria se convirtió en la primera directora de la historia del cine. En 1897 era jefa de producción de la compañía francesa. Rodó documentales e introdujo la ficción en sus películas. En 1905 viajó a España para filmar producciones sonoras en castellano. Aquellos primeros filmes rodados por una mujer en España son ahora rescatados en el libro La estaciones perdidas del cine mudo (Diputación de Málaga), que acaba de publicar Francisco Griñán, periodista del diario Sur y especialista cinematográfico.

«Aquellas primeras películas apenas han sido investigadas desde nuestro país porque fueron realizadas por una mujer y su figura se ha difuminado con el paso del tiempo». A juicio de Griñán, Alice Guy es una de esas mujeres incansable a las que la historia le ha negado el reconocimiento: «Hoy día su figura está siendo reivindicada desde Estados Unidos y desde su Francia natal».

Su espíritu innovador y experimental le permitió dirigir cerca de un centenar de películas sonoras con el sistema cronophone, más de dos décadas antes de que las películas hablaran oficialmente. Como jefa de producción imprimió un sello visual a las producciones de Gaumont, donde hizo escuela al formar a una serie de cineastas. Una huella que después llevó a Estados Unidos donde siguió abriendo camino al fundar su propia productora, Solax, y convertirse en la primera mujer que dirigió un estudio cinematográfico.

Danzas y toros

España también figuró en el mapa profesional de esta cineasta gala, que pudo desenvolverse con el idioma ya que de pequeña pasó algunos años en Chile. Las estaciones perdidas del cine mudo rescata el recorrido de Alice Guy que llegó a Barcelona para rodar zarzuelas en español para el catálogo de Gaumont. «Además de las películas sonoras aprovechó el viaje para filmar documentales, las típicas vistas de la época, y recogió imágenes del monasterio de Montserrat, la bulliciosa Puerta del Sol de Madrid, la mezquita de Córdoba, el Guadalquivir a su paso por la torre del Oro de Sevilla o los gitanos del Sacromonte de Granada».

En la capital hispalense también filmó unas curiosas películas de danzas españolas, entre las que figuraba La malagueña y el torero, que fue coloreada a mano para causar mayor impacto en el público. «Ha sido recientemente restaurada y muestra imágenes curiosas ya que el torero del título aparece luciendo un imposible capote verde», señala el autor del estudio.

Junto a la serie de filmes de Alice Guy en España, el libro rescata otras 34 producciones documentales y de ficción de la época muda, como la serie Danses espagnoles, rodadas en Sevilla en 1898 por un operador de los Lumière, o Un día por Málaga (1913-16), de José Gaspar.