«Los actores de hoy son como la realeza, el escrutinio es constante»

ANGÉLICA MARTÍNEZ

CULTURA

Diane Keaton, una de las grandes reinas de la comedia, vuelve a la gran pantalla con «La madre de él», junto a Liv Tyler y Dax Sheppard, a quien considera uno de los mejores cómicos del cine actual

24 abr 2009 . Actualizado a las 01:18 h.

Después de treinta y cinco películas como actriz, cuatro como directora, tres como productora y un Oscar en sus manos por Annie Hall, Diane Keaton vuelve a la gran pantalla junto a Dax Sheppard y Liv Tyler en la comedia La madre de él. Como dijo la revista Vanity Fair, es sorprendente que Hollywood haya tardado veinticinco años en redescubrir el talento para la comedia de Diane Keaton, una de las mejores actrices de su generación. Entregada a la restauración de casas en Los Ángeles, Keaton confiesa que su pasión estos días es mantener la esencia de Hollywood en una ciudad famosa por derribar todos los edificios con mas de treinta años.

Se ha convertido en una de las actrices más prolíficas de Hollywood, la comedia sin duda es su medio

Y estoy muy orgullosa de participar en ellas. Cada película es una experiencia diferente, en este caso la atmósfera en la que me tocó trabajar fue muy interesante, rodeada de tantos jóvenes. Con ellos no solo me divertí muchísimo, sino que aprendí, y eso para cualquier actor siempre es un gran lujo. Sin duda este filme es entretenido, no me lo he tomado muy en serio y espero que el público tampoco. Creo que tal vez es una historia tópica, pero al mismo tiempo es lo que la audiencia espera en estos momentos.

Trata, cuando actúa, de conseguir que su personaje sea atractivo para el público aunque sobre el papel no sea así.

Yo creo que lo es, personalmente no me preocupo de si mi personaje va a gustar al público, es la historia y sus emociones lo que me inspira a la hora de trabajar. Soy una mujer de cierta edad y en este momento a lo que quiero representar es a mi grupo generacional. Las mujeres no tenemos por qué terminar nuestra vida antes de tiempo; nos rendimos y nos dedicamos a no hacer nada, es importante vivir con intensidad cada instante de nuestra existencia.

¿Podría Annie Hall cambiar el sistema 35 años después?

No lo creo porque Annie Hall tuvo su momento. Hoy en día todo ha cambiado y yo no soy la misma persona

¿Se divirtió trabajando junto a Dax Sheppard?

Es una pena que yo no tenga treinta años menos porque me fascinó Dax. Como actor es fantástico y sabe perfectamente cuáles son los tiempos de la comedia. Creo que es uno de los mejores cómicos que hay actualmente en el cine.

En este filme también trabaja Liv Tyler. Comparando su carrera con la de las jóvenes actrices de hoy, ¿cuáles son las grandes diferencias?

El paisaje al que ellas se enfrentan es completamente diferente al que yo tuve cuando estrené Annie Hall o alguna de mis películas, como El padrino. En aquellos días la prensa no tenía tanto poder en la industria del cine, la relación era distinta. Estaba de moda mantenerse lejos de los periodistas, cuanto menos salieras mejor. Era la actitud de entonces, aparecías en ciertos medios muy exclusivos. Creo que Liv o Dax, viven en un mundo en el que no eres solo actriz, sino también una celebridad. Son la realeza de hoy en día, se los observa, los critican, el escrutinio es constante y hay que saber maniobrar en esa jungla que les roba tanto de sus vidas. Para mí, una mujer como Liv Tyler es fascinante porque se toma en serio su trabajo pero no a ella misma. Además, es una gran actriz compleja, interesante. Creo que tienen que tener mucho cuidado, sobre todo de Internet, donde las mentiras viajan a gran velocidad y se convierten en verdades de un día para otro.

En los guiones que recibe, ¿cuántas veces encuentra buenos personajes femeninos?

Es muy difícil, pero ahora recibo más oportunidades de trabajo que hace diez o quince años, me he quitado el estigma de ser la esposa o la novia, y ahora interpreto muchas madres, un personaje que me parece increíblemente fascinante; o criminales, que son también papeles muy divertidos. En cualquier caso, un buen papel femenino en un guión es una rareza.

¿Tuvo la oportunidad de improvisar en este filme?

No, no hubo oportunidad para la improvisación. Sí es cierto que tuvimos la libertad de ayudar en la creación de nuestros personajes, lo cual brindó cierta espontaneidad a la película pero no improvisación.

Usted está muy involucrada en una fundación que trata de salvar casas históricas.

Sí, pero no podemos comprar todas las casas y salvarlas. Estamos tratando de salvar casas diseñadas por grandes arquitectos, como Frank Lloyd Wright, a través de nuestra fundación LA Conservancy, y hemos conseguido ya diez millones de dólares para evitarlo, pero es difícil. Es una casa espectacular, una obra de arte, pero en Los Ángeles se derriban edificios históricos en favor de la especulación, lo que me parece una aberración, francamente

Hubo mucha polémica en Los Ángeles cuando derribaron la casa del actor Jimmy Stewart.

Eso fue una tragedia. Yo compré mi casa en Roxbury, en Beverly Hills, donde los grandes actores siempre han vivido. Mi casa también la querían tirar abajo, pero la compré y la rehabilité. Es una calle histórica en Los Ángeles, han vivido actores como Lucille Ball, Jack Benny, Ira Gershwin, Rosemary Clooney... Todos vivieron en Roxbury, al norte de Sunset. La casa de Jimmy Stewart era de estilo Tudor, increíble, en la esquina de Roxbury y Sunset Blvd. Él se murió el mismo día que yo llegué a esa calle. Entiendo que la ciudad no tiene dinero para mantener esos edificios, pero hay que buscar ayudas. Es terrible que se destruyan esas maravillas, es una tragedia que se puede evitar con restaurarlas. Yo estoy feliz de ayudar a mantener los tesoros de la ciudad.

Woody Allen le dio un Oscar a Penélope Cruz y otro a usted. Dirá que es el mejor guionista para las mujeres.

Es uno de los mejores guionistas. Creo que Pedro Almodóvar también lo es. Con Woody mantengo una gran amistad, él vive en Nueva York con su familia y yo con la mía en California. Woody es adicto al trabajo y no hablamos tanto como me gustaría, de lo cual me arrepiento porque lo echo mucho de menos.