Cristina Pardo: «Siempre he sido muy de hacer rabiar»

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Roberto Garver

Con esa sonrisa permanente los zascas que lanza duelen menos, aun así alguna vez la ha liado «pardo» entre la clase política. El próximo julio le cantarán las 40, pero a ella le gusta cumplir.

22 abr 2017 . Actualizado a las 05:05 h.

Asegura que su manera desenfadada de contar la política no está reñida con el rigor, y que solo busca que los políticos entren al trapo con otro tono. Cristina Pardo (Pamplona, 1977) quería hacer deportes pero la actualidad le marcó, y le sigue marcando, la vida. Siente pasión por lo que hace y por su jefe, aunque ahora se ha echado a volar en solitario.

-«Malas compañías», ¿esto es como dejar de cuidar a los sobrinos y tener tu propio hijo?

-A ver, realmente sí que lo veo como un hijo porque es la primera vez que voy a hacer algo yo sola, aunque voy de la mano de Jordi Évole, es algo puntual y sigo con mis sobrinos, si es que son Ferreras y compañía.

-Nos das un caramelo y nos lo quitas.

-Por algún sitio había que empezar sobre la Comunidad Valenciana, y obviamente el futuro no está escrito, materia prima sobre la corrupción en otros lugares hay, así que a ver qué pasa.

-¿Le estás poniendo los cuernos a Ferreras con Évole?

-Realmente no, porque casi no he desaparecido de Al rojo vivo, aunque no sé muy bien cómo lo he hecho, pero para mí trabajar con Évole ha sido una maravilla, se me ha pasado rapidísimo, y estoy muy agradecida por la oportunidad.

-Lo tuyo con Ferreras es un amor de años, desde la facultad ¿no?

-Lo conocí con 19 años, él me cogió para hacer prácticas en la Ser, pero en ese momento me hacían un contrato en la Cope y me marché, pero luego la vida nos volvió a juntar en La Sexta. Es el mejor jefe que he tenido y se trabaja muy a gusto.

-¿Quién te metió el gusanillo de la política?

-Fue una cosa casual como casi todo lo que ha pasado en mi vida laboral, porque yo entré en la Cope por José María García, y como quería trabajar con él, quería hacer deportes aunque no entiendo ni papa. Me cogieron, pero me pusieron en el programa de la mañana, y en mis primeros días de prácticas liberaron a Ortega Lara y mataron a Miguel Ángel Blanco, y dije esto es muy interesante de contar y ya me metí enseguida.

-¿Cuántas veces te han dicho en el PP: «La que has liado, Pardo»?

-Al principio mucho porque cuando empezó La Sexta ellos eran mucho más reticentes, pero con el paso del tiempo hay mucho respeto por ambas partes, me tratan muy bien, con mucha educación, yo a ellos también, y como ya me van conociendo ya no se sorprenden tanto.

-Tú consigues hablar de política con una sonrisa constante en la boca.

-Es que si no... Soy humana y me daría un patatús si no fuera así. A mí me gusta contar las cosas de manera desenfadada, sea política o sea lo que sea, y para mí es la manera de sobrevivir, soy bastante descreída, no sufro mucho por ningún partido político, y eso lo hace más fácil.

-¿Te afecta poco lo que te digan?

-Me afecta poco salvo que me lo diga mi familia o los más cercanos, las personas a las que quiero, si me lo dice alguien que no me conoce o que simplemente está dando su opinión, me parece bien.

-Así... los zascas de Cristina Pardo son menos zascas...

-En el fondo es lo que intento, que la persona a la que estoy entrevistando entre en un tono en el que se pueda ser irreverente pero no genere un malestar, salvo que el contenido lo justifique, no es lo que quiero. Yo prefiero que la gente entre al trapo en ese tono, más desenfadado si se quiere.

-¿Tu estilo ha acercado la política a los más jóvenes?

-Sí, es verdad, por las redes sociales me dicen que así se hace la política más entretenida, si es así me parece bien, sobre todo si no está reñido con el rigor, hay gente que confunde el desenfado con la falta de rigor, y yo no lo veo así.

-¿Calle o plató?

-A mí la calle me gusta muchísimo, yo creo que uno no ha ejercido el periodismo de verdad si no ha estado en la calle, porque puedes condicionar la actualidad, puedes contar lo que ves, y me parece interesantísimo. Es verdad que estar en el plató tiene otras cosas y también me lo paso muy bien.

-El próximo mes de julio te van a cantar las 40.

-Síi, pero bueno qué se le va a hacer. A mí me gusta cumplir años, me parece una alternativa mucho mejor que no cumplirlos.

-¿Has sacrificado mucho tu vida personal por el trabajo?

-Mucho, para mí el trabajo es un modo de vida, así que en el fondo lo hago porque quiero y me divierte, de hecho, ahora mismo, los trabajos que hago los hago porque me divierten muchísimo. Y sí que es verdad que ahí se difumina un poco la línea de la vida laboral de la personal porque siempre estás disponible, porque además mi entorno tiene mucho que ver con el periodismo, mis amigos. Al final hay veces que te vas a cubrir cosas y estás con tus amigos, y no con compañeros de otros medios de comunicación. Por ejemplo, mi padre se jubiló en verano y yo no pude estar en la despedida porque estaba en la campaña electoral en Canarias, así que me he perdido cosas y me ha dado mucha pena, pero bueno, esto es así.

-¿No te arrepientes?

-Arrepentirme no, si no hubiera hecho lo posible por cambiar las cosas, lo que sí que siento y padezco.

-Ese tesón y esa cabezonería que le pones al trabajo, ¿se traslada a casa?

-Sí, yo toda mi vida he sido muy enredadora, muy de hacer rabiar, y siempre intentando caricaturizar con mis hermanos, lo hacía y lo hago todavía, con mi padre, además me sigue mucho el rollo, enseguida se sube al barco, y en mi casa los tenemos a todos locos, y con mis amigos también. Yo me siento igual en un sitio que en otro.

-Cuando sales del trabajo, ¿desconectas o es imposible?

-No desconecto nunca porque a mí me interesa la actualidad y lo que está pasando, cada vez lo hago un poco más y mejor pero aún así siendo poco. A mí me han sacado a veces de casa o de estar un fin de semana con mis amigos porque había pasado algo, así que en este sentido, desconectar poco. Me hablan mucho de política, sobre todo cuando estábamos que si se repetían las elecciones o no, muchísimo.