¡En este Belén sí hay peces en el río!

SANDRA FAGINAS, NOELIA SILVOSA, CLÁUDIA MORÁN

YES

No disponible

OTRO RETO NAVIDEÑO CUMPLIDO Si el villancico lo canta, YES lo busca y demuestra que cuando el río suena ¡peces de verdad! lleva. Cada Navidad tiene su belén y en cada casa hay un estilo. Con peces de colores, con clicks de Famóbil o con las figuritas que son tendencia: las del nacimiento americano. Te damos a elegir... a ver cuál te gusta más.

10 dic 2016 . Actualizado a las 05:10 h.

Era uno de los propósitos navideños de YES, después de haber encontrado a una familia conformada por tres reyes -Melchor, Gaspar y Baltasar- había que intentar otro reto que nos alegrase las fiestas. Y aquí está. Hemos encontrado un belén con peces en el río, pero ¡peces de verdad!, nada de figuritas que decoren. El nacimiento en cuestión está en Presedo, en el concello de Abegondo, y es obra -podría utilizar infraestructura como sinónimo- de Nieves Rodríguez, que posa con su creación un tanto tímida, pero con toda la ilusión. Se la pone todísima a estas fiestas, aunque no sabe muy bien por qué: «Me gustan desde niña y ahora que soy abuela pues las disfruto todavía más, cada año gano en entusiasmo».

CARPAS NARANJAS

Y esa fuerza se la pone concentrada a la decoración de la casa, con el árbol, las luces, las coronas de muérdago y en especial a su belén. El de los peces en el río. «Todos los años los compraba y me morían, pero esta vez no, los metí en un abrevadero y ahí se han conservado todos estos meses desde que desmonté el nacimiento anterior. Son unas carpas de agua fría». A ver, a ver, vayamos por partes que esto está cobrando otra dimensión. ¿Cuánto tiempo tardas en montar esto?, le preguntamos. «Para mí es algo vivo, voy haciéndolo en ratos libres porque trabajo, pero suelo estar unos tres o cuatro días con un mínimo de dos horas de rutina». La mecánica de Nieves es precisa y la pone a funcionar sin fallo el primer domingo del mes de diciembre, cuando arranca para ella una Navidad que después tarda lo suyo en desaparecer. «Con el trabajo que me da, no soy de las que quita el nacimiento el 7 de enero, el mío queda intacto hasta bien entrado el mes de febrero, por lo menos lo disfrutamos dos meses», apunta. El lugar que ocupa su belén es también fijo, el cenador de su casa le sirve de entorno, en un espacio de 3,5 metros de ancho por 3 metros de fondo, que le exige empezar a montar desde atrás hacia adelante.

Nieves no se atreve a contar las figuras que lo componen (algún inquieto puede intentarlo si se fija en la foto), aunque no duda en quedarse con una: «Mi favorita es un herrador en plena faena, el primero que compré con movimiento». Ella tiene verdaderas joyas: unas casitas de madera construidas a mano por un primo suyo, un tren de verdad, y una noria a la que también le guarda mucho cariño, pero es el río el que la arrastra al desasosiego: «Es muy complicado, tiene una canalón hecho a medida y como le hago una cascada desde su nacimiento me lleva mucho tiempo». Ahora sus nietos de 4 y 10 años son los que más la aplauden y los primeros en colocar al final al meón y al cagón para que nada falte. Ya les he dicho que Nieves posa tímida, pero me ha contado que el que quiera verlo tiene las puertas de su casa abiertas. Para los curiosos que no se conformen con admirarlo en el YES.

PACO RODRÍGUEZ

«Para el año toca hacerlo más grande»

El belén de esta casa es tendencia. En él no hay reyes, ni Virgen María ni niño Jesús. Como única «deidad», nos encontramos a un Papá Noel ascendiendo en su trineo. He aquí el belén americano, una auténtica fiebre que ya se ha extendido a las tiendas y a más de un escaparate. «En realidad es la típica escena navideña que vemos en las películas. Hay pista de hielo, parque infantil, iglesia, casas y puestos», explica Carlos, que, aunque no sale en la foto, es su verdadero artífice. Su gusto por el formato más yanqui empezó el año pasado, al ver todos los accesorios en las secciones de adornos de los centros comerciales. A partir de ahí se lanzó, y ya piensa en el del próximo año. «Vamos a hacerlo más grande, y seguramente aprovechemos después de estas fiestas los descuentos para comprar el carrusel y algún que otro escenario», asegura de lo más previsor. Claro que no es un novato en esto de montar el belén. Otros años ya montó el tradicional, pero con tres metros de largo por dos de ancho. Y por supuesto su intención es hacer lo mismo con este.

Eso que le costó lo suyo montar el actual. Hizo la estructura a medida tomando como referencia una balda de la casa, y le añadió todo lo necesario para ocultar cables y demás ingeniería navideña. Porque sí, este belén se ilumina por completo e incluso tiene figuras en movimiento. En él no encontraremos pastores ni ovejas, pero a cambio sí que tenemos a niños jugueteando por el parque y en los columpios, tiendas de abetos, panadería y hasta un puesto de chocolate caliente, leñadores en plena faena e, incluso, a gente comprando sus regalos o escuchando a los cantores en la calle bajo la luz de las farolas. «Lo malo es que es muy pequeño, porque solo tiene metro y medio de largo», dice Carlos, que ya piensa en comprarse una tabla y un par de caballetes para que el próximo no tenga límites.

«¿Pero cuánto os ha llevado montar este?», le preguntamos atónitos ante tanto realismo y tanto detalle. «Entre dos personas nos llevó seis horas, contando con que tuvimos que hacer la base a medida», asegura. Tiene su explicación, porque buscarle el sitio adecuado a tanta figura en un espacio reducido tiene su ciencia. Aún tiene más si le ponemos diferentes alturas, como ocurre con la pista de hielo que corona uno de los extremos del belén. «La elevamos con porexpán revestido de corcho para simular una montaña rocosa», indica. Una montaña que desemboca en un río que también había que continuar. «Utilizamos goma EVA azul para hacer la forma del agua y, encima, le pusimos unas bolitas brillantes que imitan el aspecto del agua», asegura. Y todo ello enmarcado en un paisaje con árboles, agua, césped y mucha, mucha nieve -artificial, claro-. Aquí tienen a las pequeñas de la casa echando los últimos copos para darle el toque final a un belén que seguirá creciendo. Eso seguro.

PACO RODRÍGUEZ

«Neste belén hai xente do barrio e ata un exalumno»

Entre todos los belenes, que son muchos y de todo tipo, hay algunos que se han hecho popularmente conocidos por su originalidad y porque invitan a la participación. Y si no, que se lo pregunten a Carmen Abella, una profesora del colegio La Grande Obra de Atocha de A Coruña que cada año monta un Belén en su casa con clicks para que los más pequeños puedan jugar. Sí, sí, clicks, esas entrañables figuritas de Playmobil con las que se han divertido varias generaciones.

«Creo que na casa tiñamos a decoración de Nadal máis espantosa do mundo mundial», cuenta entre risas. Por eso, hace «seis ou sete anos» empezó a montar su propio nacimiento. «Sempre me gustaron os clicks», explica, así que no dudó en optar por estas figuras en cuanto descubrió que existía la versión Playmobil del portal. «O primeiro ano montei o básico, pero despois empezou a enredarse e todo o mundo a mandarme clicks». Ese es el motivo por el que define su Belén como «totalmente nacionalpopular», ya que hoy en día no es ella sola quien lo monta.

«Todo empezou cando me regalaron un policía e, despois, unha rapaza a cabalo». Ahora esas dos figuras son las que encabezan una colorida cabalgata que, además, se ha convertido en una pequeña escenificación del orgullo gay. «Non é un Belén moi ortodoxo», reconoce, aunque asegura que «os nenos veno normal»y que «quen máis preguntan son os maiores».

En su particular nacimiento, abierto a todo el mundo, hay scouts, vacas, romanos o trabajadores de Protección Civil y están representadas personas del barrio, amigos y algún exalumno. También destaca el vehículo en el que desfilan los Reyes Magos. «Emula o camión de Antonio, o butanero», un personaje real más que conocido por todos los vecinos del barrio de Monte Alto. Y cada año hay nuevas incorporaciones. «Hai un beefeater porque este ano fun a Londres», pero también «un xogador de hockey, por un compañeiro que o practica». Esta última pieza fue lanzada este año, una muestra de que Carmen no pierde detalle de las novedades en el mundo de los clicks: «¡Ata recibo a newsletter!».

Con el paso de los años va surgiendo el problema del espacio y se ve obligada a descartar algunas figuras. «O Belén sobresae un pouco da galería na que o teño», explica. Aunque, eso sí, descarta rotundamente dejar de ponerlo. «É unha tradición moi chula e eu quería recuperar esa ilusión», afirma. Lo ha conseguido.