Lo que me gusta del otoño es...

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Ana García

Será por sus colores, porque todavía no hace mucho frío o porque parece que todo empieza de nuevo. El otoño tiene su encanto. Quedarse hasta las diez en la playa está bien, pero ¿y si cambias eso por una copa de vino y una reunión de amigos alrededor de una chimenea? ¿O una tarde de compras? He aquí tres buenas razones para recibir con una sonrisa a la estación de la caída de las hojas

24 sep 2016 . Actualizado a las 17:52 h.

Cualquier amante de la moda te dirá lo mismo: la mejor época del año para vestirse es el otoño. «Es la estación más elegante», asegura Elena Herrero. No hay shorts, ni vestidos de tirantes ni mojitos en la playa hasta la puesta de sol. Pero esta estudiante de moda natural de Ferrol no cambiaría ninguna de las ventajas del verano por la variedad que ofrece la ropa de entretiempo. Hay vida más allá del verano. «Es el mejor momento: ¡Puedes ponerte muchas capas y jugar con ellas! En julio y agosto todo es más simple, pero en otoño puedes sacarle más partido a la ropa. ¿Que no te convence como te queda una camiseta? Pues le añades una chaqueta, un pañuelo?», afirma. Con su compañera de clase Sandra Blanco aprovecha el cambio de estación para fichar las nuevas tendencias. Es el «September Issue», el apogeo de la moda. «Hay otra gama de colores, como el verde, el burgundy o los grises que sientan muy bien y que me gustan muchísimo. Es, sin duda, más estiloso que el verano y las colecciones que encuentras en las tiendas, más completas», apunta Sandra Blanco.

De compras por el centro comercial Marineda City, en A Coruña, las dos lo tienen claro: la moda en otoño es más bonita. «Puedes empezar a ponerte prendas de punto, gorros, pañuelos, botines? ¡Qué ganas de cambiar el armario!», dicen. Las dos son amantes de la moda y apasionadas del material escolar. Así que en otoño se ponen las botas: «Este es el mejor momento: es la temporada de la papelería. ¡Hay de todo! Miles de libretas, gomas de borrar con forma, bolígrafos, pinturas?», confiesa Elena..

MÁS CREATIVIDAD

En septiembre los días son más cortos, y Sandra Blanco lo ve como una ventaja: «El hecho de que no pase tanto tiempo en la calle, como ocurre en verano, me permite tener más tiempo para mí, para escuchar música y, sobre todo, para inspirarme. ¡Y sin sentirme culpable por no estar tumbada en la playa!», exclama. Para muestra de las posibilidades del otoño, los países nórdicos: «Solo hay que fijarse en lo que ocurre allí. Tienen menos horas de luz, pero eso lo aprovechan para invertir el tiempo en desarrollarse intelectualmente y en fomentar su creatividad», señalan. Solo ven ventajas.

«YA NOS TARDABA EL SENTARNOS FRENTE AL FUEGO»

ANA GARCIA

Para Fernando Mato, un vecino de Cabana de Bergantiños de 52 años, todas las estaciones «tienen su encanto». Pero si hay una que le gusta en especial, esa es el otoño. «Este verano fue muy sofocante y ya apetecía que bajasen un poco las temperaturas», indica. Su deseo de frío esconde un amor por la estación de la caída de las hojas: pasar más tiempo en casa y encender la lareira. «Es una tradición en mi familia. En mi casa vivimos juntos tres generaciones y siempre estamos todos esperando a que empiece el otoño para encenderla. Este año ya nos tardaba el momento de sentarnos todos juntos frente al fuego», asegura Fernando.

En la familia de Fernando hay dos lareiras: una en su casa de Borneiro y otra en Canduas, más antigua, donde la familia se junta cuando tienen ratos libres, sobre todo los fines de semana. Aquí no hay lugar al escaqueo: el primero que llegue a casa prende el fuego. «Es muy reconfortante venir de trabajar y pasar un rato frente a la chimenea, te hace sentir mejor. Creo que hay costumbres que tienen mucho valor y que no deberían perderse nunca», confiesa.

TODO SABE MEJOR

Este gesto no solo tiene valor sentimental, también culinario. Que empiece el otoño significa volver a disfrutar de la cocina de leña de toda la vida: «Los platos que se preparan con fuego de verdad no tienen nada que ver con los que se cocinan encima de una vitrocerámica», señalan con el orgullo de quien come bien en su casa. Su favorito: la tortilla que la abuela cocina directamente sobre la lareira, cómo no. «Yo soy un apasionado de la comida hecha en una cocina de leña, pero creo que al que más le gusta es a mi hijo mayor. Está estudiando en Vigo y los fines de semana, antes de venir para casa, ya llama a su abuela para que le prepare una tortilla en la lareira», cuenta Fernando. Y quién no llamaría para asegurarse el banquete.

«¿LO MEJOR? ¡MOJARNOS RECOGIENDO CASTAÑAS!» 

MARCOS MIGUEZ

 Llevan días sin quitarle ojo al castaño que hay cerca de su casa, en la urbanización Rialta de Oleiros. Cuando empiecen a caer las castañas, será su momento: el de salir todos juntos a recogerlas. En casa ya lo tienen todo preparado: botas de agua, chubasqueros, palos y unas cajitas de madera para ir guardando el botín.

«En mi familia somos muy fans del otoño porque nos encanta salir todos los fines de semana a recoger castañas. Es algo que ya hacía yo de pequeña con mis abuelos y que ahora sigo haciendo con mis dos hijos, Judith y Jordi», cuenta Begoña Esmorís. Y ellos están de acuerdo con su madre: «Es más divertido cuando llueve», apuntan. Ni siquiera necesitan paraguas. «Nunca lo llevamos, no nos importa la lluvia. Al contrario, ¡nos encanta mojarnos recogiendo castañas!» señala Begoña. Vuelven a casa empapados, pero la mar de contentos. «Los niños se vuelven locos, se lo pasan muy bien», asegura.

COCIDAS O ASADAS

Su zona preferida para recoger castañas está muy cerca de Sada, en un bosque lleno de castaños. «Solemos traer para casa dos cajas o dos bolsas». ¿Y qué hacen con el botín? «Nos lo comemos», responden sin dudar. A Begoña y a sus hijos les encantan «las castañas asadas o cocidas». En esta casa no hay nostalgia por los días de verano. «Los meses de julio y agosto están muy bien, pero el otoño también tiene cosas muy buenas y nos gusta disfrutarlas y aprovechar el momento», afirma con ilusión.

A Begoña también le gustan los colores. «Me encantan las hojas secas». Y su hija mayor le sigue los pasos: «No me importa que se acabe el verano. ¡Ahora hay un montón de cosas para hacer! Recoger castañas, Halloween, las Navidades?», señala. Visto lo visto, en esta casa no pierden comba. Lo del tiempo es lo de menos.