¿Y si fuese la última vez?

YES

Internet

NO HAY EXCUSAS Siempre y cuando uno se encuentre bien, podrá disfrutar del placer buscando fórmulas diferentes. No debemos bloquearnos, pero mucho menos cerrarnos a una vida sexual a la que, probablemente, le quede aún muchos coletazos.

16 jul 2016 . Actualizado a las 05:15 h.

Todos sabemos cuándo empieza el despertar de los sentidos. Como para no darse cuenta. La ebullición adolescente nos envía señales hormonales de neón. El cuerpo empieza a recibir esas descargas eléctricas que le hacen arder como por arte de magia. En ese momento, nada importa y todo es fácil. Todo funciona. Pero, amigo, llega un momento en el que ya no hay tantas descargas. Un punto en el que, más bien, hay que hacer el fuego con las manos al más puro estilo superviviente si queremos que caliente. Este texto, querido lector, va para ti. Para que no desistas en el primer intento ni renuncies a seguir encendiéndolo. Porque, aunque no lo creas, aún queda mecha para rato. Solo hay que cambiar los hábitos. Y no confiarlo todo a la viagra. Vamos por partes. Porque sí, todos sabemos cuándo llega la primera vez. Ahora bien, ¿y si supieses que esta va a ser la última? Tampoco es tan fácil darse cuenta. La sexóloga Aránzazu García nos da una de las claves para entenderlo: «La pérdida de la erección es algo muy progresivo. Los cambios a nivel orgánico se van notando poco a poco experimentando menos ganas, menos firmeza y fluctuaciones que van de menos a más intermitentemente. Incluso, hay hombres que esperan unos cuantos días para estar ‘preparados’ para la siguiente, porque si practican sexo sin dejar tiempo por el medio saben que no aguantan».

NADA ES DETERMINANTE

¿Y las mujeres? Como ellos, también van teniendo menos libido. «Esto empieza a partir de la menopausia, y también se produce una mayor sequedad vaginal que causa molestias durante la relación», indica la experta. Eso sí, ninguna de las dos cosas son determinantes. La sexóloga explica que «si lo valorásemos en una escala de cero a diez, la libido podría bajar un punto, pero no más». Para la sequedad, recuerda que la receta es fácil: «Con utilizar algún lubricante ya está», concluye. Lo que de verdad tiene peso aquí es el carácter de la propia mujer, dice Aránzazu, que añade que a nivel físico «los hombres lo notan mucho más, ya que ellas necesitan muy poca vascularización para la erección del clítoris y no dependen tanto de ella». Vamos a los hombres y una cuestión que les trae de cabeza.

La profesional confirma algo muy importante: «Que pierdan erección no quiere decir que pierdan placer o que no puedan eyacular, pero hay hombres a los que les afecta mucho y cortan con su vida sexual cuando no tienen por qué. Quedan muchas otras prácticas más allá para llegar al orgasmo, ya que además la penetración no lo garantiza», declara. Por el momento todo claro, pero hay quien opta por prolongar la vida útil de su pene. En ese caso, ¿hasta cuando tomar la viagra? «Eso depende más bien de su estado de salud, no hay un tope», responde Aránzazu.

SEXO HASTA EL FINAL

Bien, ahora la gran pregunta: ¿Podemos tener sexo hasta el final de la vida? La respuesta es la misma con matices. Depende de cómo se encuentre uno, «y de cuándo sea el final de la vida. Si es a los 75, sí. Si es a los cien, la cosa ya cambia», asegura la experta. Llegados a este punto, la perspectiva cambia y no importa tanto lo que ocurre bajo las sábanas. Lo que cobra más importancia es, sin duda, el ámbito afectivo, «incluso por encima de todo lo demás, incluyendo aspectos profesionales, deportivos o de cualquier tipo. Cuando llegas a esa etapa, te das cuenta de que lo más importante que has vivido han sido esas relaciones afectivas con tu pareja y tu familia a las que no siempre les has prestado toda la atención que se merecían», señala la sexóloga. Sin embargo, hay veces que la última vez llega demasiado pronto. Hay personas con una considerable vida sexual por delante que la dan por terminada ante diversos factores como, por ejemplo, el de una separación. Son esos casos en los que él o ella se cierran y deciden no arriesgarse a perder, pero tampoco a ganar. «Eso es un bloqueo, y cualquier cosa que se estanque a la vida no le hace bien. Con la separación se produce un duelo y es probable que esa persona dolida tenga que reajustarse, redefinir su papel. Pero eso no puede ser permanente», sentencia Aránzazu, que considera que esa oposición al sexo es solo la punta del iceberg, el síntoma de que, en realidad, «está cerrada a la vida y a sentir».

Ante eso, solo queda una salida: «Ir al psicólogo y someterse a una psicoterapia profunda porque lo que tiene cerrado es el corazón y lo sexual es solo una porción de algo mucho más grande. Tenerlo cerrado es como estar tullido», sentencia. Y es que al final, lo sexual es lo menos grave sea cual sea la situación que se atraviese. «Aunque estés solo, siempre te quedará la masturbación», indica la sexóloga, que ve mucho más peligroso el bloqueo voluntario a la vida sexual. «Lo que pasa ahí es que hay un duelo mal vivido, paralizado en un punto, y el que la persona no se abra es el síntoma evidente de que le sigue doliendo», mantiene. Lo dicho. Mientras uno pueda, debe encender el fuego cueste lo que cueste. Porque solo es un superviviente quien se abre del todo a la vida. Incluso debajo de las sábanas.