PERO... QUÉ MAJAS ESTÁN Isabeles en versión materno-filial, una Isabel I y una Isabel II, sí sí... (que no Sissi que también era Isabel) como la de Inglaterra. Pasen y vean qué cuadro: la familia de Carlos IV y una pareja regia, Isabel y Fernando. Hay nombres que marcan todo un linaje.
25 jun 2016 . Actualizado a las 05:40 h.«VIvo como una reina»
Texto: Yolanda García
Isabeles regias hay en la historia para dar y tomar: Isabel de Baviera que era la famosíssísima Sissi, Isabel de los Belgas, nuestra Isabel La Católica, la incombustible Queen Elizabeth o Isabel II del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte desde 1953 y ¡sin parar, al pie de los cañones de Buckingham Palace y haciendo viral su regañina a William! ¡Qué mujer! Nosotros tenemos nuestra «reina» por un día, real, natural, alegre, siempre sonriente porque siempre ve el vaso «medio lleno». Lo dice María Isabel Castro González, de Burela (donde por cierto existe el Camiño Real) y que es la Isabel segunda en su casa, tras su madre Isabel González. Sin poderes monárquicos, pero otros mejores: «Vivo como una reina, con mi hermana y mis padres». Adora su familia. «Tener una gemela -dice de María José- es el mejor regalo que me ha dado la vida. De hecho, hasta los reyes tienen dobles, ¿no?». Si no lo supiésemos de antemano pensaríamos que se nos subió el vermú del chiringuito o que ya tenemos colocón electoral. La gente las confunde a veces y en la infancia una jugaba a ser la otra, «pero como siempre le reclamaban más a María Isabel mi hermana decidió que no, mejor quedarse con su nombre», ríe. «Mi madre -añade- se llama Isabel porque el nombre favorito de su abuela era Isabel y mi hermana iba a llevar el nombre de ella, Dolores, pero en el hospital las monjas del turno de noche contestaron que Dolores no... que ya iba a tener bastantes en la vida». Isabel está encantada con llamarse Isabel: «De hecho, si tuviese una hija le pondría el mismo nombre... vamos, ¡fijo! Mi hermana también. A mí me chifla, me gusta en todos los idiomas y los diminutivos».
SU TIENDA, «ISABELLA»
Tomó la variante italiana, Isabella, para su tienda de moda, donde una se siente como una reina ante el espejo.
Aficionada a leer novela histórica, dice de Isabel II: «Me gusta su fuerte personalidad y discreción». «Otras reinas que me encantan son Sissi, cuya historia es muy diferente a la que muestra el cine, e Isabel de Portugal. De hecho, celebro mi santo en su día, el 4 de julio». ¿Qué le parece el estilo de una de las royals más trendy?: «Ha creado un estilo único y perdurable, con su colección de trajes, pamelas y abrigos siempre monocromáticos y de colores fuertes. De ella me gustaría llegar a sus años con la vitalidad que muestra y la perspectiva de contemplar la evolución de la sociedad a lo largo de un siglo». Reconoce que Londres es su viaje pendiente. Si vas y la ves, pregúntale qué guarda en su bolso Launer. ¡Quiero saberlo!
«Estoy seguro de que llegaremos a Carlos V»
Texto: Sandra Faginas
Tiene esa seriedad regia del que es parco en palabras y sentencia en cada frase, así que solo queda someternos como plebeyos a su presentación en sociedad con un titular a su altura: «Fui el primer Carlos de Baio, antes que yo no hubo otro, luego ya vinieron dos más». Quien habla es el abuelo, Carlos Rodríguez, que a sus 75 años ha dejado una herencia digna de un rey. Después de él, Carlos I de Baio, llegaron su hijo, Carlos II, su yerno Carlos III, y su nieto, Carlos IV. Un cuadro de familia que a Goya le hubiese quedado que ni pintao. Con el realismo que tiene esta historia que, según nos cuenta el protagonista principal, comenzó cuando lo fueron a bautizar y a sus abuelos no le gustó el nombre que le tenían preparado sus padres: Pedro. «Aquí en Baio había destinado un comandante del Ejército que se llamaba Carlos y a mis abuelos les debió de parecer más imponente ese nombre», bromea. «Y además, mi abuelo paterno, que era de origen portugués, tenía un familiar que se llamaba así».
LO TENÍA EN LA CABEZA
Carlos le tocó a él en suerte hace 75 años, pero cuando tuvo que ponerle a su primer hijo varón el nombre no lo dudó: «Nadie me lo podía sacar de la cabeza». Y Nadie, claro, es su mujer. Porque de broma le digo que se nota que en esta saga masculina él corta el bacalao. «Bueno, mi primera hija se llama Amparo por mi madre, y el segundo hijo Carlos como yo», confirma con la boca pequeña. La tercera se llama Martina, y la vida le tenía preparado un príncipe azul a la altura de su linaje. Se casó con un Carlos y, por supuesto, en su familia lo aceptaron estupendamente. Sabían que iba a responder... por el nombre. Que en esta casa llamas a un Carlos y malo será que uno no te haga el favor que sea. ¿Pero quién es en verdad el rey? Viendo la foto no tendrán dudas, el único que lleva la corona. Carlos IV, el primer hijo de Martina, que como no podía ser de otra forma nació con el nombre puesto: el mismo que su padre, su tío y su abuelo. Aunque hubo un intento de romper la tradición, que como pasa en estas cosas de vital importancia para las monarquías, no cuajó. Tanto Carlos incluso llevó al abuelo a sugerir cuando llegó la primera nieta que le pusieran Carla o Carlota, pero la historia hubiera sido de chiste. La niña se llama Noa y sigue la estela de los nombres de moda en la actualidad, aunque su abuelo vaticina un futuro más conservador: «Estoy seguro de que llegaremos a Carlos V». Lo coronaremos en Baio.
«Conquistar a Isabl fue duro de pelar»
Texto: Tania Taboada
En una vivienda situada en Montarelo, a escasos kilómetros de Palas de Rei, residen los que podrían ser los Reyes Católicos de la comarca de A Ulloa: Fernando Buján e Isabel Cabana. Este matrimonio cuenta con la curiosidad de reunir los nombres propios de los Reyes Católicos, aunque por lo demás la diferencia es considerable. Ambos nacieron varios siglos después de Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla, y en otras localidades, pero esto no impide que presuman de llevar el mismo nombre y se atrevan a poner la corona.
TODA UNA VIDA JUNTOS
Fernando, hijo único, nació en Montarelo, Palas de Rei, en 1978. A diez kilómetros de su casa, nació Isabel, que tiene siete hermanos y es natural de Pedraza, una parroquia del municipio de Monterroso. Nació en el año 1975 y estuvo en su casa natal hasta cumplir la mayoría de edad.
Los reyes ulloanos se casaron hace trece años después de llevar toda una vida juntos. Se conocieron en casa de uno de los hermanos de Isabel, con el que Fernando compartía una buena amistad. «Era amigo de un hermano de ella y a base de ir a su casa la conocí», cuenta Fernando, quien reconoce que conquistarla requirió de un gran trabajo. «Hubo que trabajar el tema ya que fue dura de pelar. Es una familia muy recta y ella no es menos», relata.
Por aquel entonces ella tenía 15 años y él 17. Hicieron oficial su relación, al cumplir los 18 años se fueron a vivir juntos al municipio de Melide y luego se casaron. Tras contraer matrimonio regresaron a la casa natal de Fernando donde actualmente viven con sus dos hijos: Natalia y Marcos y con la madre de él.
La pareja se ve a última hora del día porque Fernando trabaja en horario de mañana como operario en el concello de Palas de Rei e Isabel en horario de tarde en un supermercado. Ambos reconocen que llevan una vida feliz después de llevar tanto tiempo juntos. «Los dos tenemos mucho carácter pero nos pasa pronto», explica la pareja, que desea que llegue la útlima hora de la tarde para estar juntos, porque tanto monta monta tanto, Isabel como Fernando.