Sergio Dalma baila pegado a una tortilla

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CEDIDA

28 may 2016 . Actualizado a las 06:15 h.

El que sabe, sabe. Si no que le pregunten a Sergio Dalma. El viernes pasado actuó en Vigo y el sábado en A Coruña y, entre medias, sacó tiempo para hacer una de las cosas que más le gustan, disfrutar de la gastronomía local. Con los más de 30 años que lleva de carrera artística y con la cantidad de lugares que ha visitado ya va siendo hora de que en vez de publicar un disco nos sorprenda con una guía de bares y restaurantes con encanto. Recuerdo una vez, hace cinco o seis años, que me preguntó por un sitio para tomar un buen pescado. Le recomendé uno en el centro de A Coruña y me mandó las gracias por WhatsApp en forma de fotografía de un lenguado enorme. Esta vez decidió probar un plato sencillo pero que en Betanzos elevan a categoría de arte, la tortilla.

EN LAS CALLEJAS

La verdad es que no tiene rival. Como en un concurso nacional de tortillas de patatas se presente un betanceiro al resto de participantes les dan ganas de huir. En uno de los primeros certámenes que se había celebrado creo recordar en San Sebastián el crítico Cristino Álvarez había animado a acudir a los del mesón O Bo de A Coruña, cuyo propietario, Carlos, también es oriundo de Betanzos. Ya se pueden imaginar quien ganó. Los mismo ocurrió con las hermanas González Dopeso. Fueron y vencieron. En los últimos años el ayuntamiento de Betanzos, consciente del tirón y sabor de la tortilla, decidió poner en marcha unas jornadas específicas y un concurso en el que participan en cada edición casi una veintena de locales. Tuve la fortuna de formar siempre parte del jurado y, de paso, realizar un máster en tortilla betanceira. Debe de ser por eso que varias veces al año recibo llamadas de amigos o conocidos interesados en que les recomiende un sitio donde catarla. Para no mojarme lo ideal es que se pierdan por las incomparables callejas de la Ciudad de los Caballeros y que entren en el que les apetezca más. Sergio fue a tiro fijo. Se decidió por Casa Miranda, una taberna que es la vigente campeona del concurso al que antes hacía referencia y que repite primer puesto desde hace varios años. «La tortilla espectacular y además tomamos un revuelto de algas y marisco impresionante», comenta Sergio, que dentro de poco tendrá oportunidad de repetir. Esta semana se pusieron a la venta las entradas para el recital que ofrecerá el 1 de octubre en el Palacio de Congresos de Santiago. Que los de Casa Miranda vayan alimentando a las gallinas.

JORGE VÁZQUEZ, EN CASA

Ya es casualidad, el mismo día que Sergio Dalma comió la tortilla betanceira (la auténtica no lleva cebolla, solo buena patata y huevos caseros) me encontré en A Coruña con un conocido diseñador nacido en Betanzos. Me refiero a Jorge Vázquez, que, por cierto, rehabilitó en su tierra una preciosa casa de labranza de más de 300 metros cuadrados que ha convertido en su refugio, en el lugar donde escapar de la vorágine madrileña y de polémicas como en la que se vio envuelto con la reina Letizia de por medio. Resulta que, con la misma sencillez que la tortilla de Betanzos, Jorge comentó que le hacía mucha ilusión vestir a la esposa de Felipe VI y que le habían escrito de la casa real interesándose por sus diseños. Muchos medios dijeron después que esa falta de discreción le salió cara porque Letizia se echó para atrás. Líos al margen, entre la casa-refugio rehabilitada y que dentro de poco más de un mes abrirá su primera tienda en Galicia va a resultar más fácil verlo por aquí. Lo saludé en el Ribera y Cía de la céntrica calle Feijoo, un lugar de referencia hostelera situado cerca de Juan Flórez, donde el diseñador inaugurará en julio.

MENÚ MARIDADO

Los propietarios del restaurante Eclectic, una nueva apuesta en el centro de A Coruña, me invitaron a conocer sus propuestas en su coqueto local, que ellos identifican como una casa de comidas. El menú mantiene la mezcla de vanguardia y tradición con las que triunfaron en Barcelona hasta que decidieron dar un cambio a su vida y, de casualidad, afincarse en Galicia. La degustación la maridaron con vinos italianos, catalanes o gaditanos. Pedí una cerveza cuando me senté a la mesa y no sé si les gustó. Empezamos con un Tío Pepe y acabamos con un Pedro Ximénez. La comida es ecléctica, fruto de las experiencias de sus viajeros dueños. Y claro, como llevan una temporada en Galicia, incorporaron a sus platos algas, grelos, que presentaron en bizcochito, zorza, acompañando a un calamar, o una particular versión de las orejas del carnaval. Con la tortilla de Betanzos todavía no se atrevieron.