Manu Carrasco: «De jovencillo seguramente la guitarra me ayudaba a ligar»

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CEDIDA

Lo ha tenido claro desde siempre: lo suyo era la música. Y, a la vista de su trayectoria, parece que no se equivocó. Manuel Carrasco, que hoy actúa en Santiago, publicó en octubre su disco «Bailar el viento», que se ha convertido en triple disco de platino.

21 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Le regalaron una guitarra con 11 años y desde entonces no se ha separado de ella. Manuel Carrasco (Huelva, 1981), cuya cara entró en los hogares tras su paso por la segunda edición de Operación Triunfo, ha sabido labrarse una trayectoria en la que figuran ocho trabajos, el último Bailar al viento, que esta noche le trae a Santiago y ya se ha convertido en triple disco de platino.

-Aseguras que «Bailar al viento» es tu disco más sincero...

-Son cosas que se dicen; pero sí, en cada época de mi vida he intentando ser lo más honesto posible y lo más auténtico. En este disco, también.

-Una de las canciones se titula «Siendo uno mismo», ¿has podido serlo siempre o has tenido que fingir mucho a lo largo de tu trayectoria?

-En la música he intentado ser yo mismo en todo momento. Hay muchas maneras de serlo, aunque los miedos, las dudas, el qué dirán, la sociedad..., hacen que uno no sea lo que quisiera en cada momento, pero creo que con los años uno aprende a que lo importante es lo importante y lo demás pasa a segundo plano. Pienso que es una forma de reivindicar lo que uno es para bien o para mal, porque no hay otra, no podemos cambiarnos por otro. Somos lo que somos y, si queremos hacer algo para que sea valorado, ¡que mejor que ser lo que uno es!

-De ahí tu defensa del paso por Operación Triunfo en esa canción. Ser un «triunfito», ¿ha sido más oportunidad o una losa?

-Fue un momento de mi carrera importante y yo no tengo complejos para eso, ni mucho menos, ni voy a dejar que nadie los tenga conmigo.

-Dejando ya atrás esa canción, la mayoría de ellas vuelven a ser de amor, ¿eres muy enamoradizo?

-Miro a la vida con cierta belleza, soy un tipo bastante entusiasta y que mira el lado bueno de la vida y de los momentos. Si eso quiere decir que tengo una mirada positiva y tiene que ver con el amor, pues digo que sí.

-Y, a la hora de componer, ¿qué es más fácil cantar al amor o al desamor?

-La verdad es que me sale escribir de las dos cosas, no es una cosa más difícil que la otra. Al final, es según el estado de ánimo que tengas. Me gusta escribirle a la vida, a los sentimientos, a la amistad, a las ganas de vivir, a los miedos..., a todo los que nos mueve un poco por dentro y que tiene que ver conmigo y con las personas.

-Dices que depende un poco del estado de ánimo, ¿cómo se compone mejor: enamorado o con el corazón roto?

-El que compone tiene que componer esté o no esté enamorado, porque si no apaga y vámonos.

-¿Has utilizado muchas veces las canciones para ligar?

-Seguramente de jovencillo la guitarra me ayudaba, pero tampoco es algo que piense. Hay un montón de golfos (se ríe) por ahí que seguro que ligan más que yo si tocan la guitarra.

-¿En qué te inspiras para componer?

-En la vida y en las cosas que vive uno. Cuando eras más joven escribías lo que soñabas, las cosas que querías y pensabas. Ahora, uno escribe más las cosas que vive uno mismo o la gente de su alrededor. Todo sirve para llenar la mochila de la vida e intento escribir sobre las cosas que me salen, que siento y que me preocupan.

-Pasaron ya trece años de tu primer disco, «Quiéreme», ¿queda mucho todavía de aquel Manuel Carrasco?

-Sí, queda la ilusión, las ganas por aprender, por crecer, por vivir cosas nuevas. Queda todo eso, que no deja de ser lo mismo que pensaba cuando tenía 20 años.

-¿Te imaginabas entonces que llegarías a donde estás ahora?

-La verdad es que no. El sueño se ha ido agrandando por esas ganas de querer hacer las cosas mejor, de querer crecer. En ningún momento he pensado: «Ya he hecho esto y ya se acabó». Siempre pensé que se pueden hacer cosas nuevas y en eso estoy y voy a seguir.

-¿Te acuerdas de la primera vez que te subiste al escenario?

-Sí, fue en el colegio, en la fiesta de fin de curso cuando tenía 8 años, y ya causé sensación.

-¿Fue ahí cuando decidiste que lo tuyo era la música?

-Siempre he sabido que me hacía tener una fuerza especial y pienso que es lo que mejor hago en la vida. Por eso no he tenido dudas a la hora de pelear por lo que me gustaba, lo he tenido claro. Ya es una ventaja saber lo que quieres.

-Ocho trabajos en trece años y, además, con este último disco de platino, ¿hay algún secreto para mantenerse?

-Secreto, secreto, sinceramente, si lo supiéramos lo llevaríamos a cabo, pero creo que es el esfuerzo, la ilusión, el trabajo y el ser tu mismo. Por ahí tiene que ir la cosa, aunque no estoy seguro.

-Antes defendías tu paso por «OT», parece que no fue suficiente porque después participaste como jurado en «La Voz Kids». ¿Es más difícil decirle a un niño que no sigue o escuchar la valoración del jurado?

-Es difícil todo. Ha sido una experiencia muy bonita, que he vivido muy intensamente y la verdad es que con los niños, al fin del mundo.

-Y siguiendo con «OT», ¿fue más dura la realidad fuera de la academia que las críticas del jurado?

-Nadie dice que en la vida las cosas sean fáciles. De hecho, las cosas importantes cuando se consiguen no suelen ser fáciles y suelen ser el resultado de mucho trabajo detrás.

-Y ya por último, ¿qué Manuel Carrasco se van a encontrar en el concierto de Santiago?

-Mi mejor versión, porque donde mejor me siento es en el escenario y donde me lo paso bien. Vamos a disfrutarlo y que la gente disfrute de esos siete locos que están encima del escenario.