Sergio Dalma: «Me gusta poner música al día a día de la gente»

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CEDIDA

Siempre ha estado ahí. Es uno de los fijos del paisaje musical español, hoy fortalecido con el éxito de «Vía Dalma». El próximo fin de semana estará en Vigo y A Coruña con una apuesta arriesgada: «Quería demostrar que no soy solo esa voz rota»

14 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

No falla. Una vez al año Sergio Dalma se pasa por Galicia a tocar en recintos cerrados. Luego, en verano, muchas veces repite en espacios abiertos dentro de las fiestas de cada ciudad. Es una apuesta segura, que ahora llega apelando a la cercanía con Dalma (2015), su último disco. «Haberle quitado el Sergio es para potenciar esa proximidad con la gente, buscando un trabajo más personal. Es la primera vez que grabo en España desde hace once años, me he involucrado en la producción y he trabajado con autores como Iván Ferreiro o Vanesa Martín, con quien nunca había trabajado», explica.

-Pues Iván Ferreiro podría estar en las antípodas de lo que haces tú. ¿Cómo surge esa colaboración?

-Eso son los prejuicios que a veces tenemos en la música. Al final, te das cuenta de que las notas son igual para el rock, que para el pop, que para el clásico. Cada vez que saco un trabajo, muestro un listado de autores a la compañía con los que me gustaría trabajar. Se lo mostré a Warner. Curiosamente, unas semanas después coincidimos Iván y yo en México. Después de un tequilita tuvimos el atrevimiento. Yo, de pedirle que me escribiera una canción. Él, de aceptarlo [risas]. Para mí es una de las joyas del disco.

-Después de tanto tiempo fiel a la canción romántica mediterránea, ya sabrás cantar con el piloto automático.

-No, para nada. No me gusta pensar que todo está hecho. Intento salir con la misma ilusión al escenario y la idea de sorprender a la gente. Si me lo plantease en plan «Esto con la veteranía ya lo saco adelante» creo que me faltaría la chispa.

-¿Qué has hecho diferente ahora?

-Pues en esta gira teníamos ganas de sorprender. Cuando la gente paga un tique tú estás obligado a ofrecerle algo nuevo. Esta vez la apuesta era un poco más arriesgada. Me generó dudas. Hasta que no pasaron dos o tres conciertos no terminábamos de creerlo. Hacemos cuatro partes. Una primera, apostando por el nuevo trabajo. Una segunda, repasando el Vía Dalma. Una tercera, en acústico, dándole la vuelta a muchas canciones. Y, por último, una cuarta parte en donde la gente se viene arriba. El público es el que juzga y le gusta.

-Te juzgó para bien cuando «Via Dalma» rebasó todas las expectativas de ventas. ¿Te esperabas algo así?

-No, para nada. Aquello fue tremendo. Nadie lo preveía.

-¿Sentiste una resurrección?

-No, yo siempre hice mis conciertos. Soy un artista que, a nivel de directo, siempre he tenido un número importante de actuaciones. Lo que sí es que todo aquello disparó las ventas. Vendía discos de una manera regular, pero aquello lo disparó a un nivel bestial. Incluso llegué a unas generaciones que no consumían mi música antes.

-Mucha gente te había visto con el pelo negro para luego perderte la pista. De pronto, te reencuentra con canas en plan: ¿Es el de «Bailar pegados»?

-[Risas] La verdad es que se sí. De pronto se convirtió en uno de los discos más vendidos del año. ¡Se vendió una burrada! Cada Navidad se reeditan esos discos de homenaje a la música italiana, pero jamás imaginé que podía llegar hasta ese punto.

-¿Te reconoces en aquel jovenzuelo que cantaba «Esa chica es mía»?

-Se nota la esencia, aunque el resto es muy diferente. Los arreglos o mi voz, que ahora la canto de otra forma, son totalmente distintos. Se notan los años y creo que muchos más matices en la voz. Eso me gusta. En ese nuevo disco intenté buscar de manera deliberada nuevos matices a mi voz. Por ejemplo, en el tema de Iván Ferreiro uso una voz superlimpia y cristalina. Quería demostrar que Sergio Dalma no es solo esa voz rota.

-¿No es difícil escapar de esa voz rasgada e italiana?

-Yo puedo trabajar con el productor que sea, sea italiano, inglés o filipino, y mi personalidad siempre estará ahí. Al cantar en español recuerdo a las voces italianas. Pero si cantase en inglés no habría esa comparación.

?-Eres un cantante romántico y un artista muy accesible. Seguro que te habrán venido muchas parejas diciendo que un tema suyo es «su canción».

-Sí, claro [risas]. En ese sentido Bailar pegados es la más importante. Me lo dice mucha gente y aún hay hoy quien la pone en su boda, para abrir el baile. Mucha gente se conoció con ella en España o en Argentina. A mí me emociona mucho eso de: «Eres la banda sonora de nuestra vida». Eso es una maravilla: estar en el día a día de la vida de la gente y lograr que alguna de tus canciones se haya convertido en un standard. Hoy en día eso resulta tremendamente difícil en la música.

-¿Que alguien elija una canción tuya para una boda es el mejor premio posible?

-Eso es una pasada. Porque es algo totalmente sincero y puro.

-Tienes pinta de ser de los que dicen: «Me debo a mi público». ¿Es así?

-Totalmente. Cuando una persona paga una entrada para ir a verte eso tiene para mí un valor enorme. Yo se lo doy. Tal y como está la situación del país, y con la gente acostumbrada a no pagar, eso adquiere una importancia tremenda para un artista. Por eso me exijo mucho para estar al 100%. Me obligo a ello porque la gente que paga se lo merece. Y en todas las ciudades igual. Que sea la misma entrega en A Coruña que en Barcelona o en Burgos.

-¿Eres ya un clásico de la música española o vas camino de ello?

- Yo creo que sí, que ya lo soy. Lo pienso de una forma muy positiva. En ocasiones en este país da la sensación de que cuando uno cumple años y ya tiene muchos discos se le deja un poco de lado. Tendríamos que aprender de otros países, como Francia, o de Latinoamérica. Allí eso se toma como un valor. Convertirme en un clásico es algo que me emociona, porque he logrado llegar a un punto que, al principio de mi carrera, ni me lo imaginaba.