¿Qué puedo comer con las manos?

YES

MARCOS MÍGUEZ

NO HAY UNA REGLA ESCRITA... pero sí trucos que nos pueden ayudar para no meter la pata si lo que metemos es la mano. Ojo, hay cosas que no debes tocar.

18 abr 2016 . Actualizado a las 15:43 h.

La cabra tira al monte, y las manos al churrasco. Esto es así de toda la vida. Nunca nos planteamos si debíamos coger los cubiertos en medio del monte en una barbacoa veraniega porque probablemente ni los tuviéramos a mano. Y porque como en casi todo tiene que imponerse el sentido común. Hay mucho escrito sobre el tema, pero ningún criterio se impone a otro por goleada. La cultura es otro factor a poner encima de la mesa, nunca mejor dicho, y lo que es válido en España igual no lo es tanto en otras partes del mundo. Aunque podríamos partir de que comer con las manos fuera de casa en público y con más gente no es correcto. Esta es la opinión de Olga Casal, experta en Protocolo, pero como todo tiene sus excepciones. Vamos a ellas.

Estamos en el monte, no hay duda de que nos vamos a comer el churrasco con las manos. Pero y ¿en un restaurante? Es el mismo churrasco. ¿Qué harías? Piénsalo dos veces, y contesta. «Desde el momento en que te lo sirven en un plato hay que comerlo con cuchillo y tenedor». Si has respondido lo mismo que Olga has acertado. Pero es fundamental el contexto y el grado de formalidad que se requiera en el evento. No es lo mismo una comida entre amigos a que nos invite el rey a Zarzuela. En este último caso, ¡olvídate de las manos! Cuchillo y tenedor y apáñatelas como puedas. Sea lo que sea.

EL TRUCO DEL CENTRO

Estamos en el aperitivo: patatitas, aceitunas... Ahí va un truco. Si se ponen en el centro de la mesa, están pensados para compartir, y se pueden comer con la mano siempre que sean de un solo bocado y no manchen. Es decir, si voy a acabar como un cuadro de Van Gogh no hay mano que valga, prevalece el terminar limpio. En el mismo saco metemos los canapés. «Están pensados para que se puedan comer con los dedos y en un solo bocado, si muerdes y te quedas con él en la mano, o no está bien montado o no has mordido bien», explica Olga. Pero ¿qué pasa si las aceitunas llegan en el plato? Ni se te ocurra meter la mano. Como si estás tres horas para pescarla, ¡con cubiertos!

El marisco tiene su intríngulis. En Galicia es una cosa y en el resto de España otra. Aquí es más común, aunque esto no quiere decir que lo catemos a diario ni todos las especies, pero lo tenemos más visto. Por tanto, esta relación de «confianza» nos permite comerlo con las manos, aunque estemos en un lugar público. Y ya fuera, que se hagan con los utensilios necesarios para degustarlo en el plato.

Las tostas son como la materia atravesada de una carrera, un poco complicadas. Hay que estudiar su contenido para tomar una decisión. En un contexto informal no existe inconveniente en comerlas con las manos, ahora bien, si vas a perder lo bueno por el camino, ni te lo plantees. Hay que ser prácticos y tiene que primar la funcionalidad. En el cajón de las tostas, podemos meter las hamburguesas, que aunque se hayan refinado últimamente siguen siendo cosa de dos manos.

Llegamos al postre. ¿Fruta o filloas?

A la primera, si estamos fuera de casa hay que hincarle el cuchillo y tenedor, a no ser que sean uvas, que es una batalla complicada. Pero si es plátano, naranja, manzana... no hay excusa. Con las filloas, depende. Si están rellenas busca una herramienta, si no mira a tu alrededor con quién estés. Si les ha dado por hacer orejas, lo tienes difícil amigo. Como puedas, que es más que suficiente.

Si después de todo te entran dudas. Echa un vistazo y espera a que lo haga otro. Aquí sí está permitido copiar.