Párate...que vamos a 100

Amanda Val

YES

fsda

LA NOTICIA saltó hace unos días cuando la Guardia Civil descubrió a una pareja teniendo relaciones a unos metros de su coche parado en la autovía. Cuando cogemos tanta velocidad ¿hay freno? ¿O es que nos ponen los lugares públicos?

27 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Alguno pensará que no hay multa que se dé por mejor pagada que el alto de la Guardia Civil en tales circunstancias, pero cuando se coge tanta velocidad es difícil desacelerar el instinto. Y mucho menos pararse en seco como en un stop. Giremos la cabeza a un lado y al otro, y ahora que no nos ve nadie arranquémonos con la misma sinceridad que esa pareja que se lanzó a tener relaciones sexuales echándose a la cuneta. Sí, sí, con el coche aparcado en el arcén (con un amigo dentro)  mientras ellos daban rienda suelta a su impulso. ¿Es normal este dejarse llevar? ¿Este aquí te pillo aquí te mato? ¿Es tan frecuente como para que pensemos que nuestra vida sexual es tan tibia como la de los Roper?

La sexóloga Aránzazu García, de la clínica viguesa Vida, como entiende que con el tema del sexo jugamos con fuego quiere dar primero un mensaje de ánimo para que la cosa no decaiga. «Pensar que el modelo de quien transgrede mucho en el sexo es lo guay no es lo más saludable, hace años los sexólogos atendíamos problemas de represión, pero ahora todo es sobrepresión, la gente cree que como no se pone a aullar como en una peli porno pues que sus relaciones ya no valen; y nada más lejos de la realidad. Pero, claro, han idealizado tanto el sexo y lo que creen que deben sentir que pueden incluso llegar a evitarlo». ¡Si este tema va de todo lo contrario! De no evitarlo, de no poder evitarlo, de no aguantar más, de párate ahí que vamos a 100, le digo. Hecha la aclaración, Aránzazu se explica: «En el caso  de la noticia esta pareja no estaba buscando el morbo de que los viesen como sucede en otro casos. Algunas personas buscan tener relaciones en lugares públicos por la excitación de si los pillan».

COMO HACER PUENTING

Esta emoción se relaciona, según indica la experta (que no soy yo), con el término inglés arousal, que viene a ser la activación fisiológica que empata muy bien con el deseo sexual. «Imagínate que un fin de semana vas a un lugar desconocido a practicar puenting, estás en una situación arriesgada, tu organismo se pone muy alerta, pues bien, es muy posible que durante ese fin de semana tengas más deseo, tengas más ganas de una relación sexual», señala. Por eso, se entiende, cuando uno está muy ansioso busca la descarga sexual para liberar la tensión. Es algo cotidiano,  pero la sexóloga cree que no es tan frecuente hacerlo en lugares públicos con la emoción del «a ver si nos pillan». Sí es cierto que para alguna gente ese nerviosismo activa su deseo, ocurre sobre todo ?indica? en personalidades que buscan la intensidad para poder sentir. «Pensemos en un perfil más estereotipado, una persona que consume drogas, que sale por la noche, que busca pelea... es mucho más difícil que con ese ritmo llegue a encontrar una motivación que lo excite, tiene que transgredir para poder alcanzar ese deseo, porque o es muy intenso o no siente nada y, claro, puede ser un trastorno dependiendo del grado. En cambio una persona sensible, que siente con cualquier pequeña emoción suele huir de este tipo de situaciones, de encuentros en lugares públicos». Que también los hay.

La reacción más normal cuando un desconocido te pilla teniendo relaciones es la de recogerse, la de taparse, la de recomponer esa situación, pero mientras unos se abrochan rápido hay gente que prefiere todo lo contrario. Igual que a algunos les motiva el riesgo de tener sexo en un descampado, en una playa  o en un baño público... Hay otros muchos que prefieren que los vean y gente que disfruta viendo. De ahí, explica Aránzazu, que haya tantos voyeurs en los clásicos picaderos y que algunos quieran que los vean mientras tienen relaciones. «En el entorno gay hacen quedadas en las áreas de descanso de las autopistas para tener encuentros con desconocidos, y en el ambiente hetero lo más común son los intercambios de parejas». ¿Y en este caso reaccionan los dos miembros [valga la expresión] de la pareja del mismo modo? ¿Es uno el que arrastra al otro?    «Lo más frecuente en mi consulta es que uno quiera el intercambio y el otro no, pero no lo dice por falta de carácter, porque uno es el que lleva la batuta... Lo que más nos encontramos son parejas en la que el hombre se queja de falta de deseo, porque son ellos los que normalmente piden salir de la rutina». ¿Y qué es salirse de la rutina? ¿Nos echamos a la cuneta? Aránzazu se ríe. «Con hacer un pequeño viaje y dormir en un hotel seguro que funciona». Me lo pido.