Aquí mandan los peques

La Voz NOELIA SILVOSA, JAVIER BECERRA, BEGOÑA R. SOTELINO Y TAMARA MONTERO

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Ángel Manso

LLEGAN LOS BARRIOS CHILD FRIENDLY Nos vamos de paseo por las zonas con más niños de Galicia, donde todo está adaptado a sus pequeños habitantes. ¿Pinturas en la pescadería? ¿Un tobogán en el concesionario? Este es otro mundo. 

14 nov 2015 . Actualizado a las 12:21 h.

Bienvenidos a Nunca Jamás. A un mundo en el que todo está hecho a medida de los niños, que son los que dominan su entorno. No hablamos de Peter Pan, valga el paralelismo. Entramos en los barrios child friendly, esas zonas con más niños de Galicia que están empezando a adaptarse a ellos. Una tendencia que ya es una realidad desde hace décadas en Chelsea y Kensington, en Londres o en Park Slope, en Brooklyn o Nueva York, y que empieza a verse por aquí. Una vez más, vamos a contracorriente y descubrimos esas excepciones que cumplen la norma. En medio de una espiral que se empeña en hacernos más viejos, existen oasis donde las familias más jóvenes han instalado sus bártulos para llenar sus calles de pequeños habitantes. Y con este panorama, solo queda una opción: ponerse a sus pies. En Nunca Jamás no hay normas. No existe el ?no te levantes de la mesa?, ni está prohibido jugar cuando los padres piden un préstamo en el banco. Ya no. Aquí, no. Empecemos nuestro recorrido. 

Pensar en crecimiento es pensar en Narón. Resulta inevitable. Nadie se hubiera imaginado a principios del milenio que esta se convertiría en la octava urbe gallega, superando los 40.000 habitantes. Pero lo hizo. El municipio ha conseguido darle la vuelta a una tendencia en la que el envejecimiento está a la orden día, con barrios que aumentan su población a ritmos agigantados. El de A Gándara destaca en este baby boom, como polo de atracción para familias jóvenes con viviendas más nuevas y baratas que las de otras zonas. La accesibilidad, la cercanía de espacios comerciales y el polígono que sirve de motor para la industria hacen el resto para que este barrio haya pasado de los 5.995 a los 7.129 habitantes. Así, los niños llegan solos. Y eso se traduce en zonas verdes, guarderías, colegios públicos y una ciudad que está a la cabeza en número de parques infantiles en su zona.

Con este panorama, parece lógico que todo esté pensado para los pequeños de la casa. ¿Cómo va a ir papá a comprar un coche y pretender que el niño se quede quieto en la silla? Misión imposible. Hasta el concesionario tiene su propio espacio de juegos. Conscientes de ello Autos Ferrol, el espacio oficial de Seat en A Gándara, decidió hacer posible una estampa única: un tobogán con vistas a sus coches. Tal cual. Allí, en medio de las oficinas, habilitaron su propia área infantil. Mesa con sillas, cuentos y el mini tobogán consiguen que los peques se centren en pasárselo en grande. Y, de paso, que dejen un rato libre a sus padres. Porque si ellos pueden llevarse a los niños de tiendas y consiguen que aún encima lo disfruten, repetirán. Eso seguro.

También en este barrio nos encontramos con Marinolandia, el parque infantil más grande de la comarca ferrolana. Quinientos metros cuadrados ambientados en el mundo marino donde quienes mandan, una vez más, son los niños. Mientras ellos se rinden al juego, son los padres los que se retiran a la zona de adultos. El mundo al revés. «Abrimos en enero del 2014, y los niños que vienen son todos de esta zona», cuentan desde el local. Aunque A Gándara sea un referente del crecimiento en la comarca, lo cierto es que todo el municipio de Narón tiene ese espíritu de adaptación al mundo infantil. Por eso nos hemos ido a otra zona, la de O Couto, para llegar a un restaurante, la Parrillada O Couto, donde elevaron esta idea a la máxima potencia. Y es que de sus dos plantas, una está dedicada por completo a los niños. Pudieron ampliar, instalar otro comedor o mejorar el espacio de los propios profesionales. Pero no. Su segundo piso está hecho para los acompañantes más pequeños. Tanto, que no parece ni que se encuentren en un restaurante. Y para prueba, la imagen de portada. «Siempre que íbamos a comer fuera, como nuestro hijo es movidito, decíamos: ?Dios mío, debería de haber algo para ellos?. Así que transformamos la planta de arriba en un espacio infantil. Ellos también tienen derecho a disfrutar», comenta Merce Piñeiro, que abrió el local junto a su marido. «Muchísima gente que viene lo hace porque sabe que tenemos esto, y además hay muchas familias jóvenes por aquí», añade. Xenia García es una de las niñas que aparece en esa foto mientras juega en la parrillada. Su padre, Javier, es asiduo al local. Y por su condición también conoce muy bien el barrio de A Gándara. «Recuerdo que hace veinte años era todo campo, no había nada. Ahora, además de todo lo que se ha edificado, hay establecimientos que están adecuados a los niños por todas las familias jóvenes que se instalaron allí», apunta. Pero Narón no es nuestra única parada en Nunca Jamás. Nos vamos a A Coruña. 

PACO RODRÍGUEZ
  NOVO MESOIRO: NEGOCIOS QUE SON CASI GUARDERÍAS

En una ciudad donde el florecimiento de nuevos locales de hostelería está siendo abrumador, se podría decir que uno de cada dos cuentan con esta particularidad. Sin embargo, existe un caso muy particular. A las afueras de la ciudad se encuentra Novo Mesoiro, el barrio coruñés más joven. Allí viven unas 8.000 personas. La mayoría responde a un perfil claro: pareja de entre 35 y 45 años con hijos. En consecuencia, se ha generado una simpatía muy especial con ellos. «Aquí los niños no molestan nunca», sentencia Natalia Val, propietaria del centro de estética Lúcete. Son las seis de la tarde de un miércoles. Su negocio podría confundirse con un centro de juegos infantil. «Es que no hay otra. Si no hubiera esto, al solárium no podríamos venir», dice Verónica Liñares, una de sus clientas, «Al que no le gusten los niños, se ha equivocado de barrio», añade riéndose.  

Desde luego, en Novo Mesoiro no tendría sentido abrir nada vetado a los infantes. Hasta un negocio tan anodino como una lavandería, la Xpres, cuenta con un coqueto rincón dedicado a ellos. «¡Con tanto niño es que tienes que hacerlo!», dice sin dudarlo su propietaria, Yuliana Díaz. Pero también cuentan con ese cariño en la sucursal de La Caixa o en la pescadería del barrio. Hasta la carnicería Chema ha improvisado una mesa con un gran reloj de colores y cuentos. «Esas cosas arrastran a los padres. Tú al final coges al niño, vas a hacer un recado y va contigo», explica uno de los clientes.

Al final, la buena onda de Novo Mesoiro contagia. Vicente Rubio reside en Sada, pero su nieto vive allí. Se encuentra en la peluquería Aquarell con él. «Esto cada vez es más corriente. A los niños hay que tenerlos entretenidos. Ahora no se quedan en casa con la madre. Ahora trabajan los dos y tú tienes que seguir con tu tarea y hacer todo con él. ¿Cómo tienes al niño aquí una hora? ¿Qué va! A ellas [lo dice por las peluqueras] las deja trabajar mejor. Y tú te desentiendes», se ríe.  

XOÁN A. SOLER
  NAVIA: BARRIGAS Y COCHECITOS

El barrio vigués de Navia es como una gigantesca burbuja de formol. Mientras Galicia envejece, el vecindario donde casi se huele el mar de la playa de Samil es un Shangri-La donde pululan familias jóvenes con niños pequeños que llenan de bullicio calles rodeadas de coloridos edificios gigantescos de protección oficial, es decir, de viviendas a precios asequibles. Lo curioso de Navia es que mantiene dos núcleos, el de la pequeña parroquia casi rural de toda la vida, donde residían cerca de dos mil personas; y el generado por la construcción de este polígono cuya calle central y casi única es Teixugueiras. Un paisaje plagado de «barrigas y cochecitos de bebé», indica Ana Martínez, que forma parte de la directiva de la asociación de vecinos Novo Vigo. Los últimos datos del censo hablan por sí solos: registran a cerca de 9.500 residentes, el 30 por ciento menores de 18 años. La media de edad ronda los 40 y calculan que puede haber alrededor de 4.000 niños de hasta 12 años. Teniendo en cuenta que en Navia hay un 2 % de jubilados, la oferta del colectivo vecinal es muy diferente al de otras asociaciones gallegas. Nada de excursiones a Fátima, cursos de encaje de bolillos o para ejercitar la memoria. «Nosotros tenemos ludoteca, clases de estimulación musical para bebés, de aprendizaje a través del juego, expresión musical, teatro?», añade.

Con este aroma que huele a Nenuco, por allí se encuentran negocios como La Boutique del Pan, una panadería con espacio infantil; la cafetería Lobiños, con zona de bolas; la ludoteca El Bosque de Navia, la librería El Hobbit o las tiendas Piruchadas, Maya, Picapollito, Colorín Colorado o Érase una véz tu bebé. ?Aún tendría que haber más y los habrá, y para adolescentes lo mismo, que la población crece y para estos sí que no hay nada?, reflexiona. 

 

M.MORALEJO
MILLADOIRO: OCIO POR TODOS LADOS

Visto lo visto, parece que los compostelanos crían fuera. O al menos, lejos del núcleo urbano. Porque los dos principales polos de crecimiento demográfico están en el concello vecino. Era cuestión de tiempo que Bertamiráns y Milladoiro, las dos poblaciones principales de Ames, se adaptasen a sus pequeños habitantes. Por ejemplo, a Nicolás. Él es un residente de 7 años que, sin salir de Milladoiro, va a fútbol, a atletismo y a inglés. Y las tardes, pues son divertidas. Así se llama el programa municipal de ocio para los más pequeñitos del área de Santiago. Nicolás vive con su mamá, Puri, y con su papá, Miguel, que están encantados de haber escogido Milladoiro para formar familia. No solo porque la vivienda es mucho más barata que en Santiago, sino porque además es mucho más tranquilo que Compostela. También porque su hijo tiene una buena calidad de vida. «En el programa Tardes Divertidas, por ejemplo, va con sus compañeros de colegio. Y aquí estamos cerca de la ciudad y también con buen acceso a las playas», explica Puri. Milladoiro tiene parques y actividades «impresionantes» en programas de conciliación para todas las épocas vacacionales «e incluso comedor». Todo un mundo a sus pies.