A mi tomate le duele el corazón... Y Edmundo Maseda dice que tiene.. «heliothis». Tranquilos, hay cura. Le creo, es el mayor experto gallego en esta hortaliza. Controla las 80 variedades que hay... y yo ¡que solo conocía una!
25 jul 2015 . Actualizado a las 17:06 h.Mi padre tiene un tomate chungo. Pero chungo, chungo. Le entró un bichito verde y teme por el resto de la cosecha. Llegamos a O Valadouro cual ambulancia con el ejemplar moribundo entre las manos. Nos recibe Edmundo Maseda en la primera escuela pública y gratuita en Galicia de horticultura ecológica. Lo observa por encima de sus gafas. Rictus de preocupación. Diagnóstico: heliothis. «É que cos brotes de calor [la caloret, diría Rita] hai moito. O invernadoiro hai que deixalo aberto todo o verán ou cerralo só pola parte que dea o vento. E esta temporada tes que botar cola de cabalo», sentencia. Tengo ante mí al mayor experto en tomates de Galicia. Lo asegura rotundo Antonio Durán, coordinador de esta Escola de Agricultura Ecolóxica, proyecto piloto del Concello de O Valadouro y Deputación de Lugo, junto con su compañera Saray Otero. «Non é para tanto», contesta Maseda. La realidad es que aquí, donde ahora hay 12 alumnos, se está trabajando con casi 80 variedades. Y yo que solo conocía una, el tomate a secas. Me ruborizo como el fruto cuando ya está maduro. «O tomate é o rei do verán», confirma Durán.
«Ademais, aquí temos o profesor», añade. «Ou o médico dos tomates», respondo. Mientras hablamos, Edmundo Maseda da directrices aquí y allá: «Vixiade o Purpple Russian, o C-7. Levouno a de Mondariz, de Pedreira Calma, que fai conservas con aromáticas e vende no mercado de San Isidro en Madrid. Dixo que nunca unha fornada lle saíra tan rica». «Oes -se dirige otra vez a Antonio llevándose otro a la boca- é interesante saber que tomate é este. Porque é duro e normalmente os tomates negros son brandos». Lo pruebo. Es el Helsing Junction Blues. Riquísimo, único... «Edmundo foi o ideólogo para traer sementes e as mellores, repetilas. Poñémoslles claves para non liarnos», explica Durán. Me fijo en otro, amarillo. Es el Kelloggs, sí como los cereales: «Riquísimo». Yo le llamaría Piolín, y sin temor a ruborizarme más.
Se merece una fiesta
En Galicia, podemos decir como el anuncio retro con acento mexicano: «Cuate, ¡aquí hay tomate!» Nuestros galleguiños serían el Negro de Santiago y el Abuela de Osedo. Son especies autóctonas recuperadas en los últimos años y que van ganando presencia en los supermercados e incrementando sabor en las mesas de verano. Galicia también tiene alma tomatera (y no hace como en Buñol desperdiciando género, lo digo alto y claro, que estamos en crisis). Pero como a los gallegos nos va la fiesta, está en nuestro ADN, la idea de celebrar una degustación de tomate en O Valadouro ya ronda en sus mentes. De hecho, Maseda evoca el Tomato Fest Carmel, el mayor festival del tomate en Estados Unidos, fundado por Gary Ibsen y una familia que trabaja con más de 600 variedades, a los que piden vía Internet las semillas. Una de las que ha cruzado el charco es la de la variedad Dagma Perfection. Y también la están probando en este valle que cruza el río Ouro.
«Hai casas de sementes que elas soas teñen máis de mil variedades. Os holandeses, por exemplo, cultivan un tipo de tomate para cada país, porque estudaron os gustos. Isto é de comer e hai a quen lle gusta o tomate ácido, a outro o doce...», sigue contando Edmundo Maseda, agricultor ecológico veterano en su esfera privada y alcalde en la pública. En este centro los testan, no los comercializan, subraya.
Con tanto ensayo, ¿no habrá salido por ahí un tomate llamado Edmundo?: «Tiven un que o saquei eu, un cruce, e saíu moi ben. Pero non, non lle puxen o meu nome, non». Para ensaladas me recomienda el Jack: «É o mellor, pero aquí non o temos porque é difícil traballar con el, é sensible a todo». Y los hay de coleccionista.
Golosito es todo sabor
Al momento, apunta a otro de una caja. Y me presenta a Golosito: «Úsano en Euskadi para o Euskal Label, un selo vasco de calidade, e os de ecolóxico traballan moito co Negro de Crimea, que ten un matiz afumado e foi un dos primeiros tomates que trouxeran os vascos con Colón». El popular cherry tiene su origen en los Andes: «Os maias si que sabían de tomate». Y él, no me sea tan modesto.
En verano paro poco en casa. El otro día, de noche, abrí la nevera. Y allí estaba. Un tomate. Solo, con un yogur y unos fiambres de única compañía. Le imaginé con la pancarta ¡God save the tomatoes!... Me lo comí.