Bárbara Lennie: «Tengo mucho instinto para la gente con talento»

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CEDIDA

Se define como perseverante, cabezota, hormiga y arriesgada. Pero curiosamente no se ve reflejada en la imagen de mujer fuerte porque le gusta mucho más trabajar en la imperfección. Pero ella es Bárbara, también fuera del escenario. Estos días rueda en A Coruña «María y los demás». 

06 jun 2015 . Actualizado a las 09:01 h.

Le gusta charlar y ese recrearse en la palabra, dice, le viene de su parte argentina. Así que Bárbara Lennie Holguín (Madrid, 1984) no se limita a responder, da frases largas y la conversación avanza de Buenos Aires a Madrid y de Madrid a A Coruña, donde se encuentra estos días rodando María y los demás, un proyecto de Frida Films que la resitúa en el punto de la comedia urbana. «No soy una intensa, ¿eh? Pero la vida real nunca está a la altura de lo que una imagina». Ni siquiera para ella que le ha dado un reconocimiento brutal en forma de premios por su trabajo en teatro, tele y cine. El último, el Goya a la mejor actriz por Magical Girl. «¿Que si he votado a Manuela? ¡Claro! ¡Qué emoción tan grande!». Lean, que es Bárbara.  

-¿Sueles enseñarle el guion a alguien antes de empezar un proyecto? ¿Cómo haces?

-En general es una mezcla de impulsos, de intuiciones, de que racionalmente te guste lo que cuenta. En este caso me gustó mucho el guion, no es nada fácil encontrarte con protagonistas femeninas con muchos colores y que sea reconocible en la vida real. Contar a una mujer que identifico en mí y en muchas amigas. Y me gusta ese momento de una chica de 35 años, un poco desnortada, que le cuesta ir al ritmo que se presupone. A veces contar las cosas más sencillas es lo más difícil. 

-¿Y en qué te reconoces?

-Es entrañable y a la vez detestable, y lista y tonta, y mujer y niña. Muy divertida. 

-¡Cómo nos cuesta! 

-Sí, eso. Y cuando consigues captar y evidenciar una parte de vida real es mágico. 

-¿Tú te imaginabas de alguna manera a los 30?

-Yo no he sido de las que siempre he querido ser actriz, en absoluto, pero sí me recuerdo muy pequeña imaginándome de mayor. No sé cuál era esa imagen, pero sí tengo ese recuerdo. No era una meta, pero sí una pregunta abierta. Yo sí que hay cosas que si me mueven y me apetece mucho hacerlas voy a por ellas, focalizo la energía en eso, a veces lo consigo y a veces no, y, claro, las apuestas cambian. Pero voy haciendo un camino.

-Vivir como una quisiera es difícil.

-Sí, además cuanto más te puedas quitar de encima lo que supuestamente quieres o tienes que hacer, la supuesta vida que te mereces, es más fácil conseguirla sin darte cuenta. Nunca está a la altura la vida real de lo que una imagina. Y María, mi personaje, se pasa el día imaginando. Yo me siento muy identificada en eso. Hay un momento de la vida donde de repente tienes que hacer ese clic y ser un poco adulta, la vida es un poco eso. Y me moriré, y mis padres se morirán, tener hijos... 

-¿Tú notas esa presión? 

-Sí, sí, por muy moderno o relajado que sea tu entorno al final las abuelas, los amigos preguntan... Somos mucho más tradicionales todos de lo que nos creemos. Inconscientemente uno vive en círculos. Decidir tú lo que quieres no es tan fácil. 

-Es decir tu nombre, después del Goya, tantos éxitos, y suena rotundo. «Es Bárbara». Como una mujer con peso, segura, de no hay fallo.

-Qué va, yo no me reconozco en esa imagen. A mí me gusta lo contrario, trabajar en lo fallido, en lo imperfecto, en las grietas. Lo que sí creo es que quizás es porque me gusta mucho lo que hago, cuando empiezo un proyecto me vuelco y me lo tomo en serio, en serio felizmente. No es que sea una intensa, al contrario. Cada vez más apuesto por lugares en los que pueda reírme. 

-Pero da la sensación de que tu mundo es ese y solo ese. 

-Porque he hecho un camino sólido, paso a paso, obra a obra, he sido muy perseverante, cabezota, hormiga y arriesgada. Yo creo que en eso tengo instinto, para otras cosas no, pero para la gente con talento lo huelo.

-De lejos parece que manejas bien tu carrera. 

-No te creas, yo he estado muchas veces muy perdida, sin saber adónde ir, lo estoy haciendo bien... Hasta qué punto lo público, hasta dónde lo privado. Es un mundo maravilloso y a veces despiadado, donde lo frívolo y lo intenso se dan a veces la mano. Ha sido un viaje y he trabajado para que eso se fuese recolocando. Ahora estoy bastante contenta y tranquila.

-No es suerte... 

-Yo creo mucho en el tesón y en que una tiene que mover su energía para generar trabajo. Desde que empecé he generado el trabajo, la primera obra... Y así, me he ido metiendo en cosas.   

-¿Quiénes o quién ha estado siempre detrás de ti? ¿Quién te ha marcado o ese momento definitivo en que dices: si no hubiera estado ese día allí no hubiese sido esto? 

-Mis padres han sido fundamentales. Por la historia que tenemos hemos hecho mucha piña, al margen de ser mis padres, me gusta hablar con ellos. 

-Te criaste en Argentina y luego viniste, con 6 años, a España. ¿Has sentido que no eras ni de un sitio ni de otro?

-Siempre tuve el anhelo de Buenos Aires, quería estar allí más que en Madrid porque tenía una vida muy bonita allí, unos primos geniales, era la princesa de la familia. Eso me duró muchos años y luego tuve una época preadolescente en que estaba muy a gusto aquí, me marché allí y sentí que  tampoco estaba bien, no tenía ese lugar tan claro. Eso te conforma una identidad. Es duro, pero te hace despierta y ser muy porosa, adaptable, armas casa en cualquier sitio. 

-¿Qué tienes de argentina?

-Esta cosa de ser camarada, de la reunión, de compartir horas de asado, la curiosidad, el interés... Es gente que habla mucho y habla bien, quiero pensar que tengo algo de eso. 

-O sea que te gusta vivir rodeada.

-Sí, sí. Yo soy muy de amigos, aunque no soy un animal social, necesito espacio para estar tranquila. Yo no estoy de acuerdo con eso de que uno esté mejor solo. La soledad agota, es mejor verse en los demás. 

-¿Pero necesitas caos alrededor para concentrarte o, al revés, eres de rutinas?

-Mira, todos estos días previos a rodar he pasado mucho tiempo sola y me ha venido muy bien. Pero no siempre ha sido así, a veces he estado estudiando delante de una mesa no me ha valido de nada y he tenido que salir a charlar y así ordenarme. No tengo una sola manera. Depende de cómo esté yo. 

-Cuando llega el aplauso, sientes el subidón de para eso trabajo.

-Bueno, a mí el aplauso no es el momento del espectáculo que más me gusta. Los compañeros siempre me echan la bronca porque me voy muy rápido [risas], y me dicen ?no seas irrespetuosa con el público?. A mí me da el punto de «ya está», el trabajo ya lo hemos hecho...

-¿Te asusta el paso del tiempo...? Eres, guapa, tienes un cuerpazo...

-Yo sé que llegas a los 40 y es una edad fastidiada, me lo dicen mis compañeras, hay que estar muy encima del cuerpo. La industria es severa, y hay presión añadida. Cada vez también más en los hombres.

-Tu pelo corto también ha triunfado...

-Muchas gracias. También ha influido la genética, pero me cuido, hago deporte, aquí estoy saliendo al paseo marítimo, corro, pero en Madrid voy a pilates, y al gimnasio. Ojo, pero me cuido también tomándome un vino cuando me apetece.  

-¿Has sido mucho de salir de noche? 

-No, no. He salido y salgo mucho, pero soy mucho más diurna que nocturna. Llega un momento en que me canso y me voy a casa. Por la noche una aprende muchas cosas, hay que saber cortar, aunque se te vea bien. 

-Sigo pensando en que se te ve una mujer fuerte. Que marcas el territorio.  

-No lo sé, a veces sí y otras no. Me lo dicen mucho, pero creo que doy mucha más imagen de serenidad y fuerza de la que yo tengo. Y claro que me dejo llevar, si no sería un infierno.