Una líder sin derecho a voto

Xosé Ramón Castro
x. r. castro VIGO / LA VOZ

DEPORTES

María Pérez Araújo firmó 23 puntos y 30 de valoración ante el Universidad de Oviedo. Se confirma como la referencia del Celta con tan solo 17 años

20 ene 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Con el baloncesto en los genes, María Pérez Araújo (Vigo, 1997) devora etapas. Aún no ha cumplido los 18 años, lo hará el próximo mes de agosto, y ya no solo acumula tres temporadas en el equipo sénior del Celta Selmark, sino que se ha convertido en la referencia del equipo, especialmente en el capítulo anotador. El sábado tocó techo en esta Liga al firmar 23 puntos (y le birlaron un triple) y 30 de valoración. O lo que es lo mismo, ser la mejor nacional de la LF 2.

«La verdad es que estuve muy acertada, hice muy buenos números. Fue el partido en el que más anoté», comenta la alero del conjunto de Carlos Colinas. El entrenador es parte importante del despegue de la jugadora viguesa. En el verano le adjudicó un papel relevante y señaló el curso como clave en su despegue: «Está ante una temporada muy importante, es su último año júnior, pero es una jugadora con un rango muy importante en la Liga que debe confirmar si quiere aspirar a metas mayores», confesó el técnico a La Voz.

Esta estudiante de segundo de bachillerato, que comenzó jugando en el Seis do Nadal en edad benjamín, hija de la mítica Ángeles Araújo, no ha pestañeado. Promedia 15,8 puntos partido, 12,5 de valoración y con una media de 30 minutos por contienda.

«Me encuentro muy bien, estoy con mucha confianza. Tener la responsabilidad es positivo pero en cada partido tu siempre sales a hacerlo lo mejor posible», comenta la viguesa, que llegó al club en edad infantil y que lleva tres años a las órdenes de Carlos Colinas. «Me veo más segura en mi tiro exterior comparado con los otros años y en defensa también. Estoy con más confianza», relata sobre su evolución a lo largo de estas tres temporadas.

María no es una desconocida para los cazatalentos de la federación española. De hecho en su currículo destaca en un sitio muy alto el subcampeonato mundial con la selección sub-17 cayendo únicamente en la final con Estados Unidos y en las pasadas Navidades ya dio el salto a la sub- 18. Por eso todo apunta a que su techo está más allá de la segunda categoría del baloncesto femenino español, algo que María relativiza por el momento: «No sé lo que va a pasar. En un futuro espero poder jugar a más alto nivel, pero nunca se sabe. Ojalá pudiera ser con el Celta en Liga Femenina».

Por el momento, mantiene la esperanza de jugar su primer play off de ascenso con el Celta Selmark, aunque todo dependerá de una importante remontada en la segunda vuelta. Para no meterse presión, saca su propia versión del cholismo: «Lo primero es salir contentas de cada partido y después, si se puede llegar al play off, mejor. Siempre gusta jugar ese tipo de partidos porque es una experiencia muy bonita». Dicho esto, recuerda la tendencia celeste de los últimos años. De menos a más: «Creo que poco a poco vamos avanzando como equipo, pienso que es como el año pasado, que la primera vuelta fue un poco más floja pero a medida que la Liga avanza vamos creciendo».

Para conseguirlo, ella quiere ayudar, pero no solo en puntos: «Yo lo que quiero es aportar al equipo, ya sea en puntos, en defensa o en robos». El viernes tendrá una nueva oportunidad de seguir creciendo en Guipúzcoa.