Heroica salvación del Vigo Rugby

lorena g. c. VIGO / LA VOZ

DEPORTES

XOÁN CARLOS GIL

El Universidade conserva la categoría tras vencer 38-11 al Sant Cugat en una remontada perfecta

08 jun 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Las lágrimas del tongano Maka, la cara de euforia de Monti, las sonrisas a diestro y siniestro y el inmenso abrazo de felicidad y desahogo que se dio el Universidade Vigo Rugby sobre el césped resumían lo que acababa de suceder sobre As Lagoas. El equipo, tras dejarse la piel sobre la hierba viguesa durante 80 minutos, sentenciaba su salvación. Convertía en real el mensaje de «difícil, no imposible» con el que los jugadores se habían bombardeado durante toda la semana, y consumaba la remontada sobre el Sant Cugat gracias a un 38-11 que ya ha quedado registrado en la historia del club.

Y todo, en medio del estruendo festivo con el que la afición quiso arropar al equipo. Su fórmula para celebrar una salvación que estuvo en peligro durante seis días, pero que los vigueses amarraron a base de corazón, cabeza y coraje. El Vigo Rugby, con un millar de gargantas apostadas en las gradas, remontaba gracias a un partido perfecto -el que tenía previsto para la ida, pero que se había torcido- en el que fue ahogando a su rival poco a poco hasta despedazarlo.

Todo siguió el guion previsto. A los cinco minutos Tito anotaba el primer ensayo de los vigueses y comenzaba a deteriorar los cimientos del Sant Cugat. David Monreal, que ayer se vistió de corto durante 50 minutos, había planificado hasta el último detalle del partido, y sus chavales cumplieron. En la primera parte, a sabiendas de que tenían el viento en contra, fueron desgastando al rival. Arañándole metros. Desangrándolo poco a poco y minándolo, física y psicológicamente. De Cabo y Berlande ensayaron para irse al descanso con un 18-11 que no era suficiente, pero que ya era un buen camino.

Mientras en la grada se apretaban los puños y algunos directivos del club se entretenían despachando en las tiendas en un vano intento por no sufrir con el partido, sobre el césped el Universidade iba a lo suyo. Revestido por una capa de confianza y valentía -y mucha paciencia- propia que había echado de menos el algunos momentos de la temporada, continuó machacando al equipo catalán. Monreal puso su firma al cuarto ensayo local de la tarde, y Maka se encargó de subir en el minuto 58 la diferencia de puntos que el equipo necesitaba: 34-11. Los vigueses eran virtualmente equipo de División de Honor, y no estaban dispuestos a dar un paso atrás. Mantuvieron el orden, la concentración y la intensidad y Simon se encargó de poner la guinda a la permanencia con el 38-11. El Universidade sentenciaba la remontada.

El sufrimiento de la última semana daba paso a la euforia absoluta y al desahogo. «Ha sido una alegría tremenda tras una temporada dura», reconocía David Monreal. El último año había estado cargado de dificultades para todo el grupo, pero la recompensa llegó. Fue en el partido perfecto. Un partido épico.