«Queremos que las familias participen en los cuidados de la uci»

Ángel Paniagua Pérez
Ángel Paniagua VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

M.MORALEJO

Tras abrir los horarios de visita, la unidad de intensivos trabaja en reducir los ruidos para los enfermos

24 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La unidad de cuidados intensivos del Álvaro Cunqueiro está volcada en un proyecto para mejorar, pero de otra manera. No se trata solo de incorporar nuevas técnicas, sino de ofrecer una asistencia más cálida, pensando más allá de los cuidados. El equipo de la uci, con Dolores Vila al frente, encara con ilusión el reto de poner el bienestar del paciente y su familia en el centro de su trabajo, que es el objetivo del proyecto HUCI (la hache es de humanización). Hoy y mañana se celebran en el hospital las jornadas nacionales de humanización.

-¿Hablan de humanizar porque la asistencia sanitaria no es humana?

-Humanizar es un verbo que no me gusta, pero se refiere a que se le ha dado la vuelta a lo lógico, que es que el paciente y su familia estén en el centro de la asistencia sanitaria.

-¿Y eso qué significa?

-Que además del proceso de enfermedad, hay que tratar la confortabilidad y el bienestar del paciente y su familia. La familia es un pilar importantísimo en el tratamiento, y hay que incorporarla para que conozcan el proceso. Tenemos que romper la rigidez de las ucis.

-¿Por qué son rígidas las ucis?

-Porque tratamos a pacientes graves y tradicionalmente pensábamos que cuanta mayor gravedad tenían, más aislados debían estar.

-¿Qué ventajas aporta incorporar a la familia al proceso de curación de un paciente grave?

-Se disminuyen las estancias y, por tanto, los efectos secundarios... Todo va mejor. El grado de satisfacción es tremendo porque la familia está menos estresada, colabora... Hay ucis en las que la familia hace cuidados, como movilizaciones precoces o pasivas, da de comer, participa en el aseo.

-¿Se lo imagina para Vigo?

-Sí. A corto plazo no, pero sí.

-El primer paso que dieron en la uci del Cunqueiro fue la ampliación del horario de visitas. ¿Cómo está funcionando?

-Está funcionando muy bien. Un familiar de cada paciente puede venir libremente de 12.00 a 23.00. Estamos siendo flexibles, porque a veces se cambian: entra un familiar y sale el otro. Creo que la gente está más contenta, entiende más lo que hacemos y también tiene menos conflictos.

-Si lo tienen tan claro, ¿por qué no van más lejos?

-Esto es como los movimientos socioculturales: lo empieza alguien y ves que se puede hacer. Es un tema de cultura. Yo veo clarísimo que tenemos que ir por ahí. Además, cuando los profesionales están del otro lado, como familiares, lo demandan.

-¿Qué es lo que les daba miedo a los profesionales de abrir la uci a los familiares?

-Sobre todo a trabajar con la familia delante, a sentirte acorralado. Las familias están en momento duro, con un estado de ansiedad grande. Creo que los profesionales temíamos que fuese difícil trabajar, que fuesen muy demandantes de información. Pero hemos visto que entran sin ningún problema y ni los notamos.

-¿Prevén ampliar el horario?

-No creo. La experiencia de las ucis que abren también por la noche es que nadie va. Además, se cruza con la confortabilidad del sueño. Y por las mañanas sí lo pensamos, pero ahí sí se tropieza más con las dinámicas de la uci, como el pase de visita, el aseo o las exploraciones complementarias.

-Además de los horarios, ¿en qué más medidas trabajan?

-En disminuir los ruidos, sobre todo por las noches, para que el sueño sea más confortable. Tenemos un sonómetro desde que llegamos al Cunqueiro. Todas las ucis pasan los decibelios recomendados, hay que reducirlos. También tenemos un programa para evitar la sobresedación y estamos haciendo algunos cursos de empatía y comunicación. También queremos hacer cuidados al cuidador. Algunos hospitales incorporan la música y a mí me gustaría. En el nuevo hospital de Oviedo, por ejemplo, instalaron hilo musical.

-¿Le gustaría para Vigo?

-Mucho.

-¿Qué opinan las familias?

-Deberíamos hacer encuestas. De momento, por lo que hemos hablado con ellos, sabemos que sus sensaciones son buenas.

-Más allá de las iniciativas de humanización, se sigue asociando la muerte a la uci.

-Sí, pero cada vez tenemos menos muertos y más vivos. Hay un lema que dice que la uci da vida.

-Pero supongo que los profesionales de la uci son conscientes de que la percepción social es la que es.

-Tratamos a pacientes cada vez más complicados, porque los ictus van a la unidad de ictus, los enfermos coronarios van a una unidad de cuidados intermedios... Pero ahora tenemos patología que antes no se trataba. Cuando yo empecé se nos morían los infartos, y ahora no.

-¿Qué datos tienen?

-El año pasado tratamos a 1.020 pacientes, con una tasa de mortalidad del 18 %. En la uci tenemos 30 camas y la ocupación media es del 81 %.

-¿En qué consiste la escuela de pacientes?

-Es una iniciativa que acabamos de poner en marcha. Ya hemos dado una pequeña formación a diez familiares de pacientes en reanimación cardiopulmonar.