Seis legados de dos millones salvan a Cáritas ante el descenso de ayudas

María Jesús Fuente Decimavilla
María jesús fuente VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Oscar Vázquez

La mayor donación, de 600.000 euros, se recibió en el 2016 y se cobró este año

16 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Los legados recibidos en los dos últimos años salvan a Cáritas Diocesana de Tui-Vigo de una mala racha provocada por los descensos de subvenciones y donativos. En este período de tiempo son seis los que han llegado a sus manos, bien en efectivo, fincas o inmuebles. En total supone un valor aproximado de dos millones, que podría variar en función de la valoración de alguna de las propiedades. A veces, incluso dejan pisos amueblados con todo el ajuar y hasta vehículos.

El legado más importante ha sido uno de más de seiscientos mil euros, casi en su totalidad en efectivo, recibido en el 2016, aunque se ha cobrado este año. Esa anualidad ha resultado la más generosa al entrar en las arcas de la organización religiosa en torno a 1,2 millones. Este año de momento le han donado un piso en Avilés.

Los legados se han producido casi siempre tras el fallecimiento de las personas que, salvo excepciones, nombran a Cáritas heredera universal.

«Si el legado está claro, los trámites no son farragosos. Hay casos, como uno que tenemos de propiedades en Baiona y Gondomar, en el que son varias fincas y un pequeño paso, por lo que limitarlo lleva su tiempo», explica el secretario general de Cáritas Diocesana de Tui-Vigo, José Antonio García.

En este caso se verá en la obligación de venderlo al no servir las fincas para las obras sociales, a las que destinan todo lo que reciben. «Si los inmuebles estuvieran en Vigo, aún nos valdrían como casas de acogida, pero las fincas no nos sirven», indica. Como los legados no suelen llevar parejo un fin determinado, no tienen ningún problema a la hora de la venta. La única condición es que lo recibido se invierta en cinco años.

El perfil de los donantes de Cáritas suele ser el de una persona que vive sola. «Salvo el penúltimo que tenía dos hijos y les dejó la legítima, el resto eran solteros, incluyendo un sacerdote», apunta el secretario.

Recibir legados de sacerdotes es algo habitual, como sucedió en el 2014 y 2015. Lo que ya no lo es tanto es tener aportaciones todos los años.

«Es por rachas. Ha habido años en los que no tuvimos ningún legado. La verdad es que nos vienen de maravilla para las obras sociales. Hemos perdido subvenciones y las fundaciones nos dan cada vez, menos. Solo la Barrié de la Maza y Amancio Ortega. Los donativos también son muy flojos, la gente piensa que la crisis ya se ha superado y eso es relativo. Probablemente no haya más casos, pero se han cronificado. El que era pobre hace tres años, lo es ahora, incluso más, y necesita ayuda», añade José Antonio García. Las cifras no engañan, como demuestra Cáritas en el balance económico que hace público todos los años. En el 2016 la recaudación de las colectas entre socios y donantes particulares cayó un 14 %. El mismo camino siguieron las donaciones de entidades privadas, que bajaron un 6 %, mientras que las subvenciones oficiales lo hicieron un 0,7 %. La tendencia a la baja en los ingresos que llegan por estos cauces se mantiene, de ahí que los legados supongan un respiro. El pasado año destinó 1,6 millones a sus acciones, un 0,5 % menos que en el 2015.

Casi cinco mil personas son atendidas al año y el 10 % recibe asesoría jurídica

Entre Cáritas Diocesana y las parroquiales atendieron el pasado año a casi cinco mil personas. Muchas de ellas son personas que viven solas o que tienen a su cargo algún hijo, pero otras tienen detrás a toda una familia numerosa. Por tanto, el servicio es extensivo a más personas.

De esa cifra, un 10 % recibe asesoría jurídica para resolver asuntos de todo tipo, desde temas relacionados con la vivienda hasta otros de índole más personal.

Una parte de esas personas demanda también apoyo psicológico debido a la situación dramática que atraviesan. Los desahucios es una de las que más se repiten hasta el punto de que Cáritas ha tenido que triplicar las ayudas destinadas a viviendas.

Entre las actividades en las que hace mayor hincapié figura la organización de cursos de formación para facilitar la búsqueda de empleo. El programa destinado a este fin ha conseguido la reinserción laboral más o menos estable de 75 personas. En total a lo largo del año participaron 106 alumnos en once cursos de formación.

El programa de empleo se enmarca dentro de las acciones sociales y caritativas, a las que se destina el gasto más elevado, un 90 %. En estas se incluyen también las actuaciones de acogida, educación familiar, salud y guardería.

Una de las prestaciones más utilizadas es la de acompañamiento. Casi tres mil personas de diferentes municipios de la diócesis la utilizan a lo largo del año. Los acompañamientos son reclamados para acudir a servicios de todo tipo, como centros de salud y administraciones.