Planeta estrena su sello de autoedición con dos novelas ambientadas en la ciudad de Vigo

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

cedida

La periodista viguesa Esclavitud Rodríguez Barcia se decidió «por la mejor opción»

01 jun 2017 . Actualizado a las 09:26 h.

Universo de Letras es el sello de autoedición que Editorial Planeta acaba de poner en marcha. Y echa a andar con dos novelas, Un rumor que no se va y Nunca más tu sombra junto a mí. Ambas, ambientadas en Vigo, y de una misma autora, la periodista viguesa Esclavitud Rodríguez Barcia. «No es que las haya escrito a la vez ni mucho menos. Salen a la vez porque me ha surgido la oportunidad de entrar en este sello, pero son obras en las que llevaba trabajando los últimos cinco años, además de poemarios y manuales de comunicación sobre economía para difundir la cultura financiera», relata.

La periodista cuenta que dejó las novelas en manos de un agente literario durante dos años, pero salió decepcionada. «Las editoriales de alto nivel me decían que los temas que trataba eran demasiado populares y las más populares, que era demasiado literario», recuerda. La viguesa reconoce que cuando le daba el bajón, se subía la autoestima pensando: «Mira, estupendo, Torrente Ballester tampoco les encajaba a las editoriales en ningún lado».

Las razones que la llevaron a querer publicar las argumenta de la siguiente manera: «Después de dedicarme toda la vida a escribir de los temas más diversos, tenía la sensación de que por fin sabía escribir y que me apetecía muchísimo comunicar. En estos libros trato dos temas que son tremendamente comerciales y de actualidad. En Un rumor que no se va se construye sobre una campaña política y Nunca más tu sombra junto a mí es la resurrección de una víctima de la violencia de género».

La experiencia la ha llevado a darse cuenta de que en el mercado editorial hay una eclosión de empresas «que se dicen editoriales pero no lo son, son empresas de gestión de autoedición». Rodríguez Barcia observa que en Internet «hay incluso portales en los que, previo pago de una módica cantidad, tú puedes poner tus obras en un mostrador al que solo tienen acceso los profesionales del mundo de la edición. Esa idea de que, un día, el mundo descubriría mis historias por arte de magia era una parvada. El mundo editorial es cualquier cosa menos romántico. De rosa no tiene nada. Se parece más al mundo oscuro de las novelas policíacas». afirma.

En su opinión, la autoedición no garantiza nada más «que el hecho de gastarte las pelas para tener tu libro publicado. Pero Planeta es Planeta, te sube a sus plataformas, sale tanto en formato electrónico como en papel. Además han declarado la intención de usar Universo de Letras como una tribuna de observación de libros que funcionen bien; si ven que vendes algo, te abren la posibilidad de que alguno de sus sellos convencionales te rescate y entonces entres directamente en librería. Las editoriales pequeñas que se presentan así pero en realidad son empresas de autoedición no te abren esa posibilidad. Planeta es a los libros lo que Zara a la ropa. ¿Quién no querría trabajar para Zara, y no en la tiendecita del barrio?», argumenta añadiendo que al ser Planeta, no se arriesgan a dar salida a cualquier cosa y hacen una pequeña revisión de los textos.

Sobre Un rumor que no se va, la autora indica que tiene apariencia de cuento de hadas, «pero mi experiencia en comunicación política tiene más de cuento de hadas que lo que yo me haya podido inventar, por eso el lema del libro es: ‘No hay novela más rosa que una campaña política’». En su libro, cuya protagonista «es tan profundamente viguesa como las ostras del Mercado de A Pedra» la escritora pone en paralelo el lenguaje «emotivo y ñoño» que usan los políticos, con el de las novelas rosas.

«La palabra unión la usan para separar a la sociedad en dos bandos. Por debajo se ve cómo la sociedad, al margen del discurso de la élite, ha tenido un discurso diferente y ha hecho cosas por sí misma sin ayuda. Por eso, por ejemplo, la novela está dedicada al doctor Antonio Sierra Calvo. «Fue director del Hospital Provincial y creó las primeras unidades de atención a drogodependientes a finales de los 80», recuerda.

«Me hizo falta cumplir 50 años y estar sin trabajo para hacer lo que siempre quise»

Aunque su trabajo la llevó a asentarse en Madrid hace años, como tantos jóvenes plumillas, Esclavitud Rodríguez Barcia empezó en la prensa local. «Como muchos periodistas gallegos que trabajamos aquí me formé en la prensa de mi ciudad y mí mensaje sería que esa formación es esencial. Nos parece poca cosa hablar de una tubería rota o cubrir una huelga de Vulcano, como me tocó a mi, pero esos pequeños acontecimientos tienen una diversidad que nunca más vas a tener en tu oficio», advierte la profesional, que empezó en una revista especializada en publicidad «y esa época se refleja en mis novelas, meto muchas pildoritas relacionadas con el mundo de la comunicación. Son pequeñas lecciones que creo que pueden interesar», avisa.

«Yo viví el mundo del papel y cuando tenía 40 años me tuve que meter en el digital. Fue difícil, pero ha curtido a una generación que puede estar en los dos lados», manifiesta. Tras especializarse en periodismo económico internacional, aparcó su profesión para criar a sus hijas. La casualidad hizo que llevándolas al colegio coincidiera «con un señor que trabajaba para Zapatero cuando estaba en la oposición» que terminó encargándole un texto para su visita a Vigo durante la crisis del Prestige. «Así empezó mi carrera como ‘negro’», recuerda. Su paso por el universo de la comunicación política en la Secretaría de Estado de Comunicación terminó pronto. Se marchó para montar una empresa editora, fue socia de Inversora Ediciones y ahora sigue haciendo reportajes como periodista independiente. «Me hizo falta cumplir 50 años y encontrarme sin trabajo durante una temporada para decidir que era hora de intentar lo que siempre había querido hacer», resume.