«Todos los días rezo por mi medalla»

alejandro martínez NIGRÁN / LA VOZ

VIGO CIUDAD

ALEJANDRO MARTINEZ MOLINA

Perdió la joya que su padre le regaló el día de Reyes cuando era joven y lleva seis meses con un cartel en la ventana de su casa pidiendo alguna pista para encontrarla

26 may 2017 . Actualizado a las 13:15 h.

Hay objetos cuyo valor sentimental es más grande que el precio que puede pagarse por ellos. Es el caso del medallón de oro que ha perdido Pilar Rouco Pérez, una vecina de A Ramallosa de 80 años.

Este objeto ha formado una parte inseparable de su vida porque se lo regaló su padre cuando era joven. Corría el año 1961 y fue su obsequio del día de Reyes. El medallón le ha acompañado casi toda su vida. Pilar muestra el álbum de fotografías en la que están muchos de sus recuerdos familiares. En muchas imágenes en blanco y negro aparece con su preciada medalla de la Inmaculada colgada al cuello.

Tenía las iniciales de su nombre y apellido en unas letras ornamentales superpuestas que había mandado grabar su padre. También ponía la fecha del día que se la regaló.

Pilar la llevó puesta durante muchos años y siempre en momentos importantes. Pero un día una amiga le recomendó que no la llevara tanto encima. Le preocupaba que se la fueran a robar. Era una cadena gruesa, de oro puro, muy llamativa, que había sido adquirida en una joyería de Vigo cuando ella tenía 24 años.

«Mi vecina me dijo que me sacara eso porque cualquier día lo iba a perder», recuerda. Pilar le hizo caso y puso la medalla en el cajón de su mesilla de noche. Llevaba una buena temporada sin ponérsela, pero el 16 de noviembre del año pasado, «por mala suerte abrí el cajón, vi la cadena, me la metí en el bolsillo y salí deprisa a visitar a una señora».

«Al poco rato de llegar a casa de la señora fui a recoger el chaquetón que se había caído al suelo y vi que la medalla no estaba». Rápidamente volvió sobre sus pasos por la carretera, pero no encontró ni rastro de la joya. No se explicaba cómo pudo haberla perdido de una forma tan tonta. «Fue un momento solo, hasta ni pasaba gente ni coches», cuenta. «La llevaba con cuidado, pero todo son las prisas», afirma.

«Al principio sufrí horrores», reconocía ayer. Piensa que se le tuvo que caer cuando iba de camino y alguien la pudo encontrar y habérsela quedado.

Todavía sigue recordando su medalla cada día. «Todos los días rezo por que aparezca, a todos los santos y a mis padres, para ver si me la mandan», asegura.

Denunció la desaparición en la Policía Local de Nigrán, por si algún alma caritativa pudiera devolverla allí. También recorrió varias joyerías para preguntar si alguien la habría llevado a algún establecimiento de este tipo, pero no pudieron ofrecerle ningún dato.

Un cartel

No contenta con eso puso un cartel en la ventana de la fachada de su vivienda, ubicada al lado del cine Imperial, frente al parque infantil de la Foz del Miñor. En grandes letras de color rojo puede leerse que se extravió la medalla de la Inmaculada, que es un recuerdo de familia y que se gratificará a quien la encuentre. Añade su número de teléfono, que todavía no ha sonado para darle una buena noticia sobre el paradero de su joya. El cartel lleva ya seis meses colocado a la vista de las personas que pasan a diario por este lugar. No piensa quitarlo todavía. Al menos lo tendrá durante toda la temporada de verano. «A lo mejor lo encontró algún forastero y este verano me devuelve mi medalla si pasa por aquí, lo ve y es gente honrada», comenta.

Pilar no pierde la esperanza de encontrarla algún día. Esta vecina de Nigrán que ejerció como taxista en la parada de A Ramallosa durante más de 25 años afirma que es su única joya. Tras casi 60 años con el medallón, solo desea recuperarlo porque es un objeto por el que siente mucho cariño por ser un recuerdo familiar muy especial.