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VIGO CIUDAD

15 jun 2017 . Actualizado a las 08:04 h.

De qué sirve poner empeño en cuidar la imagen de Vigo e invertir en promoción turística. De qué sirve si el día en que la ciudad va a salir en las televisiones de medio planeta y los periodistas de decenas de medios de comunicación van a recorrerla (y, probablemente, contar su opinión), nos dedicamos a blindarla como si vinieran los vikingos y llenar su centro histórico de infames váteres químicos modelo Chapuza Premium. La actitud de la hostelería viguesa ante la llegada de 1.300 ingleses a los que precedía la fama de grandes bebedores de cerveza -pero no entraban, según los expertos, en la categoría de hooligans-, fue un poco cobarde por no decir otra cosa. Blindar los locales con barras para servir cerveza o cerrar para evitarse problemas fue una exageración mayúscula cuando los seguidores del Mánchester acudieron a Vigo para apoyar a su equipo en Balaídos. No se tiene noticia de que la ciudad de Manchester hubiera tomado medidas especiales (más allá de las habituales en un partido de ese calado). Los más de 2.000 vigueses que hasta allí se fueron no sintieron que fueran una amenaza. Nadie les dijo que podían ser vistos como tales a pesar de ocupar una plaza entera llena de celestes hasta arriba de pints o half pints coreando canciones que a los lugareños les resultaban ajenas y no tendrían por qué parecerles ni edificantes ni simpáticas. ¿Cuando somos nosotros los que salimos somos encantadores? Dudoso, porque la masa llevada por motivos emotivos no piensa gran cosa. Los británicos nos concedieron el beneficio de la duda. Nosotros les pusimos las barricadas delante del barril de rubia tostada.