La ciudad de la estrella

Diego Pérez Fernández
Diego Pérez CONTRAPUNTO

VIGO CIUDAD

14 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

«Ciudad de las estrellas, ¿estás brillando solo para mí?», se pregunta Ryan Gosling en la película que debió ganar el Óscar este año (el error no estuvo en el sobre). Sucede cuando el protagonista descubre el amor y piensa que sus sueños se han hecho realidad.

Viendo la encuesta de Sondaxe, puede parecer que Vigo es ahora mismo La La Land, la ciudad de la estrella. La única estrella del municipalismo. Abel Caballero prolonga el idilio con su electorado cuando todo el mundo pensaba que lo lógico y razonable, después de arrasar en las urnas como lo hizo hace un par de años, al conseguir 17 de los 27 concejales de la corporación, sería sufrir un cierto desgaste.

Pues no. Los datos son los que son. El regidor socialista sigue subiendo en estimación de voto (del 51,8 pasa al 54,1 %) y lo hace porque los militantes y simpatizantes del Partido Popular y de la Marea no solo aprueban su gestión sino que lo valoran a él más que a los candidatos en quienes depositaron su confianza en el 2015. Y todo ello saliendo hasta en la sopa, exponiéndose hasta el límite en todo tipo de circunstancias, para alcanzar más de un 98 % de notoriedad.

El sondeo que hoy publica La Voz permite, también, alguna reflexión de fondo. Caballero se mantiene como el gran referente socialista justo cuando peor lo están pasando los socialistas. Es una excepción que sigue zahiriendo a sus rivales por la izquierda y confrontando a diario en sus discursos con el presidente de la Xunta; aunque habría que empezar a preguntarse si Feijoo no da por descontadas algunas cosas y piensa que le conviene tener de jefe de la oposición al alcalde de Vigo, como ocurría en su momento con Paco Vázquez en A Coruña. La influencia que vaya a tener Caballero en la política gallega está todavía por determinar. Lo único claro de momento es que en su ciudad ni le tosen los dirigentes de los organismos que controla el PP (Autoridad Portuaria y Zona Franca) ni le pasan factura los enfrentamientos con el rector de la Universidad por el Campus do Mar o con el presidente del Celta por el estadio de Balaídos.

Nunca hubo un liderazgo político tan claro y duradero en la ciudad desde que se celebran elecciones democráticas. Manuel Soto gobernó dos mandatos en minoría con el apoyo de tránsfugas, Carlos Príncipe le relevó cuatro años sin haber sido candidato, a Manuel Pérez su propio partido no le permitió acabar de disfrutar una mayoría absoluta, Lois Pérez Castrillo padeció un bigobierno, Ventura Pérez Mariño apenas duró medio año y Corina Porro estuvo tres de prestado (por el Bloque).

Vigo había sido hasta ahora la ciudad de las estrellas fugaces. Hoy parece el La La Land de Abel Caballero.