¡Madre mía! ¡Un chorizo 100 % vegetal!

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

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M.MORALEJO

Las tres emprendedoras gestaron desde Vigo un embutido que ha revolucionado el mercado

07 may 2017 . Actualizado a las 09:32 h.

A los vegetarianos se les saltan las lágrimas con algunos inventos de la industria alimentaria que les permiten disfrutar de sabores proscritos por sus convicciones. Si además, la novedad llega de manos de una iniciativa artesana y natural, a las lágrimas habría que añadirles abrazos de gratitud. Las destinatarias de estas muestras de agradecimiento serían Sofía Calvo, Edurne Sendra y Keila Pousa, que juntas formaron el equipo que hizo realidad la existencia de Calabizo, el primer chorizo gallego de calabaza 100 % vegetal.

La viguesa Edurne y la ourensana de O Barco, Sofía, se conocen desde sus tiempos de estudiantes en Lugo, donde la primera se hizo ingeniera agrónoma y la segunda se formó en técnicas agroalimentarias. Con los años mantuvieron el contacto, aunque Edurne se asentó en Gondomar y Sofía, «la verdadera creadora de la receta», insiste Keila, siguió en Lugo, en el sector de la hostelería. Tuvo varios restaurantes y fue cocinera en uno vegetariano.

Fue allí donde surgió la chispa, al detectar cómo sus clientes echaban de menos productos como el jamón y el chorizo en sus platos vegetales. Se lo cuenta a su amiga Edurne, que tras 20 años como ejecutiva en una empresa del sector alimentario, decide dar un giro profesional para ayudarla a convertir la idea en realidad. Pero antes se entretienen montando un negocio de comida para llevar que acerca a Sofía a Gondomar. Envían las primeras pruebas al Centro Tecnolóxico da Carne (del vegetal no existe) para hacer pruebas de los primeros ahumados y curados y cuando tienen listo el primer prototipo presentan el proyecto en la segunda edición de ViaVigo, la aceleradora de empresas de Zona Franca y la Xunta. «Entre 200 propuestas eligen diez. Una de ellas, la nuestra», recuerda Keila, Tenían a la responsable de producción, Sofia, y a la técnica de proyecto, Edurne. Faltaba una persona que se encargarse de las relaciones comerciales, ventas y márketing. Y ahí aparece Keila (amiga de Edurne tras años llevando a sus hijos al mismo colegio) para defender el proyecto juntas.

Ahí empezó el despegue. Todas dejaron atrás lo que estaban haciendo laboralmente, por esta apuesta innovadora basada en una fórmula sencilla y tradicional basada, ni más ni menos, que en la receta del chorizo ceboleiro gallego. Pasaron dos años desde las primeras pruebas hasta que en septiembre del 2015 Calabizo salió de fábrica envasado y listo para consumir. Los miedos se disiparon pronto. El éxito fue tan grande que les desbordó. «Teníamos más demanda que oferta. Había lista de espera», recuerda. Por eso se mudaron a unas instalaciones más amplias y de Gondomar pasaron a instalarse en el polígono de Porto do Molle, en Nigrán. «Crecimos por necesidad», resume.

Pousa insiste en su creación no imita al producto cárnico porque tiene sentido por sí mismo. «El chorizo de calabaza ya existía. Nosotras sustituimos el cerdo por más calabaza y cebolla y el tocino por aceite virgen extra». Tiene el aspecto, olor y sabor a chorizo de siempre, pero está elaborado únicamente con ingredientes vegetales. Por ello el resultado es un producto de alto valor nutritivo, bajo aporte calórico, fuente de fibra, rico en antioxidantes. Y aquí viene el milagro, con el sabor de siempre. «En el 2016 nos concedieron el premio al mejor producto innovador del año, por el Clusaga (Clúster Alimentario de Galicia)», añade con orgullo.

Sin gluten y vegano

Actualmente cuentan con más de 500 puntos de venta por toda España y están en tratos para llegar a otros países como Alemania, Reino Unido, Finlandia o Australia. El Calabizo gallego tiene todas las de ganar en un mercado en el que aunque ya existen los embutidos vegetales, carecen de ventajas que sí tiene el «hijo común» de las tres emprendedoras gallegas: no requiere conservación en frío, no contiene gluten, su elaboración es artesanal (se asa la calabaza, se fríe la cebolla y el resto forma parte de su secreto), está ahumado, curado y envasado al vacío y tiene un consumo preferente de un año.

El producto se puede consumir como un chorizo. Es decir, que se puede tomar tal como viene o cocinarlo y emplearlo en cualquier receta, (crudo, a la plancha o cocido) aunque ellas recomiendan darle una vuelta de plancha porque está más rico. Además de la variedad vegetal hicieron la versión vegana que cuenta con el sello V Label de la Unión Vegetariana. Y siguen maquinando.

Me gusta

Huevos con patatas y chorizo (Keila); paella (Edurne) y potajes (Sofía).

No me gusta

Callos (Edurne), Carne o pescado crudos (Sofía) e hígado (Keila).