Hosteleros del Casco Vello proponen decorar los contenedores de basura

María Jesús Fuente Decimavilla
maría jesús fuente VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Piden que se repongan los recipientes retirados de día porque afean la imagen del barrio

04 may 2017 . Actualizado a las 09:39 h.

La decoración de los contenedores de residuos podría ser una solución para paliar las carencias del sistema actual de recogida de basura en el Casco Vello. Así lo entienden los hosteleros, quienes han trasladado la idea al departamento municipal de Limpieza para su estudio.

Hace mes y medio el Ayuntamiento decidió retirar durante el día la mayoría de los contenedores de basura del barrio antiguo para evitar que deteriorasen la imagen. Desde entonces los recipientes se colocan entre las 19.00 y las 21.00 horas y se retiran pasada la medianoche.

Los empresarios apuntan que, aunque se ha ampliado la hora de retirada y en la actualidad se recogen más tarde de lo previsto inicialmente, el servicio aún resulta insuficiente. «Hemos puesto esa idea sobre la mesa porque no damos salida a tanto residuo, necesitamos más recogida, dos veces al día. Lo que decimos es que a mayores se coloquen algunos contenedores grandes en puntos fijos y se tuneen para que no destaquen tanto. Uno podría estar en la calle Real y otros en la plaza Chao y en Carral, además de los de A Pedra. Si los ponen bonitos no desentonan», comenta la presidenta de la asociación de empresarios y comerciantes, Itos Domínguez, también hostelera.

Su impresión es que los técnicos de Limpieza vieron con buenos ojos la propuesta y se mostraron abiertos al diálogo. «Ahora recogen la basura entre las dos y las tres de la madrugada, pero a mediodía no hay colectores y los hosteleros tienen que guardar todos los restos dentro de sus locales. Acumulan sacos enteros de mondas de patatas y las cocinas, en general, son muy pequeñas, muchos no tienen almacén», indica la representante de los negocios. Reconoce que la iniciativa del Concello de retirar los contenedores es buena, aunque insuficiente, de ahí que demanden otras medidas complementarias.

Para Fiz Axeitos, secretario de la asociación de vecinos del Casco Vello, la propuesta de los empresarios puede estar bien en algunos sitios concretos. Sin embargo, más que tunear los contenedores, sugiere decorar los espacios en los que se ubicarían, bien con elementos vegetales o con otros detalles, como se ha hecho en algunas ciudades. Cita como ejemplo la empalizada de hierro de A Pedra, espacio para su ubicación, donde pasan desapercibidos. De todas formas, es partidario de estudiar cada caso en concreto, ya que las soluciones podrían no ser las mismas. «La hostelería ha crecido mucho en los últimos tiempos y los servicios no han ido parejos a ese crecimiento, como sucede con la recogida de vertidos. A esto se suma el hecho de que las calles son muy estrechas y no dan para mucho, lo que hace que necesiten un tratamiento especial», apunta Axeitos. Recuerda que no hay más que ver que la recogida se hace en vehículos especiales, igual que el camión de bomberos, que el Concello tuvo que adquirir solo para el barrio.

Varias localidades españolas ya se han animado a tunear los depósitos de residuos

De seguir adelante la iniciativa propuesta por los hosteleros del Casco Vello, Vigo no sería, ni mucho menos, la primera ciudad de España en tunear los contenedores de residuos. Otras localidades se han adelantado. Es el caso de Vitoria, pionera en numerosas iniciativas de tipo medioambiental, lo que le ha valido el título de Capital Verde Europea. Entre los proyectos desarrollados figura un concurso para destacar los colectores de reciclaje. El grupo de grafiteros ganador plasmó motivos cercanos a la naturaleza con dibujos de animales.

En Pamplona, la mancomunidad de la comarca participó en una campaña denominada Sal de dudas en la que numerosos artistas plasmaron sus ideas en veinticinco recipientes.

Elche enmarcó la actuación dentro del Proyecto Víbora. Integrado por un grupo de artistas en colaboración con el ayuntamiento, llevó a cabo la decoración de una serie de contenedores que fueron colocados posteriormente en las principales plazas de la ciudad y que contaron con gran aceptación.

Móstoles decidió cambiar la cara aburrida y desapercibida de los envases de vidrio por otra más llamativa y alegre con el fin de lograr un reto: reciclar 250 toneladas de vidrio en solo dos meses.

Más polémica fue la actuación del municipio riojano de Badarán, donde un grupo de vecinos decidió por su cuenta cambiar en una noche la imagen de los recipientes de basura y vidrio para hacerlos más agradables a la vista. Alegaron que algunos estaban viejos y sucios y que no era de recibo tenerlos así para las fiestas.