Acceder al instituto Carlos Casares es un ejercicio de alto riesgo

María Jesús Fuente Decimavilla
maría jesús fuente VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Los padres advierten del peligro por el aumento del tráfico y los estudiantes han grabado un vídeo para denunciar la situación

11 abr 2017 . Actualizado a las 18:30 h.

Es período vacacional, pero los padres de alumnos del instituto Carlos Casares no pueden aguantar más y han decidido denunciar la situación para intentar que se ponga remedio urgente a su problema. O mejor dicho, al de sus hijos. La falta de accesos seguros al centro es una carencia de siempre. La diferencia, ahora, estriba en que el tráfico ha aumentado y el peligro es mucho mayor. Hasta tal punto se acobardan los estudiantes, que para atravesar la calle se suelen juntar en grupos y antes de lanzarse a la calzada corean aquello de «¡y una, dos y tres!», como comenta uno de ellos.

Con el fin de hacerse oír, los propios alumnos han grabado un vídeo en el que comparan los accesos de su instituto con los del Ricardo Mella o los del Valentín Paz Andrade, ambos muy próximos. El trabajo resulta muy clarificador. La comunidad escolar del Carlos Casares recuerda que hubo unas declaraciones del alcalde de Vigo el año pasado en las que reconocía la situación y la achacaba a la cantidad de administraciones implicadas en las distintas carreteras que hay por la zona: Gobierno central, Xunta de Galicia y Diputación Provincial de Pontevedra. Abel Caballero se comprometió a buscar una solución.

«No hay nada, ni acera por donde ir los niños. Van a coger el autobús donde está el Gorxal, delante de las viviendas, y para llegar hasta allí cruzan la carretera que viene de la Universidad. No hay paso de peatones», comenta la presidenta de la asociación de padres, Lourdes Quintas.

Por si esto fuera poco, algunas de las señales permanecen ocultas por la maleza, como un aviso de peligro en el monte o un indicador de límite de velocidad a 40 kilómetros por hora. La maleza también resta espacio a la raquítica cuneta por la que tienen que transitar los estudiantes.

«El centro está encima de una curva y hay conductores que conocen la zona y saben que pueden cruzarse con algún escolar, pero no todo el mundo lo hace», añade la presidenta de la Anpa.

Al tráfico de turismos se suma el de los autobuses y los camiones de CLH, muchos de los cuales tienen establecida esa ruta, algo de los que dan buena fe los vecinos de la zona.

«No hubo una desgracia hasta ahora, de milagro. La única acera que hay está hacia arriba y porque la hizo el tanatorio Vigomemorial», apunta Quintas. Recuerda que hace ya muchos años murió atropellada una niña, aunque entonces era otra carretera. Después se colocó un puente elevado, que al cambiar el acceso al instituto se dejó de utilizar. «No se puede pasar, es terrorífico, hay un viento constante y cuando llueve es impresionante porque está totalmente desamparado», añade la representante de la Anpa. Lo curioso, dice, es que, además, al pasar al otro lado del puente, los estudiantes se encuentran con la misma situación. Tienen que rodear toda la salida de la autovía para poder llegar llegar al Gorxal.

Lo único que quieren los padres es que les solucionen el problema. Les da igual a qué administración corresponda, con tal de que se resuelva.