Inmersión en otros mundos de aquí

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

M.MORALEJO

Los escaparates de la Asociación de Familias de Personas con Parálisis Cerebral son famosos en A Florida. Usuarios y monitores visibilizan las creaciones de sus talleres

05 abr 2017 . Actualizado a las 17:38 h.

Hace años que los vecinos de A Florida saben dónde está uno de los mejores escaparates de Vigo. Solo tienen que desviarse unos metros de la vía principal -la avenida de A Florida- para encontrarse en la calle Miguel Hernández con las sorprendentes propuestas creadas por trabajadores y usuarios del Centro de Día de Apamp (Asociación de Familias de Personas con Parálisis Cerebral).

La vitrina invita a los viandantes a adentrarse en otros mundos donde los protagonistas no son los maniquíes ni la ropa de marca. El escaparate de Apamp lleva años de ventaja a los profesionales lastrados por las exigencias del comercio, escollo superado en otros países en los que se prima la creatividad por encima de la exhibición del producto.

Patricia Blanco, la responsable de los talleres textiles del centro, cuenta que ellos se dieron cuenta hace años. «Cuando abrió la sede de Miguel Hernández diseñaron la entrada dejando a propósito un escaparate en el que colocar los productos que se hacen aquí para fomentar su venta al público. Pero vimos que no funcionaba. Así que decidimos darle otro uso y acoplar cosas más artísticas que no eran para vender».

Como también hacen ferias de ropa, libros y objetos de segunda mano, tenían acumulado cantidad de material que empezaron a usar en esa tarea, al igual que elementos que tienen muy a mano, como las cajas de medicamentos, que sirvieron de base para otro de sus antológicas obras que también podrían calificarse como street art.

La profesional viguesa, que lleva más de 20 años trabajando en Apamp, explica que los temas para cada escaparate van surgiendo. El actual, que llama la atención, reproduce un fondo marino y se debe a que de cada excursión playera de los chicos y sus familias, se traían conchas, cuerdas, restos de redes y otros objetos que acercan las mareas a la orilla. Con todo ello y un plan, se elabora el proyecto. Patricia es la encargada del diseño de los últimos y en algunos casos aprovechan para dar visibilidad a proyectos como ha sido el de Discamino.

Según explica, los talleres están registrados en la Xunta bajo la marca oficial de Artesanía de Galicia «y todos los monitores somos artesanos especializados, aquí se hacen piezas únicas y creaciones exclusivas». Pero no están solos.

En un centro como Apamp, la integración es un modo de entender toda la logística. Por eso los usuarios del centro de día participan en la labor dentro de sus posibilidades y de muchas maneras, desde confeccionar decenas de barquitos de papel a catalogar los objetos de las playas o sus madres tejiendo piezas para el fondo. En esta vitrina marinera tenían como guía e inspiración un cuadro de Lugrís que les iba dando ideas, reconoce. «A la hora de montarlo, obviamente los que tienen más movilidad son los que pueden colaborar más activamente aunque todos se involucran y opinan».

Aunque Patricia Blanco comenzó en Apamp como auxiliar de enfermería, tarea en la que se formó, con el tiempo fue cambiando de ocupación, algo que no es raro en el centro donde todos hacen de todo, como asistir en los traslados a casa o en el comedor.

Los talleres destacan entre sus quehaceres. El de papel, por ejemplo, es el único de Galicia. Y también tienen otros de encuadernación, cartón piedra, cestería y el textil, que incluye serigrafía. «En muchas ocasiones se interrelacionan. Por ejemplo, estuvimos en una feria de artesanía en A Golada e hicimos bisutería de papel con el que sobró y en el de encuadernación también. Patricia aclara que no son manualidades infantiles lo que hacen. «La formación es específica y cada taller está dotado de la maquinaria que la labor requiere. Son productos de calidad con tiradas muy cortas y diseño propio».

El escaparate muestra mundos que tenemos cerca pero que la mayoría desconoce. Y la monitora aclara que aunque no lo usan para exhibir las piezas artesanas que allí crean, sí están a la venta. Solo hay que llamar a la puerta y pasar.