La recreación de la expulsión de los gabachos convierte a la Reconquista en principal cita lúdica del año en Vigo
03 abr 2017 . Actualizado a las 11:42 h.La puerta de A Gamboa saltó por los aires y Vigo le plantó cara al ejército de Napoleón. Ocurrió hace 208 años, pero la ciudad volvió a recordarlo ayer en el transcurso de una celebración multitudinaria. La Porta do Sol se quedó pequeña. Miles de personas se apretujaban para contemplar la recreación de la expulsión de los gabachos. En realidad, todo el Casco Vello se quedó pequeño, ya desde O Berbés hasta A Ferrería y desde Elduayen a Príncipe no cabía un alfiler.
Definitivamente, la Reconquista se ha convertido en la gran fiesta de la ciudad. Igual que ocurrió en 1809, tuvieron que ser los vecinos los que dieron el primer paso sin contar con más apoyos que su propio entusiasmo y la certeza de que más pronto que tarde su iniciativa tendría éxito. Y acertaron.
Al grito de «¡viva Vigo!» Abel Caballero dio el pistoletazo de salida a la representación de la Reconquista desde un balcón de la Casa Galega da Cultura. «¡Viva!», corearon miles de voces desde la plaza. Fue la consigna para que las tropas francesas al mando de Chalot iniciaran su ofensiva. Un ejército disciplinado y bien armado que, un año más, sucumbió frente a los sachos, azadas, horcas y otros aperos de labranza que empuñaban milicianos y vecinos. Así fue como Vigo, la primera ciudad de España que obligó a los franceses a poner pies en polvorosa, se ganó a pulso la leyenda de fiel, valerosa y siempre leal.
Aunque el cartel de lleno total no se colgó en el barrio hasta pasadas las cinco de la tarde, la afluencia de gente al Casco Vello se hizo patente desde que a las 10 de la mañana empezaron a abrir los puestos, 250 en total diseminados por plazas y calles, impregnadas de una mezcla de olores difícil de definir. Y es que aunque la artesanía en sus más variadas formas y materiales ocupaba buena parte del espacio destinado a la venta de productos, los reclamos gastronómicos eran mayoritarios: empanada, churrasco, chorizo, croquetas, dulces...
Este año también fueron miles las personas que, atendiendo a la petición hecha desde la Asociación Veciñal do Casco Vello, acudieron a la fiesta ataviadas de época. Si bien es cierto que algunos lo hicieron recurriendo al armario de la abuela, la mayoría siguió las recomendaciones de la organización.
Especialmente animada estuvo la plaza de O Berbés, que fue el lugar elegido no solo para realizar las demostraciones de oficios artesanales (cabaqueiros, palilleiras, cesteros, fabricación de velas...), sino también para la demostración de esgrima antigua.
Las doce horas que cambiaron el rumbo de la historia de la ciudad
El acto central de la Reconquista, la representación de la malleira infligida a los franceses, se concentra en dos horas, pero en realidad fueron 12 las que necesitaron vecinos y milicianos para cambiar el rumbo de la historia de Vigo. Eran las 20.15 del día 27 de marzo de 1809 cuando empezaron a sonar las campanas de la iglesias llamando al pueblo a alzarse en armas. A las 21.30 los vigueses derribaban la puerta de A Gamboa, y apenas una hora más tarde el militar al mando de las tropas napoleónicas firmaba la rendición. A las 8 de la mañana del 28 de marzo los franceses entregaban Vigo al capitan Pablo Morillo.
Cuando pasadas las diez de la noche de ayer, la fiesta empezaba a echar el telón con el cierre de los puestos, muchos ya pensaban en la próxima edición. «En el 2018 tenemos que superarnos», afirmaba un miembro de la organización. Lo cierto es que en asistencia va a ser difícil porque el Casco Vello estaba a rebosar.