Un club de trato cercano y orgulloso de ser vigués

Lorena García Calvo
lorena garcía calvo VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

xoán carlos gil

El Tenis de Mesa Vigo apuesta por la formación y la diversión, y cuenta con representación en tres categorías

28 mar 2017 . Actualizado a las 16:48 h.

El primer contacto que Fonsi Vidal tuvo con el tenis de mesa se remonta a cuando no era más que un crío. «Mi padre daba clases de baile gallego en la asociación cultural del Calvario y como a mí no me gustaba, cuando me llevaba con él me iba a jugar al tenis de mesa». Ahí fue conectando con una disciplina que le entretenía y le divertía, pero a la que dejó de lado durante una temporada. «Al cabo de un tiempo, un alumno de mi padre que jugaba en un club de Pardavila me animó y me fui con él para allí», explica el hoy presidente del Club Tenis de Mesa Vigo.

Con el gusanillo del tenis de mesa corriendo por sus venas, pasaron entonces a la Asociación de Vecinos de Lavadores, donde se metieron de lleno en la disciplina. Reconstruyeron como pudieron la desconchada mesa de la que disponían, recuerda Fonsi, y fueron creciendo hasta que decidieron volar solos. Fue entonces, hace media docena de años, cuando el CTM Vigo vio la luz. Un club que quería ofrecer un trato cercano y familiar a todos sus integrantes y que lleva con especial orgullo el nombre de la ciudad.

Desde el primer momento, el Club Tenis de Mesa Vigo detectó que para medrar y mirar al futuro era fundamental pensar en los más pequeños. «Por eso hicimos la escuela, par intentar darle una oportunidad a gente de Vigo», explica Fonsi Vidal, se encarga también del entrenamiento de los niños. A lo largo de este tiempo han tenido picos de hasta 67 integrantes y ahora rondan la treintena con gente de todas las edades. «Cogemos niños de siete años en adelante, aunque lo que hay sobre todo es adultos», comenta el responsable del club, que ha contado incluso con jugadores que rebasan los 80.

Aunque la filosofía del CTM Vigo prioriza el conocimiento de la materia y la diversión, la faceta competitiva también se cuida. «Es un aliciente para todos los jugadores. No es lo mismo enfrentarte todas las semanas a tus compañeros, y sin un reto añadido, que hacerlo con gente de otros clubes con los que compruebas cómo vas mejorando», aclara Vidal García. Así, la entidad viguesa cuenta con representación en tres categorías, la Segunda gallega, que es en la que se embarca la gente de iniciación y cuyo objetivo es que «disfruten compitiendo», Primera gallega, «que ya es una chulada», y Tercera nacional, «que para nosotros ya es lo más grande», aclara el presidente del CTM Vigo.

Trabajo con los pequeños

Formar al tiempo que se entretienen es el reto que cada día tiene el CTM Vigo con los más pequeños. Por eso, aclara Fonsi, intentan plantearles ejercicios amenos que les enganchen y a la vez vayan incrementando sus nociones y dominio de la disciplina. «Para los que parten de cero tenemos una mesa donde hicimos como una portería y en la que ponemos 80 pelotas que van golpeando y cayendo en un tinajo grande», así se van adentrando poco a poco en el deporte. «Luego, les ponemos vasos para que trabajen la orientación a la hora de tirar, tienen que aproximar la pelota, pero sin tirar el vaso», continúa Fonsi. «Son ejercicios que les proponemos para que aprendan jugando. Les enseñamos a coger la raqueta y cómo tienen que golpear. Después pasan a lo que llamamos multibolas, que es una mesa donde estamos tirándoles pelotas constantemente, como si se tratase un robot, y cuando saben hacer eso ya pasan de dos en dos a las mesas. Así, poquito a poco, van a prendiendo». Un proceso que intentan amenizar al máximo, puesto que como recuerda Fonsi, «a los niños hay que saber mimarlos, no siempre es fácil llevarlos».

Para el presidente del club vigués, el tenis de mesa es un deporte que, además de divertir, conlleva una gran carga de beneficios. «Se hace muchísimo ejercicio y conoces a muchísima gente. En nuestro club es fundamental que haya un trato familiar, que la gente aprenda y se divierta». Así llevan funcionando media docena de años. Y los que están por venir.