«Oí un estruendo, la tierra se movió y bajé al vagón lleno de muertos»

Luis Carlos Llera Llorente
luis carlos llera VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Oscar Vazquez

El entonces concejal Antonio Reguera fue el primero en llamar al Gobierno Civil y ayudar a las víctimas del choque de trenes de Rande en 1976. Hubo 15 muertos y 25 heridos

10 may 2017 . Actualizado a las 00:38 h.

«Iba por la carretera camino de Pontevedra y escuché un estruendo, la tierra se movió. Mi coche, un Seat 1500, dio un salto y se caló. Me asomé y vi lo que había pasado y llamé al Gobierno Civil desde un chalé cercano». Así recuerda Antonio Reguera Repiso, que entonces era concejal en Pontevedra y que en la actualidad cuenta 78 años, cómo vivió los primeros momentos de un accidente que ya forma parte la crónica negra de la historia contemporánea de Vigo y de Galicia.

Fue a las 18.33 horas del 9 de septiembre de 1976 cuando se produjo el choque de dos trenes en Rande con el resultado de 15 muertos y 25 heridos. Según el parte oficial emitido ese mismo día por Renfe, la colisión se produjo en el punto kilométrico 161,8 de la línea férrea entre A Coruña y Vigo, en las inmediaciones del apeadero de Rande, a la altura de donde se encuentran hoy día las instalaciones de la empresa de pescados Vieira.

«El accidente ocurrió entre el tren que venía de Santiago _una máquina y tres vagones­_ y otra máquina que salió de la estación de mercancías de Vigo-Guixar e iba para Redondela, con objeto de unirse allí al Compostela Express», explicaba la crónica de La Voz al día siguiente. A consecuencia de la colisión las dos máquinas quedaron empotradas y el primero de los coches de viajeros se precipitó por la ladera cayendo más de 30 metros hasta impactar contra la caseta donde se cambiaban los obreros de la empresa Agromán, a nivel del mar. El primer parte de Renfe era de 14 muertos y un desaparecido (luego acabaría confirmándose su fallecimiento) y 25 heridos, de los cuales cuatro estaban graves.

Reguera dejó dentro del coche, que se le había parado casi en medio de la carretera nacional 552, la recaudación de una tómbola que había ido a cobrar a Baiona. Era de feriantes que le compraban los regalos que sorteaban. El actual presidente de la Federación Provincial de Comerciantes de Pontevedra se bajó a la catenaria tras pedir socorro al Gobierno Civil. «Había una sola vía en lugar de las dos actuales», explica para enmarcar las circunstancias del choque.

«Como los maquinistas están muertos nunca se sabrá la verdad, si falló el guardagujas de Vigo o fue un error de uno de ellos», señala el entonces edil por votación ciudadana por el tercio familiar. Desempeñó el cargo entre 1972 y 1979. Fue teniente de alcalde, concejal de Fiestas, Limpieza y Jardines y de distrito de Marcón y Pontesampaio, a la vez que regentaba cuatro bazares en Pontevedra. Reguera recuerda que uno de los coches estaba inclinado sobre la vía y que se metió dentro para ayudar a los heridos. «Cuando ves un desastre de esa índole no piensas en ti, sino en los demás. El vagón estaba inclinado y amenazaba con desplomarse por la ladera como otro de los coches. Lo tremendo es ver y oír cómo la gente te pide auxilio. Los quitamos del vagón, que pudo haberse soltado», relata al lado del lugar de la catástrofe. También tuvo que ayudar a sacar a los fallecidos: «Coger a los muertos te mete un respeto muy grande».

Los heridos fueron evacuados a la residencia Almirante Vierna, que luego se convertiría en Hospital Xeral, y a otros centros sanitarios. «Había uno que era funcionario en el Ayuntamiento de Pontevedra, que luego se quedó cojo», rememora Antonio Reguera. A su juicio, «Renfe no respondió adecuadamente, el servicio de urgencias tardó mucho en llegar». Asegura que al día siguiente de la tragedia le llamaron por teléfono «para que hablase bien de Renfe, y me darían un premio. Yo les dije que ni bien ni mal, que contaría la verdad».

«Renfe imputa a un guardagujas la responsabilidad del choque de trenes ocurrido en Rande», fue el titular de primera página de La Voz de Galicia del sábado 11 de septiembre. Y el subtítulo, sobre dos impactantes fotos de Llanos con los vagones destrozados, añadía: «Se olvidó del cambio necesario tras el paso del mercancías».

El destino quiso que otro 9 de septiembre, en este caso del 2016, justo cuarenta años después, tuviese lugar otro trágico accidente ferroviario en O Porriño con el resultado de cuatro muertos y medio centenar de heridos. Fatal coincidencia.