«Cada vez somos más familias las que acogemos a niños de Chernóbil»

María Jesús Fuente Decimavilla
maría jesús fuente VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

De la oenegé Ledicia Cativa le gustó que carece de vinculación política y religiosa

22 mar 2017 . Actualizado a las 11:14 h.

La familia de Ángel Pérez lleva cinco años acogiendo de forma temporal a una niña rusa de la región de Briansk, la más afectada por la radiación de Chernóbil. Este será el sexto año que reciba a Katza, una acción de la que se siente muy orgullosa y que lleva a cabo a través de la oenegé de ámbito gallego Ledicia Cativa, con más de dos décadas de experiencia. «Es un tema de salud, la organización no tiene vinculación política ni tampoco religiosa; se trata de que los niños obtengan beneficios con el cambio; los dos meses que están aquí les reportan dos años más de vida. Está demostrado científicamente», explica Ángel Pérez. Advierte que no son menores que tengan enfermedades, ni que contagien nada. Antes del viaje se someten a un control médico en Rusia y si no lo pasan, se les prohíbe el traslado. Esto no quiere decir que en el futuro no desarrollen alguna enfermedad relacionada con la radiación.

Uno de los problemas a los que se enfrentan los niños al llegar a Galicia es el idioma, al no saber ni una palabra de español ni de gallego. «Cuando llegó la primera vez con ocho años se puso a llorar al entrar en casa porque no entendía nada, pero la asociación tiene una monitora por provincia y al principio recurres mucho a ella, hace de traductora. Suelen ser estudiantes universitarios», apunta.

Aprenden el idioma tan rápido que en apenas dos semanas ya manejan algunas palabras y en dos meses se defienden. Es lo que le ha sucedido a Katza. Ahora, con trece años, domina el español. A Ángel Pérez y a su mujer Lúa les gustaría que su hija Lei, de diez años, aprendiera de paso un poco de ruso, pero ni la niña acogida pone mucha disposición, ni está en su casa para eso.

Al ser un programa a largo plazo, los niños repiten cada verano con las familias de acogida. Si la idea de alguna persona es probar experiencia, la asociación anima a que encamine sus pasos hacia otra actividad.

Ángel Pérez se enteró de la existencia de esta oenegé por los medios de comunicación y le pareció que acoger a una persona era una forma de ayudar más directa y de mayor implicación que dar un donativo a una asociación. «Cuando empezamos nosotros solo eramos tres familias, dos de Vigo y una de Nigrán; este año vamos a ser el doble, dos más en Vigo y otra en Vilagarcía. En total seremos seis y a Galicia vienen 67. Pueden venir hasta la mayoría de edad. Después ya sería a título particular», comenta.

El primer año tal vez es el más difícil al ser un período de adaptación, tanto por parte del visitante como del que acoge, pero la evaluación es tan rápida que en poco tiempo todo discurre con normalidad.

A la hora de acceder a este programa es necesario cubrir una declaración familiar en la que se hacen constar datos como el tipo de estructura familiar. El objetivo es evaluar si el niño estará solo o si hay otros en el hogar o en su entorno más cercano. También hay que describir la vivienda para saber si contará con su propia habitación o la compartirá con otros menores. Otros detalles importantes son el trabajo que desarrolla la familia, más que nada para conocer si dispone de tiempo para pasar con el acogido.

Los ingresos no son ajenos a la evaluación familiar. En este caso se trata de saber si en el hogar hay medios suficientes para afrontar económicamente el programa y los gastos que generará el niño en aspectos como alimentación, vestimenta y ocio.