Los buses no caben en los carriles de calles recién humanizadas

María Jesús Fuente Decimavilla
María jesús fuente VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Xoán Carlos Gil

La dimensiones de los viales obligan a los conductores a invadir más espacio

24 mar 2017 . Actualizado a las 12:16 h.

Los autobuses urbanos de Vitrasa lo tienen cada vez más difícil. Los carriles de algunas de las calles humanizadas son más estrechos que los vehículos, lo que obliga a los conductores a traspasar su límites y a invadir parte del otro carril. El caso más actual y también el más evidente es el del tramo recién humanizado de la calle García Barbón. En ese vial los carriles tienen menor amplitud que el bus, como se advierte a simple vista y comprobando las medidas. En concreto, el carril que discurre por la izquierda en sentido al centro de Vigo (a la altura de la parada de taxis) ronda los 2,45 metros, según comprobó La Voz in situ. Por el contrario, la carrocería del Vitrasa cuenta con 2,55, más los treinta centímetros de los dos espejos.

Los conductores no solo ya han advertido este curioso detalle, sino que lo han puesto en conocimiento de la empresa. Sin embargo, no creen que se pueda hacer nada al respecto, al depender del Concello. No entienden cómo no se ha aprovechado la humanización para dejar el espacio suficiente, máxime cuando la situación ya se ha detectado con anterioridad en otros viales, algunos de ellos también humanizados. Es el caso de Sanjurjo Badía, donde los chóferes se ven obligados a hacer auténticas virguerías para no encontrarse de frente con otro vehículo y esquivar árboles y farolas . «Si nos cruzamos con otro autobús, uno de los dos tiene que parar para dejar paso al otro, porque a la vez no podemos pasar», comenta un conductor.

Sobre lo que sucede ahora en García Barbón, apunta que muchas veces tienen que circular por el carril de la izquierda porque el derecho está ocupado por coches aparcados. La estrechez de ese carril les obliga a circular con extrema precaución para evitar accidentes, lo que repercute en el tiempo de recorrido.

Otros viales que presentan problemas similares son la avenida de Castelao, donde a la mínima el autobús se ve obligado a ocupar un carril y parte del otro, La pericia es la que evita que en más de una ocasión se lleven por delante los espejos de algunos vehículos aparcados. A Estrada (en la misma zona de Coia), A Florida y Jenaro de la Fuente son solo algunos ejemplos más. A las anteriores se suman algunas de las llamadas turbo rotondas, en las que al hacer el giro, los autobuses urbanos invaden sin remedio más espacio que el que les corresponde.

Si las calles con doble carril estrecho ofrecen dificultades, no menos complicadas son aquellas que solo cuentan con uno de reducidas dimensiones en cada sentido. Es lo que ocurre en Tomás A. Alonso y, sobre todo, en Barcelona. La ampliación del Hospital Povisa ha provocado un aumento considerable del tráfico en esta última. Solo es necesario que un coche no esté perfectamente aparcado para que el autobús no pase. Los conductores de Vitrasa proponen que se coloquen señales indicativas en las calles, que alerten de la situación. Al menos evitarían situaciones frecuentes como cuando los coches particulares intentan adelantar a los buses y se encuentran con falta de espacio porque los vehículos de Vitrasa ocupan una parte. De esta forma, dicen, se podrían evitar accidentes.

Circular por la ciudad es para los conductores una carrera de obstáculos

Los carriles estrechos no son el único impedimento al que se enfrentan día a día los conductores de Vitrasa. La ocupación del carril bus por coches aparcados sigue siendo la asignatura pendiente de la ordenación del tráfico en Vigo. Con la desaparición de los multamóviles, los espacios destinados a autobuses han sido tomados de nuevo y a estas alturas no hay carril que se salve. Es lo que sucede en zonas como Gran Vía y García Barbón.

Otros obstáculos que se ven obligados a salvar son los contenedores verdes de basura orgánica. En algunas calles como Gran Vía, el hueco destinado a los colectores no es suficiente, lo que hace que invadan la calzada y obliguen a realizar una maniobra similar al adelantamiento.

Aunque la situación ha mejorado en las puertas de los colegios, todavía hay muchos centros, sobre todo escuelas infantiles, en las que los coches utilizan el carril bus como aparcamiento. «Y no están cinco minutos, algunos echan veinte en la puerta», destaca un conductor de Vitrasa.

La doble fila es su eterna enemiga. Igual que sucede con la ocupación de los carriles bus, la eliminación del multamóvil ha ido pareja al aumento de esta infracción. En calles como Vía Hispanidad resulta imposible circular a ciertas horas de la mañana. La ventaja es que por este vial solo circula una línea.

Los conductores no se cansan de denunciar la ocupación de las paradas destinadas a los autobuses urbanos por coches particulares. Creen que está tan asumida, que ni siquiera se vigila, ni se sanciona a los infractores a juzgar por la situación, reproducida por toda la ciudad.