La senda a pie de ría con mejores vistas aún tiene tramos de difícil acceso

e. v. pita VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

La ruta peatonal entre Bouzas y Samil dura 35 minutos y está a medio acondicionar, lo que le resta valor a su potencial turístico

21 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

¿Cómo llegar a pie desde la plaza de América a Samil? Hay dos rutas, las dos con sus propios obstáculos. Una de ellas supone caminar hasta Navia, cruzando una peligrosa rotonda, y continuar por arcenes y aceras por la avenida de Europa. Mucho asfalto y poco que ver. Este tramo podría ser ajardinado por el Concello de Vigo, según un proyecto en estudio. Pero si se quiere disfrutar de unas magníficas vistas la mejor opción es bajar hasta Bouzas y empezar allí un recorrido de 35 minutos a pie hasta Samil en el que se puede disfrutar de panorámicas marítimas con faros, veleros y playas. El problema es que la senda existente está incompleta, con tramos embarrados o que atraviesan fincas ruinosas, y la señalización es pobre.

La salida arranca en la bulliciosa villa de Bouzas. El paseo está atestado de personas que disfrutan del sol de invierno. Dispone de carril bici y una plataforma ecológica de madera. Algunos bajan a la arena con el perro. No conviene distraerse y es mejor mirar donde se pisa porque algunos tablones están quebrados. Tres vallas tumbadas advierten al caminante de un tramo quebrado antes de pasar bajo el viaducto.

Cuando finaliza el tramo arreglado, arranca una senda detrás de una casa con finca que sobresale en la costa. Es un camino rural que pasa junto a una rampa de pescadores. Una nube de mosquitos sale de la maleza próxima y atormenta al caminante.

Esta corredoira va a dar a una calle rural y es necesario preguntar a varios vecinos si se puede seguir a Samil. La respuesta es sí pero, por increíble que parezca, hay que cruzar por debajo de un arco de piedra que parece la antigua entrada a una finca abandonada. El sendero discurre entre un muro cubierto de hiedra, contenedores de basura y pintadas de grafiteros.

Finalizado este tenebroso trayecto, y pasada la trasera del hotel Los Escudos, se abre el parque de la playa de Alcabre y del Museo del Mar, del que destaca un faro en el paisaje marino. Está ajardinado, es muy amplio y atrae a multitud de visitantes. Es la zona mejor acondicionada de todo el trayecto. Unos paneles ilustrados dan detalles de las aves que sobrevuelan los arenales.

La salida es abrupta. Un poste señalizador muestra dos flechas azules que indican el sentido del avance. Por intuición, es fácil deducir que apunta el camino a Samil pero un forastero se perdería. Una cuesta asfaltada desemboca en una churrasquería y la entrada del Museo del Mar. Este tramo está acondicionado pero después hay que caminar por una senda de tierra que ni siquiera tiene la categoría de arcén. Los coches la usan para aparcar y el caminante se ve encajonado entre los muros de las fincas y los vehículos. En algunos puntos hay que sortear los turismos y salir a la carretera, con el peligro que ello conlleva para los peatones.

La senda de tierra pasa por varios bares y bocaterías situadas junto a la playa. En algunos tramos se apelotonan familias enteras que van o vienen de Samil. No hay espacio para más que dos o tres personas. No se entiende cómo no se ha ancheado un camino tan transitado en verano.

La entrada en Samil discurre por una senda de tierra, no tiene por qué ser una acera de cemento, pero algunas vallas se notan desconchadas y oxidadas.

En total, ha sido kilómetro y medio a pie bien llevado pero con la sensación de que el Concello lo podría haber acondicionado mucho mejor para darle valor turístico por sus increíbles vistas y sus riquezas naturales. Ciclistas y runners lo usan como su vía de entrada a Samil. Este trayecto desde Bouzas tiene mucho potencial si es unificado, adecentado y mejor señalizado.