El Museo do Mar adecuará espacios para exposiciones de pequeño formato

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

M.MORALEJO

El centro contará con el mismo presupuesto que el año pasado: 731.000 euros

07 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El Museo do Mar de Galicia, ubicado en la parroquia viguesa de Alcabre, cumple 15 años este 2017. En plena adolescencia, el centro proyectado por Aldo Rossi que remató César Portela sigue creciendo. En el año 2015 visitaron el museo 38.000 personas, el 2016 se cerró superando los 45.000 y la expectativa de llegar pronto a los 50.000. «Son cifras reales, lo que los demás hagan o digan solo les incumbe a ellos», asegura el director, Vicente Caramés, que tiene claro que de nada sirve el dinero sin ideas y sin un concepto definido. «De hecho, en estos últimos años nos hemos demostrado que el principal recurso eran las personas. Para mí, la dura crisis económica ha tenido como único factor positivo la constatación de que recursos y éxitos no siempre van de la mano. Nosotros nos hemos reinventado y creo que con éxito. Ni que decir tiene que con más dinero se pueden hacer más cosas y abordar proyectos de más envergadura, pero en lo esencial, con más recursos reformularíamos algunas de las salas que albergan la exposición permanente», asegura.

Pero el Museo do Mar no contará con más este año. El presupuesto del pasado fue de 731.000 euros y en el ejercicio 2017 se va a mantener. «Hay que ser realistas, la falta de recursos de la administración en los últimos años ha sido brutal, por tanto aunque la cultura es el mejor signo de la calidad de vida de una sociedad, esta no puede ser ajena a las circunstancias», opina. Aunque no pueda seguir desarrollándose, su equipo gestor se plantea optimizar su uso de otras formas. Así, aunque actualmente apenas si cuentan ya con espacios utilizables tras dar uso a casi toda su superficie, están trabajando para adecuar algún ámbito nuevo dedicado a exposiciones temporales de pequeño formato. «Queremos hacerlo porque la sala destinada a este fin, por sus dimensiones solo permite albergar grandes producciones», justifica.

Caramés está vinculado laboralmente al Museo do Mar de Galicia desde su génesis como conservador y conoce sus complicados comienzos. «En su origen era un maravilloso contenedor sin colección. Después de no tantos años, si nos comparamos con otras instituciones de envergadura semejantes, se puede decir que hoy día es un referente plenamente consolidado».

«Confío en que en el futuro el capital privado participe en la Fundación Museo do Mar»

El arqueólogo Vicente Caramés Moreira (Vilagarcía, 1967), cumplió un año al frente del museo en enero. La Xunta de Galicia lo nombró director interino tras dejar su cargo Marta Lucio al ser nombrada senadora por el PP en las pasadas elecciones generales.

-¿Cuándo le sedujo la arqueología?

-En años 80 tuve la suerte de cursar los estudios de secundaria en el Instituto Álvaro Cunqueiro (o Coia 4) de Vigo. Suele ser ese el momento de la vida en que se perfila la vocación de cada uno y cuando los profesores son determinantes. En aquella época vi claramente que había dos disciplinas que me atraían: la historia y la filosofía. Como la vida es elegir, me decanté laboralmente por la primera y la segunda vocación quedó relegada para momentos de ocio.

-¿El Museo do Mar colma sus expectativas o echa de menos mancharse de barro y meterse en zanjas a descubrir tesoros?

-En su momento disfruté mucho esa faceta, cada nuevo proyecto arqueológico era ilusionante y además gustaba del nomadismo por Galicia. Aunque no tengo precisamente alma sedentaria, no echo de menos volver atrás. Un museo, desde la perspectiva de un conservador, me ha aportado una visión más amplia de la realidad cultural y patrimonial,

-¿Cree que hay que seguir peleando para que la financiación privada entre en juego y no solo depender de la pública?

-Pocas empresas gallegas tienen realmente una política de mecenazgo. En nuestro caso, sabiendo el peso económico en el PIB gallego del sector marítimo, es si cabe un poco más visible la falta de apoyo económico, cuando al fin y al cabo somos embajadores culturales de todo el sector. Confío que en el futuro este estado de cosas cambie y que el capital privado participe en la Fundación Museo do Mar de Galicia.

-Los niños son los mayores fans del Museo do Mar. ¿Se plantean trabajar más el público adulto o está bien así?

-Nos interesa muchísimo el público infantil como futuro consumidor de cultura y también como elemento de arrastre de sus padres hacia nosotros. Los visitantes se incrementan año tras año. Ahora bien, en esto hago un inciso para señalar lo peligroso que es establecer una carrera entre instituciones y administraciones sobre el número de visitantes que acceden a los museos como justificación de su propia existencia y como medio de presión hacia la administración en la captación de recursos. Desde luego, yo creo que una biblioteca que tenga un único lector que obtiene el Nobel está más que justificada.

-Cuando llegó la anterior directora, desde la consellería la animaron a un cambio de rumbo para hacerlo más cercano a la gente, no tan pegado a la ciencia. ¿Cree que es un buen camino y que se está logrando?

-El primer director de esta institución, Pablo Carrera, afrontó un reto ingente. El museo era una locomotora muy pesada que había que poner en marcha y él lo hizo bajo la lupa de unas expectativas inmediatas difíciles de conseguir. Su labor fue necesaria y muy meritoria, realmente imprescindible para llegar a donde estamos. Marta Lucio recogió el testigo en unas circunstancias económicas muy complicadas, con ideas nuevas. Consiguió relanzar la institución, abrirla al público y diversificar contenidos. El compromiso de ambos está fuera de toda duda y han dejado una profunda huella.

-¿Qué balance hace de este primer año de gestión?

-Es sobre todo una continuidad de la labor iniciada por Marta Lucio, que comenzó una reformulación de contenidos del museo que lo acercase al público. He continuado por esa senda y al mismo tiempo he intentado abrir todavía más la institución a la sociedad. Si de algo me siento satisfecho es de haber mantenido los criterios de optimización de recursos sin renunciar a la calidad.