«El teatro es un espejo en el que nos vemos reflejados todos»

La Voz

VIGO CIUDAD

carlos montenegro

El veterano actor protagoniza una versión del clásico «Una gata sobre un tejado de zinc caliente»

18 ene 2017 . Actualizado a las 04:00 h.

El Teatro Afundación acoge el viernes, a partir de las 20.30 horas, la representación de la obra de teatro Una gata sobre un tejado de zinc caliente, con la que Tennesse Williams obtuvo un Premio Pulitzer. Amelia Ochandiano dirige este texto, que cuenta con la participación de Juan Diego, José Luis Patiño, Marta Molina y Ana Marzoa.

-¿Qué resaltaría de esta versión?

-Este autor siempre estaba cambiando cosas en sus obras. Finalmente, la que ha quedado es una versión que dirigió Elia Kazan para el cine; es la que nosotros seguimos. Mi personaje no aparecía en el tercer acto, pero Kazan le propuso su introducción al autor. Adquiere así la importancia de que cierra un poco el personaje después de conocer su sufrimiento con el cáncer. Me gustaría resaltar el montaje de Amelia Ochandiano.

-¿Estamos ante una obra atemporal?

-Sí, yo creo que nada es nuevo porque el teatro habla de lo que le ocurre al hombre y a la mujer desde su nacimiento. El asunto está en lo qué se cuenta en esos encuentros entre el hombre y la mujer, los hijos con los padres, etc, y cómo se enfrenta. Creo que es esta una comedia bastante romántica en el fondo, pero también muy dura y muy atada a la realidad. Eso exige interpretarla con una energía verdadera. Quizá por eso se ha potenciado mucho esa ironía cruda que tiene mi personaje.

-¿Qué prioriza a la hora de elegir un personaje?

-Bueno, sobre todo, que me interese la obra, que me cuente cosas de la vida, cosas que nos pasan, la dureza con la que nos pasa, o el momento de felicidad que alguien puede tener, o la angustia del hombre que trabaja y no le llega para vivir. Creo que ese gran fresco de sentimientos y pasiones que se escribe en la literatura cuando se toca al ser humano es para mí lo importante. Hombre, también el texto que me ofrece el guion hace, lógicamente, que el papel me guste, hace que tenga cierto enganche con lo que ocurre.

-¿Los actores y los directores deben asumir alguna responsabilidad ante la sociedad?

-Yo creo que sí. La cultura es tan especial y necesaria como la educación. Qué sería de un país sin educación y sin conocimientos, algo que nosotros estamos empezando a sufrir debido a los malditos recortes, porque estamos viendo como nuestros chicos no acaban de estar a la altura de otros países. Es fundamental, sobre todo, el teatro, o el cine, porque es como un espejo en el que de alguna manera nos vemos todos; es como ese amigo que te dice la verdad y te hace reír y también te hace pensar, todo eso se produce en el teatro.

-¿Se imagina un país sin cultura?

-Un país sin cultura es un país muerto, con un encefalograma mercantilista y muerto. La cultura es lo que ha activado el progreso de la humanidad. En general, la gente que nos dedicamos a esto lo hacemos por amor a la lectura y al conocimiento; después, no sabemos por dónde van nuestras ilusiones y nuestras responsabilidades. Puede llegar incluso el momento en que uno se canse y quiera dejarlo, pero no es mi caso. Trabajar me mantiene vivo, porque los actores de teatro trabajamos con la vida, con todo cuanto puede ocurrir. Cuando estás trabajando un texto que forma parte de la vida y se materializa sobre un escenario es algo grandioso.

-¿No le decepciona ver el nivel de la televisión actual?

-Yo no soy nada optimista con que las cadenas ofrezcan lo que en una franja determinada deberían ofrecer. No todos, pero un dulce de vez en cuando ayudaría a superar esa carencia de contenidos que tienen. Además, hay una contradicción ya que aparecen unas potentes series de televisión, en sentido del formato y el tema, pero que son un poco más de lo mismo. Hay una falta absoluta de compromiso con los millones de personas que ven la televisión. Me parece que están en su derecho, pero es muy jodido que la gente se pase horas delante del televisor aguantando lo que le echen. Deberían, igual que el teatro, levantar un poquito el nivel; no le viene nada mal a la sociedad que eleven un poco el nivel porque la televisión es lo que más llega. Le falta a la televisión crear ese programa cultural serio entre tantas horas de programación. Es desesperante, porque se consume tanto y se aliena tanto a la sociedad, en vez de avivar el pensamiento. Pero eso parece que no conviene. Un individuo informado que reclama lo suyo, comprometido con la sociedad, eso no conviene.