Factoría de campeones abocada al exilio

Xosé Ramón Castro
x. r. castro VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

xoán carlos gil

Roberto Páramos, un polifacético hombre del ajedrez, denuncia la falta de apoyos que padecen en Vigo

05 dic 2016 . Actualizado a las 12:15 h.

Por sus manos pasaron los dos primeras espadas del ajedrez español (Paco Vallejo e Iván Salgado), en su día se convirtió en el primer maestro internacional gallego de la historia, fue capaz asumir una inversión de riesgo para sacar a la luz Xadrez nas escolas, una saga de diez libros con todos los secretos del ajedrez al alcance de todos, hizo del Marcote una entidad de referencia, consiguió un convenio con Gary Kasparov (entonces campeón del mundo), y sobre todo, lleva una vida dedicada a la enseñanza del deporte de los 64 escaques y a su club, el Xadrez Lucena -nombre que recoge el nombre del autor (Luis Lucena) del primer libro sobre esta disciplina que data aproximadamente del 1497- casi no alcanza a contar los títulos autonómicos por clubes, los conseguidos en Portugal también de forma colectiva y de España en los tiempos en que dirigía el Marcote.

Sin embargo, en los tiempos duros que corren, hasta un club de referencia se topa de nuevo con el fantasma de la emigración. En este caso de Vigo a la Eurocidade Tui-Valença. «Hai que emigrar, son tempos duros e só hai diñeiro para as cubertas de fútbol», comenta Roberto Páramos (Vigo, 1972), una de las referencias del ajedrez en Galicia. Roberto fue uno de los creadores del Lucena -«o único club de Vigo de xadrez que funciona como tal»-.

Todo comenzó con el alquiler de un bajo en la calle Reiseñor de Vigo para poner fin a una itinerancia que le llevó a pasar por Citroën y el Mercantil para poder disfrutar de su pasión. Aquello fue en el 2001 y enseguida la demanda dejó pequeño el local. «Ten 80 metros cadrados e só poden vir 120 persoas, que pagan unha pequena cantidade porque nós non temos ningunha axuda. Hai sete millóns para unhas bancadas pero non hai 7.000 euros para un deporte que di a Unesco pode axudar a mellorar as persoas de todas as idades».

Se las ingenian para que el pequeño habitáculo sea una sucesión de movimientos sobre el tablero a lo largo de toda la jornada los 365 días del año. «Hai un grupo de 40 persoas que veñen a xogar e a divertirse, e logo outro máis novo de 80 rapaces divididos en grupos de dez que van subindo de grao. Nós temos un sistema propio de niveis». Algunos de ellos llegan hasta el primer escalafón, pero si se cansan por el camino «ou non dan máis» sus conocimientos pueden ser homologados para ser monitor, organizador de eventos o árbitro. Por salidas no queda. En el club cuentan con niños desde los cuatro años (a partir de los seis ya pueden competir en las citas escolares y desde los nueve en la federativas) hasta los 80. Con un hándicap, casi todos los practicantes adultos son mayores.

A nivel competitivo, Roberto Páramos, el director del proyecto que incluye también la empresa Xadrez Galego -que desarrolla actividades en 14 municipios de la provincia de Pontevedra y que tiene una carga de trabajo importante a través de Internet-, precisa que esta campaña contarán con ocho equipos en las diferentes ligas. Será la primera vez que no cuenten con el patrocinio de la Universidad de Vigo, a la que hicieron campeona del sector, pero que sin embargo este curso ha decidido apostar por Pontevedra «A nós só nos queda emigrar. Somos campións de Galicia, algúns campións de España, temos títulos internacionais pero non temos o apoio de Vigo», dice.

Incluso han tenido que exportar sus mejores talentos en busca de un futuro mejor. Como ejemplo Manuel Pena, que ha emigrado a Hong-Kong como coordinador de proyectos de ajedrez. «Como club somos unha entidade modesta, cun presuposto moi limitado, mais deportivamente fixemos cousas moi importantes e a nivel individual temos xogadores tipo Iago Aspas pero que tiveron que emigrar para traballar no noso deporte». Nada que pueda tumbar a una disciplina con 2.000 años de historia.