«Hubo un momento en que tuvimos que elegir entre correr o vivir»

Míriam vázquez fraga VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

XOAN CARLOS GIL

Tras tres años parado por motivos económicos, el vigués acaba de fichar por Honda

10 nov 2016 . Actualizado a las 10:15 h.

A sus 17 años, el piloto vigués Joel Antón acaba de fichar por Honda Repsol Racing para la temporada 2017. No llama la atención que se hayan fijado en él después de quedar campeón de España de 125, subcampeón de supercrós en Portugal y cuarto en el Campeonato de España de supercrós SX 2. Lo que sí resulta más llamativo es que estos logros y esta oportunidad le lleguen tras un parón de tres años sin competir que terminó hace solo uno.

Porque pese a su corta edad, Joel sabe de sobra lo que es sobreponerse a los obstáculos. «De los trece a los 16 años nos vimos obligados a parar por problemas económicos. Hubo un momento en que tuvimos que elegir entre correr o vivir», explica su padre, José Antón. En aquella etapa cogía la moto muy de vez en cuando y tiraba de otros deportes como fútbol o ciclismo para mantenerse en forma. «Sufrí bastante, lo pasaba mal sin poder hacer lo que más me gusta. Mi progresión se frenó totalmente. Pero siempre tuve la esperanza de volver y ahora llegó la recompensa», dice el deportista.

La temporada 2016, la del regreso tras ese parón, ha sido un éxito, pero él asegura que ha estado lejos de su mejor versión. «Estar tanto tiempo parado se nota y todavía me falta para coger ritmo de competición y estar al 100 %», expresa. Que aun así hayan llegado los resultados y se hayan fijado en él le da todavía más impulso. «Entrené mucho para conseguirlo. Cuando nos llamó Paco Rico, que fue un poco el que movió los hilos para poder tener esta oportunidad, no podía creérmelo».

Joel tiene garantizado que competirá la próxima temporada en el Campeonato de España de motocrós MX 2, de supercrós SX 2 y en el Europeo de MX 2. Pero antes de todo eso se estrenará con Honda en cuatro carreras en Stuttgart entre mañana y el mes de enero. Pero aparte de visibilidad, mejorará en lo que más le ha faltado durante su carrera. «Este es un deporte carísimo -lamenta el progenitor-. La licencia cuesta 1.000 y la inscripción en cada carrera 30, más los billetes y un montón de cosas más. Ahora al menos vamos a tener más material y ropa y todavía seguimos buscando ayudas».

La otra constante de este deporte son las caídas. Joel empezó a saberlo desde muy pronto. «Con nueve años se rompió el bazo y estuvo un año y cuatro meses parado. Cuando volvió fue campeón gallego y subcampeón de España», recalca José. Ni siquiera aquello le hizo alejarse de la moto. «Empecé a los cinco años con la primera moto y a los seis a competir. En el momento que pasó eso ya tenía muy claro que esto era lo que quería hacer».

Ahora se prepara para un salto que de momento no le llevará lejos de casa. Seguirá viéndoselas con unas instalaciones precarias que son otro de los contratiempos que ha aprendido a sortear. «Había un circuito en As Neves que cerró y otro en Ourense que tiene problemas con la comunidad de montes. Estamos en uno en Mondariz casi abandonado», relata el piloto. No le importa seguir combatiendo contra todo eso ni tampoco marcharse fuera si es necesario. Todo para triunfar encima de una moto.