Medio siglo al servicio del balonmano

Lorena García Calvo
lorena garcía calvo VIGO / LA VOZ

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XOAN CARLOS GIL

Castro que dejó atrás hace décadas sus tiempos de jugador, entrena y ejerce como coordinador en el Carballal

31 oct 2016 . Actualizado a las 12:24 h.

Cincuenta años. Ese es el tiempo que dura el idilio de José Luis Castro con el balonmano. Tenía diez años la primera vez que lo practicó, «empecé en el Colegio Salesianos, allí fue donde descubrí el deporte». Y ahí fue donde comenzó una intensa y larga historia deportiva que le han llevado a militar en un buen puñado de equipos, a jugar en casi todas las categorías y a compaginar pista y organización. La última estación hasta la fecha del viaje balonmanístico de José Luis es el Carballal, al que llegó para echar una mano a uno de sus hijos y en el que se ha quedado por pasión.

Castro era poco más que un adolescente cuando dejó atrás los Salesianos y se enroló en el Galicia Social. Pero lo del balonmano se le daba bien y el Academia Octavio lo incorporó para jugar en la élite. Fue la mili la que cortó su proyección tras dos años jugando, y cuando volvió a casa apostó por el De Álvarez, luego llegaría la SAR, donde explotó su mejor versión, y más tarde el Dismobel Balaídos. Muchos equipos y muchas vivencias que ahora pone al servicio de los más jóvenes del Carballal, donde ejerce de coordinador del equipo masculino además de entrenar portería en alevines, infantiles y cadetes.

«En los años de Asobal yo era muy jovencito, por eso creo que mis mejores temporadas fueron seguramente las de la SAR. Cogimos al equipo en la que hoy sería la Territorial y ascendimos a Primera Nacional. Pero realmente donde más disfruté del balonmano fue en el Dismobel siendo veterano porque la competición era lo de menos, lo más importante era el grupo».

La pasión de José Luis Castro por el balonmano tuvo continuidad en sus hijos. Cuando ellos estaban en el Lavadores, decidió echar una mano en labores organizativas y cuando el mayor pasó a entrenar al Carballal y le pidió ayuda con los entrenamientos de porteros, no pudo negarse. «Me aparté unos añitos y volví echando una mano entrenando portería porque mi hijo me lo pidió. Muchas veces el entrenador se siente un poco solo porque no tiene quien le eche una mano en la portería». Ni corto ni perezoso, José Luis se puso manos a la obra y recurriendo a Internet dio carpetazo a sus tiempos como lateral o extremo derecho y se empapó de todo lo que había que saber sobre la portería.

Estuvo un curso colaborando con el femenino, pero veía que la sección masculina también necesitaba reorganizarse y a ello se puso. Comenzó como coordinador y puso especial énfasis en apostar por los más pequeños y la captación. «Preparamos un programa que comenzó el año pasado y que está teniendo muy buenos resultados en los colegios», algo que le satisface especialmente. Lo mismo que intentar implantar una metodología en la que se premia la calidad del jugador, pero también el esfuerzo.

Castro entendió desde el primer momento que si quería llevar a buen puerto sus propósitos tenía que formarse. «Me vi como la persona que quiere manejar una barra de pan y tiene que tener el carné de manipulador de alimentos», cuenta el coordinador del Carballal. La campaña pasada aprobó el curso de entrenador territorial y cada día se esfuerza por continuar aprendiendo sobre un deporte al que lleva vinculado medio siglo.

Se enorgullece de que el club al que llegó hace tres temporadas viva un momento dulce y sobre todo de que haya alrededor de 300 niños y jóvenes distribuidos en 19 equipos llevando el buen hacer del Carballal por las pistas. La intención es seguir poniendo su medio siglo de experiencia a las órdenes de los más jóvenes.