Un trotamundos para el Coruxo

Lorena García Calvo
lorena garcía calvo VIGO / LA VOZ

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martina míser

Pibe, que revolucionó la cita ante el Caudal, busca minutos en O tras debutar con el Betis en Primera

25 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

A sus veinte años, Agustín Pastoriza, Pibe, es un trotamundos del fútbol que ahora busca su lugar vistiendo el verde del Coruxo. Tenía cinco años cuando dejó atrás su Argentina natal para cruzar el charco junto a su familia y asentarse en Cambados. Fue allí donde se divirtió y se enfadó dando patadas a un balón y donde decidió echarle horas a eso del balompié. «Estuve en equipos de la zona, luego fui para el Pontevedra y llegué a debutar en el primer equipo», cuenta el hombre que revolucionó el partido frente al Caudal del pasado domingo.

El Coruxo languidecía 0-1 cuando Rafa Sáez confió a Pibe y a Hugo Sanmartín revolucionar el partido. Y lo hicieron. Vaya si lo hicieron. Pibe, desde el extremo izquierdo, se encargó de insuflar vida al decaído equipo local. Marcó un gol y dio una asistencia. «Fue muy ilusionante. Tenía ganas de jugar porque llevaba tiempo en el banquillo. Estaba jugando poco, unos minutos en Ponferrada, otros pocos ante la Arandina, así que necesitaba un partido así para coger confianza y ayudar al equipo», cuenta el extremo.

Luchar en busca de su sitio en el terreno de juego no es algo nuevo para Pibe. Su habilidad subiendo junto a la línea de cal no pasó desapercibida en su momento y el Betis llamó a su puertas. Se marchó al barrio de Heliópolis y un entrenamiento con el equipo juvenil le brindó una oportunidad de oro. «El primer equipo siempre hacía partidillos con el juvenil con el que yo entrenaba. Un día me salió un buen partido y me dijeron que me fuese entrenar con el primer equipo», recuerda. De repente estaba a las órdenes de Calderón entrenando con el primer equipo y debutando en Primera División. «Jugué en Liga un partido frente al Osasuna. Debutar es un poco impresionante», admite Pibe, al que el año 2014 todavía le tenía deparada otra sorpresa: ser citado por la selección Sub-20.

Para un argentino que profesa la religión del fútbol ir con la albiceleste son palabras mayores. «Fui a jugar un torneo a Valencia. Fue para mí y para mi familia, que la mayoría está en Argentina, una gran felicidad. Habíamos jugado contra Brasil, Mauritania, contra el Barcelona», recuerda.

Efímero paso por Oviedo

Tras su paso por el Betis, que duró dos temporadas y media, Pibe regresó al norte, concretamente al Oviedo, pero allí no encontró su sitio. El director deportivo que le había llevado al club ovetense fue sustituido y pasó de entrenar con el primer equipo a ser uno más del filial. «Me bajaron, y para jugar en Tercera prefiero estar al lado de mi casa». Ese fue el camino que le llevó hasta O Vao el pasado verano, la última parada de su particular peregrinaje futbolístico.

Conseguir minutos en el Coruxo no es sencillo. Lo vive en carne propia Pibe cada semana. «No es fácil ganarse minutos porque hay jugadores muy buenos, así que hay que aprovechar muy bien los que tengas». Y eso fue lo que hizo frente al Caudal. Fue el revulsivo que el equipo necesitaba, y ahora luchará por que su estatus cambie. «Cuando llegué al Coruxo mi reto era jugar el máximo de minutos posible y anotar todo lo que pudiera, y hoy ese reto sigue vigente».

El pasado domingo ya demostró que puede pelear con sus compañeros por la titularidad. «Ahora ojalá el míster me dé más minutos, quiero ganarme su confianza para seguir jugando». Ese es el deseo de Pibe.