«Vigo es pionera en el movimiento romántico de volver a las salas de cine»

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

xoán carlos gil

El Marco alberga a partir de mañana la quinta edición de sus cursos de cine, que comienza con una sesión abierta

19 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

En un momento en el que ir al cine es, para muchos, algo que solían hacer en el pasado reciente para ver películas que ahora ven en su casa, el interés por el séptimo arte tiene en Vigo un pico de crecimiento que se puede apreciar en termómetros fiables como el renacimiento de las salas de proyección especializadas en cine de autor o el éxito de los cursos que desde hace cuatro años imparte el vigués José Manuel López en el Museo de Arte Contemporánea, Marco. Mañana, jueves, inaugura el quinto. Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Vigo, también participó en la puesta en marcha de la revista Caimán. Cuadernos de cine y en los guiones de la cuarta y quinta temporada de la serie Matalobos, de Voz Audiovisual.

-¿Cuál es la propuesta para el curso que arranca?

-Es ligeramente diferente a las anteriores, porque antes estuvieron centrados en momentos concretos de la historia del cine y con este es la primera vez que vamos a abordar el cine comparado, basado en una idea tan sencilla como poner en relación dos películas y hacerlas dialogar entre ellas. Aunque la literatura comparada es más común, este acercamiento en el ámbito del cine no es muy común. Se trata de buscar líneas de continuidad que hacen que, por ejemplo, un filme como el excelente Carol, del Todd Haynes, tenga mucho que ver con el melodrama japonés de los años 50 Cuando una mujer sube la escalera, de Mikio Naruse.

-¿Hay que ir con los deberes hechos?

-Hay muchos asistentes a los que les gusta que les descubran películas, pero otros, en cambio, preferirían verlas antes para analizarlas mejor. En las sesiones anteriores era imposible porque hablábamos de una media de cinco a diez en cada clase, pero esta vez son dos y sí se puede hacer.

-¿Qué perfil de alumnos tiene en estas sesiones?

-Es muy amplio. Además de universitarios que está estudiando temas relacionados con el audiovisual o las bellas artes o aficionados que hacen cortos, hay profesionales cuya tarea no tiene nada que ver con el cine, gente mayor que ha visto mucho cine y jóvenes. El año pasado teníamos un chico de 15 años y otro de 16.

-¿Hay tantas mujeres como en los cursos de arte del Marco, donde son abrumadora mayoría?

-No diría que abrumadora, pero mayoría, sí. Los que nos movemos en este ámbito sabemos que las mujeres son las que más interés tienen por las iniciativas culturales, cursos, seminarios, exposiciones... aunque paradójicamente, luego la mujer esté relegada a un papel secundario.

-¿Se va a aprender o a aprender a ver?

-Sobre todo se trata de aprender a ver. De darles herramientas para acercarse un arte con 120 años de historia.

-¿Les hace muchos spoilers?

-Algún tirón de orejas me he llevado, pero solo lo hago si es final de la película es determinante para lo que quiero contar.

-Al estar en el ambiente cinéfilo le resultará difícil saber si el amor por el cine crece o decrece...

-Sí, estoy rodeado de cinéfilos pero intentando ser objetivo, hay que empezar por tratar de definir qué es el cine ahora mismo. Y si lo ampliamos a todo tipo de formatos audiovisuales que captan el interés del público, incluyendo la animación o el videoarte, vivimos en un mundo visual y el interés ha aumentado de manera exponencial. En ese maremágnum el cine no ha perdido fuerza y sigue produciendo grandísimas películas.

-¿A pesar de todo el cine comercial que se consume ahora?

-Soy poco apocalíptico. Dentro del cine comercial también hay obras que tienen un interés elevado. Les doy menos cabida en los cursos porque mi labor es hablar de trabajos que no está en la cartelera, pero por ejemplo, en el programa de este año, entre los 46 clásicos, de John Ford, a John Huston o Jacques Rivette, está el último Mad Max, de George Miller.

-Además, ese tipo de cine es el que consigue el milagro de que la gente salga de casa para ir a ver cine en el cine, ¿no?

-Sí. En ese sentido hay un movimiento contrario, hasta romántico, en el que se están rehabilitando viejas salas para ofrecer algo diferente a lo que dan las de los centros comerciales, como los Numax de Santiago, y su valentía inspira a cines cerrados, como los Compostela, que van a reabrir. Los empresarios se apuntan al carro al ver que la gente quiere salir a ver fuera cine más arriesgado.

-En Vigo, en ese aspecto, los Multicines Norte son pioneros.

-Desde luego. No solo no han suavizado su apuesta sino que la han radicalizado añadiendo la versión original, lo cual es maravilloso. En Vigo hay mucho interés por el cine y por la cultura en general. Iniciativas como la del Cine Clube Lumière también son importantes, como Curtopía o Primavera do Cine.

-¿Para poder vivir del cine como profesional, con qué otras actividades compagina los cursos?

-En este momento, con ninguna. Doy los cursos en el Marco, y también en el CGAC desde hace 3 años. Y quiero dedicarme a la docencia. Estoy preparando mi tesis en la Universidad de Santiago, sobre personajes errantes en el cine contemporáneo.