El área de Vigo colma de esculturas el paisaje urbano

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

La Escola de Canteiros de la Diputación de Pontevedra es la principal proveedora de las obras que decoran calles y plazas

18 oct 2016 . Actualizado a las 12:07 h.

Desde el año pasado, las nuevas humanizaciones en las calles de Vigo y la expansión de las rotondas han traído como efecto colateral la colocación de elementos decorativos de carácter monumental casi todos los meses. Las rotondas han dado mucho juego, pero los motivos que las adornan se dirigen más hacia colectivos o temas genéricos (véase el barco de Alfageme, dedicado Á xente do mar o la de José María Barreiro para la rotonda de Rosalía de Castro con Canceleiro, que se llama Como chove miudiño y está dedicada a la naturaleza), pero se aprecia una decidida apuesta del municipio por el homenaje pétreo. Así, en los últimos quince días hay dos estatuas nuevas en Vigo, una es la escultura de Balbino, que saluda a los todas las personas que acceden a la biblioteca Xosé Neira Vilas, ya que se encuentra a dos metros de la puerta de entrada de la equipación cultural ubicada en la avenida Martínez Garrido.

La escultura salió de la Escola de Cantería de la Diputación de Pontevedra, con sede en Poio, y la realizó un exalumno, Rubén Gil Rodríguez. La pieza de granito salvaje mide 1,5 metros de altura y representa al protagonista de la novela Memorias dun neno labrego y a su perro Pachín, en homenaje a su autor, recientemente fallecido.

La segunda aún está caliente. Se inauguró hace cuatro días y se dedica a los deportistas olímpicos y paralímpicos locales. Aunque en Vigo ya había un monumentos consagrado a esta actividad, que se llamaba Aros Olímpicos y fue retirada hace 6 años de su emplazamiento por el Concello sin explicación alguna a su autor, Xuxo Vázquez, la nueva, que firma el escultor Álvaro de la Vega, personaliza el homenaje en todos y cada uno de los deportistas (que son en total 43), ya que sus nombres aparecen grabados en el monumento.

Pero la fiebre renovadora del paisaje urbano no afecta solo al de Vigo, sino que también salpica de esculturas a buena parte de la comarca. De la Escola de Canteiros es también la figura dedicada a María Soliño que se descubrió este verano en el estanque del parque de A Palma, en Cangas. O la que honra a Rosalía de Castro en los jardines del centro sociocultural de Domaio, que realizó Daniel Acuña en granito gallego.

Hoy mismo, otra obra que sale de la escuela de artesanos de la piedra de Poio verá la luz en Ponteareas. En este caso, el motivo de la misma es el cáncer de mama y según la edil de Sanidad, pretende ser «un homenaje a todas las mujeres que sufren la enfermedad» (que también afecta a los hombres). La inauguración tendrá lugar a las 18.00 horas y el lugar elegido para colocar la estatua es la entrada del Centro de Salud de Ponteareas.

Muy reciente es también la colocación de un monumento en recuerdo del piloto de motociclismo Dani Rivas, fallecido el año pasado en un trágico accidente durante una carrera. La obra en bronce y a tamaño real, fue realizada por el escultor José Molares, el mismo que hizo en Vigo la estatua de Julio Verne sentado sobre las patas de un pulpo. Se colocó hace diez días en la praza do Emigrante, en el barrio de O Rosal, en Moaña.

Otro estreno escultórico reciente es el que tuvo lugar aún no hace dos meses en A Cañiza. Como no podía ser de otra manera, el elemento al que se rinde culto es al jamón, emblema del municipio de O Condado. El artista Diego de Giráldez fue el que recibió el encargo del Concello, con motivo de los 50 años que cumplió la Festa do Xamón. La obra es una metáfora con remate conceptual, ya que se compone de nueve esferas que representan a las nueve parroquias como si fueran sendos planetas, y remata en una pata de jamón que apunta al infinito.

Otra pieza que incrementa el inventario de escultura urbana en Vigo es el busto del mecenas y visionario emprendedor, Enrique Peinador Lires, que se puede ver en la entrada de la Escuela de Empresariales. Su autor es también José Molares, el que hizo la de Dani Rivas.

De otros trabajos, el Concello vigués parece haberse arrepentido. Es el caso de una figura de un marinero que los operarios municipales colocaron en agosto en el estanque de la praza de O Berbés, tras retira las gamelas podridas. A los pocos días, desapareció.