Muere el perro más grande de Vigo

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Oscar Vázquez

«Seldom», un lobero irlandés que llamaba la atención por su estatura y buen carácter, falleció esta semana a los 4 años

08 sep 2016 . Actualizado a las 07:54 h.

Los vecinos de la zona de Montero Ríos y plaza de Compostela ya se habían acostumbrado a la silueta casi equina de aquel perro enorme que su dueño, el hostelero Iván del Río, paseaba orgulloso cada mañana por los alrededores, cerca de su local. Aunque el dueño del restaurante vigués El Gallinero reside en Mondariz, solía traerse en coche a su mascota, porque según contaba, le había salido urbanita y lo que más le gustaba era pasear por Vigo. Iván se sentía como una estrella de cine gracias a su perro. No había día en que no los parasen para pedirles hacerse una foto con el sociable y bonachón lobero irlandés, perteneciente a la raza canina más grande del mundo.

Seldom aún era joven, pero una enfermedad acabó con él en pocos días. Tras la operación a la que fue sometido para tratar de salvarlo surgieron complicaciones y falleció a principios de esta semana, con 4 años de edad. Muy joven, aunque la esperanza de vida de los ejemplares de gran tamaño no suele superar los 10 años. «Lo dio todo en muy poco tiempo», resume su dueño, abatido con la desaparición de su colega, un compañero que se convirtió en una compañía muy saludable, ya que le obligaba a pegarse unas más que recomendables caminatas para ponerse en forma.

El hostelero es un gran amante de los animales y siempre ha vivido rodeado de ellos, pero el caso de su lobero irlandés era especial, porque no es fácil hacerse con uno. De hecho, tardó cinco años en localizarlo y lo consiguió en un criadero de Burela, del que se lo trajo siendo un cachorro. Además no es habitual ver canes de esta raza en las ciudades. Del Río sabe que hay más en la provincia de Pontevedra, pero suelen estar en fincas, sin salir a la calle.

A pesar de los inconvenientes que conlleva ocuparse de un perro cuyo tamaño también multiplica la cuenta de gastos (sobre todo en comida), Iván no se arrepiente de haber compartido con Seldom estos cuatro años. La tristeza no le impedirá seguir disfrutando de animales de compañía en su entorno. Dejará pasar un tiempo, pero ya está pensando en poner otra mascota en su vida, porque según asegura, la disfruta más.