El último día del cine Fraga

VIGO CIUDAD

Este verano se cumplen 15 años del cierre de la sala, que se despidió con Angelina Jolie y su Lara Croft

29 ago 2016 . Actualizado a las 23:03 h.

Lara Croft: Tomb Raider fue, probablemente, la película que más tiempo estuvo en cartelera en el cine Fraga. No porque fuese un éxito, sino porque aquel verano la sala cerró para siempre. Y nadie subió a desmontar el afiche. Angelina Jolie se fue ajando, embutida en sus mallas, hasta que se la comió el moho. Fue un verano de hace ya 15 años.

Al menos, el Fraga tuvo un final medianamente ilustre. La última película del Ronsel, en la calle Ecuador, fue Ensalada en el colegio femenino: que no falte el pepino. Los últimos años hasta su cierre malvivió programando películas clasificadas «S».

El Fraga, en cambio, se fue con un estreno, bien que muy alejado de merecer un Oscar. Tras 53 años de historia, el gran cine de la ciudad echó el cierre el 28 de junio de 2001. Pero aquel jueves casi nadie lo lamentó. La última sesión tuvo los cuatro gatos de siempre, porque el gran público prefería ya los multicines de centro comercial, con su aire acondicionado y sus butacones ergonómicos. La gente abandonaba el olor a humedad de terciopelo. Y se entregaba al aroma de las palomitas.

Aquel verano de 2001 hacía ya mucho que el Fraga había dejado de ser «el cine más lujoso de España», como presumía en su inauguración en 1948. Para su estreno, proyectaron la superproducción española Botón de Ancla, de Suevia Films, la productora fundada por el vigués Cesáreo González que comenzaba todas sus películas con la bandera de Vigo ondeando sobre unas vistas de la ría. Para algunos podría ser un rasgo de patriotismo «viguista», aunque tenía su justificación. Buena parte del mercado de Suevia estaba al otro lado del charco, entre la comunidad gallega emigrante en Argentina o el Uruguay. Se dice que en Buenos Aires, en algunas películas, nada más ver la ría de Vigo, el público lloraba y prorrumpía en aplausos.

Botón de Ancla inició más de medio siglo de historia del Fraga, que fue el cine de varias generaciones. Muchos recuerdan sus butacas rojas, territorio de besos furtivos y tejemanejes variados de los que habrán salido cientos de bodas. Otros cientos salieron del piso de abajo, de gastar pista en el Nova Olimpia. Así que ese edificio tuvo la consideración de zona cero de la formación de parejas en Vigo.

Muchos recordarán las entradas con sus cuatro categorías: Entresuelo, Principal, Patio y Delantera Principal. Una de ellas -yo no sé identificar cuál- era lo que la gente llamó el poleiro de toda la vida.

Y no pocos niños se habrán pesado en la histórica báscula de la entrada. Por cinco céntimos daba el peso impreso en un cromo de artistas de cine para coleccionar. Aquella máquina alemana, con su rótulo de la Seitz Werke Kreuznach Gmbh, tenía un original mecanismo interno que permitía picar el pesaje en las estampillas.

En la historia del Fraga queda también el pavoroso incendio que arrasó el cine en 1988, cuarenta años después de su inauguración. Sus gestores consiguieron restaurarlo pero, cuando fue reabierto, comenzaba la gran crisis de las salas de cine convencionales. Ni siquiera su gran pantalla conseguía llamar al público y revivir los llenazos de antaño.

Los noventa fueron difíciles para el gigante de 1.758 localidades, que recordemos que son 200 más de las que actualmente tiene el auditorio Mar de Vigo. Para ganar cinéfilos, en los últimos años el Fraga recicló su cafetería y unos despachos para abrir dos pequeñas salitas de proyecciones. El último día, proyectaron El regreso de la momia y la argentina Una noche con Sabrina Love.

Aquel 28 de junio de 2001, sin que mediase la maldición de la momia, el amor de Sabrina ni las tumbas de Lara Croft, el cine Fraga encendió por última vez las luces y echó el cierre para siempre. Este verano se cumplen 15 años de aquella despedida.

la bujía del domingo verano deL 2001 Por Eduardo Rolland

Tenía 1.758 localidades, doscientas más que actualmente hay en el auditorio Mar de Vigo