La doble fila resurge tras el fin del multamóvil

Juan Manuel Fuentes Galán
juanma fuentes VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

M.MORALEJO

Aparcar en lugares no permitidos complica el tráfico, un mal que afecta a todo el casco urbano

21 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Es una prueba sencilla de realizar. Coger un vehículo (preferentemente una moto, por su mayor facilidad para el desplazamientos) y dar un recorrido por calles céntricas de la ciudad, cámara y bolígrafo en ristre. Objetivo: comprobar si la doble fila es un fenómeno en alza o en decadencia. El resultado es contundente. Ocurre en toda la ciudad (en algunas calles de manera preferente) y tampoco parece que sea una preocupación de los responsables del tráfico.

Da igual la hora, el lugar y el momento, hablando siempre de jornadas laborables en horario comercial. Dos redactores de La Voz hicieron la prueba el viernes 12 de agosto y el resultado queda a la vista en las imágenes, que ni muchos son las únicas. Tras un rato recorriendo el casco urbano había fotografías para ocupar varias páginas.

Esta situación afecta a los conductores de manera especial, pero no solo a ellos. También al transporte colectivo, con los autobuses de Vitrasa realizando quiebros cuando sus paradas están ocupadas, lo que ni mucho menos es un fenómeno residual, o a los peatones que ven reducirse las aceras por turismos o furgonetas que las invaden.

A diferencia de hace unos años, ahora mismo no existe una preocupación especial por la doble fila en los responsables locales. La prueba es la desaparición del multamóvil, eliminado meses antes de las elecciones municipales del año pasado. Creado específicamente para combatir la doble fila en el año 2005, llegaron a funcionar dos unidades, que de manera silenciosa se fueron retirando: la primera en el 2013 y la última a comienzos del 2015.

Un agente municipal consultado por este periódico reconoce lo obvio. «El multamóvil era odiado por los conductores, especialmente por los infractores, pero fue muy efectivo, sobre todo en sus comienzos. Después, como siempre ocurre, la gente se fue acostumbrando y empezó a correr el bulo de que la primera vez que pasaba no multaba, que tenía que hacerlo una segunda y encontrar al vehículo en el mismo lugar, lo que no era cierto. Pero sin el multamóvil, la doble fila campa a sus anchas de manera evidente».

Aparte de los policías locales, el único enemigo del aparcamiento indebido es la grúa municipal, pero su nicho de trabajo es otro. «Realmente nos concentramos más en despejar de coches los espacios destinados a carga y descarga que en la doble fila», reconoce un empleado de la contrata municipal. El motivo, previsible, que en la doble fila el conductor siempre acostumbra a estar cerca, algo menos habitual en la carga y descarga.

Y añade más. «Ahora, en verano, nuestra actividad es menor. En invierno suele haber ocho o nueve grúas en las calles por las mañanas, y ahora no pasan de cinco. Se debe a las vacaciones de la plantilla en julio y agosto. Este año no nos han sustituido y hay menos personal, se supone que con el visto bueno del gobierno local».

Y puestos a señalar calles destacadas en el ránking de la doble fila hay cuatro que se llevan la palma, según las fuentes consultadas. Travesía de Vigo es quizás la principal, junto con Torrecedeira, pero también Camelias y sorprendentemente el tramo de Urzaiz entre Vía Norte y Pizarro.