«Morí y me resucitaron hace 34 años»

Macarena Bortolotto VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Oscar Vazquez

Basilio González conciencia a la gente que asiste a clases para recuperar puntos

27 jul 2016 . Actualizado a las 17:58 h.

«Hola, me llamo Basy. Morí y me resucitaron hace 34 años». Así de chocantes son las palabras con las que se presenta Basilio González Rodríguez cuando hace las ponencias en las autoescuelas.

Basilio nació en As Neves en 1960. A sus 22 años vivía en Madrid, con ilusión por dedicarse al mundo de la hostelería. Pero un día lluvioso de octubre su vida dio un giro inesperado. No hizo falta que fuese a mucha velocidad. A 30 kilómetros por hora chocó con otro vehículo y salió despedido por el aire. «Iba en un todoterreno descapotable. Esos coches no tenían cinturón de seguridad. No tenían ningún tipo de medidas de seguridad», explica.

Sufrió varias fracturas craneales, rotura de costillas y una lesión medular que lo dejó parapléjico. «Realmente me dieron por muerto, estuve en coma un mes y me revivieron. Antes no se sabía cómo tratar a un herido con este tipo de lesión, mientras estaba internado me trasladaron por diferentes hospitales, y con los medios de aquel entonces», asegura.

Tras despertar del coma, Basilio González no podía asumir la situación. «Es un período de duelo que hay que pasar para poder superar la pérdida, en mi caso de la movilidad de las piernas». Pero sabía que nada lo podía parar. «Uno lo que quiere es salir adelante y luchar para tener una vida lo más completa posible».

Desde entonces se mudó a Vigo y comenzó una vida nueva. Al verse inmerso en una sociedad en la que, por aquellos años, no había legislación alguna en cuanto a la accesibilidad en locales y las dificultades para que las personas con movilidad reducida tuviesen mayor independencia, se involucró en el mundo de la ortopedia. Ahora tiene su propia tienda en la que ofrece «todo lo que sea para ayudar a que la gente tenga una integración menos dificultosa en la vida del día a día». También se convirtió en un gran jugador de baloncesto, como explica, «cuando te quedas así, te dedicas a un deporte como medio de integración».

En el 2006 recibió la llamada de la directora de la Asociación para el Estudio de la Lesión Medular Espinal, a la que pertenece. Le propusieron que diese conferencias en las autoescuelas donde la gente va a clases para recuperar puntos del carné de conducir, para que contase los resultados que puede haber en un accidente de coche.

La primera charla que dio fue hace ocho años, «lo que hago es contarles la verdad cara a cara, que vean que un accidente puede ocurrir en cualquier momento, hago todo lo que puedo por intentar que la gente joven comprenda que nos puede pasar a todos», asegura González. Tiene más que claro que, a pesar de que en las noticias solo salgan unas iniciales representando a las víctimas, tras ellas hay una serie de personas que, si tienen la suerte de seguir con vida, sufrirán consecuencias a nivel psicológico, emocional, físico y laboral. Por ello siente que si tiene la posibilidad de concienciar a otros, no dudará en hacerlo.

Sin embargo, las primeras veces no fueron sencillas, cuenta que a veces las personas eran reacias a escuchar, no querían estar ahí por unos puntos y se la tomaban con él a nivel personal, insultándolo, discutiendo entre ellos y creando situaciones insólitas e incómodas por las que se llegó a plantear no volver a dar una charla. Pero no se rindió tan rápido, ver que había gente a la que le cambiaba la perspectiva de la vida lo motivó a seguir contando su historia y toda la cruda realidad que se vive después de un accidente en la carretera. «Hay gente a la que le impacta mucho, varias veces han roto a llorar porque, o han tenido experiencias traumáticas con accidentes o algo les hace clic en sus cabezas y se dan cuenta de la suerte que han tenido»

Pasión por el arte. Amor por encima de todo.

Quién ES

Pasión por el arte. Desde pequeño le encantaba dibujar y eso no cambió después del accidente. Ha ganado concursos de dibujo y está planeando hacer una pequeña exposición a finales de este año.

Amor por encima de todo. El amor entre Basilio y su mujer no lo rompe ni la (casi) muerte. Eran novios en Madrid y tras despertar del coma y mudarse a Vigo, se casaron.