«Se trata de compartir algo con personas de todo el planeta», afirma Rodríguez
16 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.Formar parte de una conexión humana a nivel mundial es el sentimiento que une a los radioaficionados. «Se trata de compartir algo con millones de personas en todo el planeta, con las que puedes establecer contacto por un medio distinto a Internet», afirma entusiasmado Ángel Rodríguez, presidente del Radioclub de Vigo.
Este club que se encuentra en Monte da Mina, cuenta con 73 socios, de los cuales suelen ir a la estación radiofónica entre diez y doce todos los viernes de 19.00 a 23.00, pero «si la conversación que estamos teniendo es interesante, que suele pasar, nos quedamos más tiempo. Yo nunca sé cuándo volveré a casa cada vez que vengo al club», admite sonriendo Leopoldo Chousal, vicepresidente de la entidad.
Para tener la licencia de radioaficionado y un código identificativo, es necesario pasar un examen que es igual para todos los clubes de España. Se exigen conocimientos básicos de legislatura de radioafición, radioeléctricidad y electrónica. Según el vicepresidente, «no se trata de una prueba muy severa y se necesitan menos estudios que hace unos años, cuando también se pedía manejo de telegrafía».
Otro requerimiento para formar parte de esta federación es tener una edad mínima 12 años, lo cual, en palabras del presidente «es algo absurdo, porque en otros paises no existe límite». A pesar de que no se pueda tener la licencia hasta cierta edad, eso no es un requisito para ser socio. El miembro más joven de la asociación de Vigo tiene tan solo dos años y cinco meses. Pero este nuevo afiliado no es suficiente para contrarrestar el declive que está sufriendo la afición en España. «Al contrario que en Alemania y Estados Unidos, en España cada vez somos menos, la gente ve la radio como algo anticuado». Esta situación entristece a ambos aficionados, quienes recuerdan que unos años antes eran un colectivo pionero en muchas actividades. «Nosotros teníamos Whatsapp antes de que se inventara. Se llamaba radio-packet y con él podíamos chatear con gente de todo el mundo», recuerda Chousal.
Esta afición los lleva a contactar con personas ubicadas en todos los rincones del globo. «Hemos establecido conexión con todos los países en los que hay estaciones radiofónicas. Hay sitios con los que es más dificultoso conectar porque no hay gente que viva habitualmente en ellos, como las antípodas, donde solo es posible cuando hay expediciones», dice Rodríguez. Esas voces al otro lado de la señal son, por norma general, desconocidos con los que se establece un breve contacto, pero hay casos en los que si contactan habitualmente se pueden convertir en buenos amigos a distancia.
Coleccionar cosas es algo bastante común en las personas, en el caso de los radioaficionados, les encanta acumular tarjetas de confirmación. Tienen un aspecto similar a unas postales y cada operador diseña la suya, donde pone el código con el que se identifica al establecer un contacto y un fondo que puede ser una foto o un dibujo a su elección. En la de Chousal se puede ver la ría de Vigo con el puente de Rande. Lo que hacen con estas tarjetas, que se denominan formalmente QSL, es enviarla los unos a los otros cuando establecen una contacto, de este modo pueden ver las conexiones que han realizado a lo largo de los años, así como la calidad de estas. Leopoldo Chousal cuenta orgulloso que mantuvo una conversación con Husein de Jordania en 1992 y guarda con aprecio la tarjeta de confirmación que lo demuestra.
Otra de las actividades que caracterizan a los radioaficionados es la participación en competiciones, entre las que destaca el concurso de Islas en el aire. Se celebra el último fin de semana de julio. Como todos los años, serán 24 horas de conexión sin pausa en las que los participantes deben contactar con el mayor número de islas de todo el mundo.
Se trata de un evento de envergadura internacional en el que la Unión de Radioaficionados Españoles de Vigo se presenta cada año y en 2010 quedaron en el primer puesto de España y 27 a nivel mundial, con 1114 contactos confirmados y 181 islas contactadas.
Cuando se establece contacto con estaciones de alguna parte del mundo, se comunican por medio de códigos como el utilizado por los aviadores o el código Q, que es una lista de abreviaturas conocida por los operadores. Y que según Chousal, «soluciona los problemas de comunicación que nos encontramos al hablar diferentes idiomas».