El Campus do Mar va más allá de lo académico y se convierte vital en el futuro de Vigo
16 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.El proyecto del Campus do Mar trasciende lo meramente académico. No solo tiene una importancia capital para que la Universidad de Vigo dé un salto cualitativo al impulsar una iniciativa de alcance internacional en el mundo de la investigación, sino que también es vital para regenerar una zona privilegiada de la ciudad. Por eso, cualquier circunstancia que lo haga peligrar puede tener una repercusión muy negativa en ambos sentidos.
Y el camino para llegar al posible acuerdo de las administraciones no ha sido fácil. Primero, por los tumbos que dio el antiguo recinto militar, que la Zona Franca le compró al Ministerio de Defensa y que luego pasó a manos de la Xunta, para ahora volver al consorcio vigués, que a su vez debe cederlo a la Universidad. Y también, porque la institución académica lleva cinco años batiéndose con las distintas administraciones para cerrar un acuerdo y lograr la necesaria financiación. El CSIC se descolgó por sus problemas presupuestarios después de haber comprometido 32 millones de euros para la operación. El Campus do Mar es vital para la Universidad porque convertirá las parcelas de la ETEA en un espacio multidisciplinar consagrado a la investigación marina (con una aceleradora de empresas tecnológicas y un centro de innovación gastronómica) y también con usos sociales y deportivos.
Ahí es donde el proyecto del Campus do Mar se convierte también en vital para el conjunto de Vigo. Puede afianzar a la ciudad como una potencia del I+D y, al mismo tiempo, poner en valor una superficie de 115.000 metros cuadrados que en la actualidad sufre un flagrante abandono. Se le da vida a los edificios históricos (Faraday, Siemens) que un día fueron militares y se le da vida a una zona del litoral de Teis que ahora mismo languidece, pese a lo privilegiada de su ubicación.