6.750 toneladas de pescado quemado en Fandicosta se transforman en abono

Ana F. Cuba, L.C. Llera REDACCIÓN / LA VOZ

VIGO CIUDAD

m. moralejo

La empresa todavía no ha solicitado la licencia para derribar las instalaciones siniestradas el pasado 9 de mayo

08 jun 2016 . Actualizado a las 23:28 h.

La empresa Sologas de As Somozas está procesando 6.750 toneladas de productos pesqueros quemados en Fandicosta para transformarlas en abono orgánico o compost. Para ello los residuos se pasteurizan para evitar que se sigan pudriendo. Y luego se procesan en la firma Xilo Galicia para transformarse como abono.

Las ocho mil toneladas de pescado y marisco que se quemaron y que, por efectos del calor y la intemperie, se encontraban pudriéndose en Domaio constituyeron una urgencia sanitaria. Ello obligó a realizar un gran esfuerzo logístico con cuarenta camiones diarios de distintas empresas llevando a cabo el transporte del material estropeado hasta as Somozas.

Aunque toda la mercancía que se hallaba deteriorada ya no se encuentra en la fábrica persiste el mal olor ocasionado por los lixiviados que han impregnado durante varias semanas todas las instalaciones de la empresa en Domaio. Ahora este desagradable olor se ha extendido a la planta de As Somozas. Allí se aprecia un desagradable olor, como reconoce el presidente de la firma, Santiago Aguilar. «Los camiones y las ruedas ya tenían olor, es pescado en proceso de semi descomposición, la mayor parte langostinos y chocos, pero también merluza o bonito. En la trinchera [donde se vierte] sigue oliendo», constata Aguilar.

El responsable de Sologas asegura que esta instalación «es la única en Galicia con capacidad para dar respuesta a esta emergencia sanitaria». «La Xunta de Galicia nos pidió un proceso de higienización, mediante compostaje [sometiendo los desechos a 70 grados centígrados de temperatura durante una hora], y el compost que resulte se mandará al vertedero [de la firma Xilo Galicia, radicada en el mismo polígono de As Somozas]», explica Aguilar.

La cantidad de residuos y la urgencia, por los riesgos sanitarios y medioambientales, les obligó a reforzar los turnos de trabajo para empezar a tratar el pescado en descomposición. Al centro han llegado una media de 40 camiones por jornada

El concejal de Urbanismo de Moaña, Odilo Barreiro, ha agradecido la comprensión de los vecinos con la situación, ya que no han tenido quejas por el mal olor. Ahora hace falta que se derriben las instalaciones incendiadas para que se puede sanear por completo la zona. Para llevar a cabo la demolición, Fandicosta tienen que presentar una solicitud de licencia al Concello. Pero el primer paso es que la Autoridad Portuaria le conceda por escrito el permiso para llevar a cabo el derribo.

Actualmente se está procediendo a la retirada de hierros y restos que puedan resultar peligrosos. Después, la empresa tiene que redactar y presentar un proyecto completo de demolición que tiene que tener el visto bueno del gobierno municipal. Desde que se presente la solicitud de permiso para tirar la zona siniestrada hasta que el Concello lo conceda pueden pasar unos quince días como mínimo ya que Urbanismo tiene que estudiar con detalle toda la documentación. El concejal del área señala que el Ayuntamiento va a dar máxima prioridad a las actuaciones urbanísticas que solicite Fandicosta.

ERE

Por ahora, aunque Fandicosta está inmersa en un expediente de regulación de empleo, este apenas se nota en la actividad diaria. «Hoy, por ejemplo, solo se encuentran sin trabajar dos empleados», señalaba ayer el director de Recurso Humanos, Alfredo Campuzano. Los efectos del expediente regulador no se notan mucho por el momento. Para la próxima semana está previsto que apenas siete personas tengan que quedarse en casa. La escasa incidencia del ERE rotatorio en estos momentos se debe a que la plantilla que antes hacía tareas productivas está llevando a cabo ahora trabajos de limpieza y mantenimiento. El trabajo está dividido entre Vigo, Domaio y Vilagarcía de Arousa.

En total la solicitud de ERE presentada a la Xunta afecta a 134 trabajadores, que son los que, como máximo, pueden ser enviados temporalmente a casa. Pero eso se hará en función de la producción y de las necesidades de cada momento.